Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- Una ex alumna de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas denunció el acoso que vivió cometido por un alumno en el 2014, así como la omisión de las autoridades universitarias. A pesar de realizar la denuncia en la institución educativa fue omisa en ese momento, el consejo de la escuela nunca sesionó, a pesar de haber pruebas y testigos, incluso no fue la única alumna acosada en ese momento. El alumno continuó con sus estudios sin que fuera sancionado, la alumna continuó viendo a su agresor durante dos años más.
Los hechos
Escribo esto con el dolor y la impotencia de quién ha sido silenciada pero ahora con la seguridad de que seré escuchada y abrazada por mis compañeras.
En 2014 colaboré como staff en el Encuentro Nacional de Estudiante de Historia que organizó la UNICACH en conjunto con la UNACH en San Cristóbal de Las Casas, en ese entonces VICENTE “N” representaba a la escuela de historia de la UNICACH ante la Asamblea Nacional de Estudiantes de Historia, parte de sus obligaciones como delegado era colaborar del evento.
Sin embargo el primer día de actividades desapareció durante el día y por la noche llegó evidentemente ebrio al hotel donde todo el staff estaba hospedado, mientras cenábamos en el comedor VICENTE comenzó a lanzar agresiones verbales de origen sexual a mi persona, en una mesa con más personas, solo una compañera intervino, VICENTE me decía que estaba muy buena, que tenía buenas nalgas y buenas tetas, que iba a ser la siguiente delegada (y lo fui pero por elección democrática) que podía beneficiar a la escuela y convencer de cosas que no entendía a otros delegados aprovechando que estaba muy guapa, comentó cosas personales que jamás había mencionado antes como el puesto que mi papá ocupaba. Me asusté muchísimo, tenía 19 años y no sabía qué hacer, aún no me había tocado ¿Qué podía decir o hacer? No podía reaccionar porque no terminaba de entender la situación.
Me fui, la presencia y el comportamiento invasivo de este hombre me sobrepasaron, me levanté de la mesa y caminé para salir del comedor y atravesar el jardín a oscuras y llegar a mi habitación, VICENTE me siguió de cerca mientras yo caminaba rápido para evitarlo, pero cuando llegué al pasillo de mi habitación entendí que estaba vacía, que para mí era un riesgo abrir esa puerta entonces intente despedirme a la distancia de él pero me exigió que le besara y cuando me negué me sostuvo con mucha fuerza y me jaló hacia el otro pasillo donde supongo estaba su habitación, afortunadamente conseguí deslizarme y correr a la habitación siguiente a la mía, mi compañera, la única que intervino por mí me abrió y me preguntó que pasaba mientras yo temblaba tanto que no podía hablar.
En esa habitación estuve aproximadamente una hora y media, salí para buscar un tenedor en el comedor, pensando que VICENTE ya se había dormido, pero cuando caminé por el pasillo me di cuenta que estaba parado a un lado de la escalera completamente desnudo, entonces corrí mientras él gritaba mi nombre, fui al comedor y pedí que me acompañaran, dos personas también fueron testigos.
Un rato después llegó el director de la facultad de humanidades Rafael de Jesús Araujo González y habló con él, mi caso no es el único de esa noche, otra mujer fue agredida por VICENTE ese día. Al otro día el Rafael Araujo expulsó a ese hombre del evento.
Acudí al consejo de la escuela de historia, en ese momento yo era consejera, expuse mi caso por escrito, avalado por el testimonio de la compañera que fue testigo, pero el consejo nunca sesionó, no me dejaron ejercer mi cargo por no poder ser juez y parte pero tampoco suplieron el vacío que dejaba. Me sentí abandonada por las autoridades universitarias, decepcionada de mis cercanos a quienes les dije que quería proceder legalmente y me dijeron que me callara, que denunciando no iba a pasar nada pero no denunciando tampoco sucedió nada y durante casi dos años ví diariamente a mi agresor en los pasillos de la escuela y no satisfechos con ello lo dejaron hacer el servicio social en la coordinación de historia a cargo de Marla Alcázar Díaz quien conocía de cerca y de sobra lo que había pasado.
Me siento herida, dolida con la universidad que me formó, avergonzada de decir que egresé de esa facultad que me falló y revictimizó. Aunque algunas compañeras me ofrecieron su ayuda para escrachar a VICENTE “N” no me sentía segura, tenía miedo y vergüenza pero ya no, puedo hablar y decir que quiénes deben sentir vergüenza son ustedes, por omisos y encubridores porque esa fue una agresión casi pública y nunca hicieron nada.