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Criminalización y estigma son consecuencias del aborto no legalizado


Durante el cuarto eje del Parlamento Abierto, “Aborto: una aproximación desde la salud”, la activista Natali Hernández declaró: “lo reciente no es la exigencia del aborto, sino su criminalización”

Puebla / Allison Madrid (Lado B).- “Asumir si una mujer puede o no abortar, si debe o no abortar, es absolutamente un tema político de participación exclusiva de las mujeres (…) de lo que sí tienen que encargarse ustedes, hablo a  los diputados y las diputadas, es de procurar buenas prácticas y condiciones benéficas a la salud de las mujeres”.

Así lo mencionó la psicóloga Alma Xiomara Sarabia, especializada en perspectiva de género y feminismo del Centro de Análisis, Información e Iniciativa Social (Cafis), el primer día del tercer eje del Parlamento Abierto que se centró en el aborto desde una perspectiva de la salud.

En su ponencia, Alma Xiomara también expresó que el propósito de estas ponencias no es “pedir permiso” sino “[exigir] seguridad social y médica”, pues afirmó que los abortos son tan antiguos como los nacimientos mismos y que si las mujeres sufren no es a causa del aborto sino por el estigma social y el rechazo que las silencia.

El aborto no es nuevo, pero sí su criminalización

El segundo día del eje se caracterizó por una alta participación de personas opositoras a la interrupción legal del embarazo, donde la única mujer participante a favor de la legalización del aborto y de los derechos sexuales y reproductivos fue Natalí Hernández de Cafis, quien aseguró que “lo reciente no es la exigencia del aborto, sino su criminalización”. Criminalización que, a su vez, no reconoce los saberes y experiencias de mujeres, asociaciones y colectivas que acompañan procesos de aborto.

Como mencionó Natalí en su exposición “hablar de la despenalización del aborto implica (…) el reconocimiento de la diversidad de prácticas de aborto que actualmente prevalecen, y no caer en absurdas generalizaciones”. 

El resto de los nueve ponentes —la mayoría hombres— se posicionaron en contra de estas iniciativas. Resaltando la ponencia de Adrián Rodríguez Corona, quien aseguró que el hombre también es víctima del aborto y dijo que “el miembro más olvidado de esta [ecuación abortista] es el hombre”. 

Así como la exposición del autor Andrés Rosas Nieto, quien habló sobre las “intervenciones masónicas” que buscan “negar el derecho a la vida” y que se encuentran coludidas con las más altas autoridades en el país para “establecer una agenda ideológica en nuestro país para hacerse de la consciencia de los jóvenes”. 

ILE como parte de la educación sexual integral

Durante el tercer día, se contó con la participación de la senadora María Lucia Mícher (Morena), quien defendió la legalización del aborto como parte de una propuesta integral que comienza con una educación sexual apropiada, ya que esta “no incrementa la actividad sexual, las conductas sexuales de riesgo ni las tasas de VIH o las ITS”.

Por su parte, Aníbal de la Vega, de la colectiva Transversales, habló sobre la falta de conocimiento que existe sobre personas trans y no binarias en relación al aborto y salud reproductiva.

Asimismo, explicó que aunque “las personas empobrecidas y racializadas tienen saberes propios” que en ocasiones les permiten abortar de forma segura, lo que se busca es parar la criminalización de esos y otros grupos vulnerables como lo son mujeres adolescentes cis, hombres trans y personas no binarias.

El aborto es una etapa natural de la vida reproductiva

Finalmente, durante el cuarto día, se contó con la participación de diversas psicólogas y expertas, entre ellas Sofía Garduño —quien co-coordina el Fondo de Aborto para la Justicia Social María de la Asociación Civil Balance— y Vanesa López Silva —de la Colectiva Coatlicue SiempreViva—. Esta última en una de las réplicas aseguró que el aborto no es solución de nada y no busca serlo, sino que es más bien una etapa natural de la vida reproductiva de la mujer.

En su ponencia, la psicóloga Sofía Garduño hizo un llamado a la sociedad y a las y los legisladores a accionar desde la empatía, la comprensión y el respeto absoluto agregando que

“no son mujeres abstractas las que abortamos, somos mujeres que formamos parte de familias y comunidades reales”.

De igual forma, tanto ella como Vanesa López desmintieron el llamado ‘síndrome post-aborto’ que grupos anti-aborto han mencionado en reiteradas ocasiones definiéndolo como una especie de síndrome de estrés post-traumático.

En su exposición, Sofía Garduño citó a la Asociación Psiquiátrica Americana y mencionó que “debido a la falta de evidencia científica [la Asociación] no reconoce el síndrome post-aborto como un diagnostico legitimo de salud mental desde el año 2002”.

Cabe recordar que, durante el primer día de este eje de discusión, Humberto Bautista Rodríguez aseguró que las mujeres que abortan presentan “alteraciones mentales” y posteriormente presentó cifras de otros países y del siglo pasado para justificar sus aseveraciones de que las mujeres que abortan son más propensas al suicidio.

Vanesa López, por otro lado, habló también sobre los estragos que ocasiona el estigma social que enfrentan las mujeres que abortan siendo este, y no la terminación de sus embarazos, el que ocasiona el malestar en ellas, y dijo:

“muchas mujeres deciden ocultar sus historias de interrupción del embarazo para lidiar con el estigma; sin embargo, esto conduce a malestar psicosocial, represión de emociones y pensamientos, así como el distanciamiento social”.

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