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Luna Roja por Enriqueta Burelo Melgar


Enriqueta Burelo Melgar Programa de la Mujer, Consejo Estatal de Población 1984, Fundadora del Departamento de Género, UNACH y fue Secretaria Municipal de la Mujer, Tuxtla Gutiérrez (2015-2018). Se ha desempeñado como articulista y conductora de televisión. Colaboró en el libro Desde mi Piel, un retrato de 20 políticas chiapanecas en el 2015.

 

Por Enriqueta Burelo Melgar

 

En la entrega de los Oscares en el 2019 un tema que es considerado asunto de mujeres y al que no se le da mucha importancia salvo para gravar con impuestos las toallas sanitarias, los tampones, las bragas, las copas menstruales, volvió a estar en la palestra, cuando el documental “El Periodo. El Final de una Sentencia”, ganó en la categoría mejor documental corto. “No lloro porque esté en mi periodo ni nada por el estilo. No puedo creer que un documental sobre la menstruación acaba de ganar un Oscar” exclamó emocionada Rayka Zehtabchi, directora de “Period. End of Sentence“. El filme, que produjo y lanzó Netflix en 2018, sigue a un grupo de jóvenes en una aldea de la India que hace toallas sanitarias en una pequeña fábrica.

Actualmente la unidad emplea a siete mujeres entre 18 y 31 años de edad. Trabajan ocho horas diarias durante seis días a la semana y se les paga un salario mensual de 2.500 rupias, 700 pesos mensuales. El centro produce 600 compresas al día que se venden bajo la marca Fly. Kathikhera se encuentra a 115 km de Delhi donde, como en el resto de India, la menstruación es un tema tabú. Este pequeño negocio, ha ayudado a mejorar la higiene femenina en el pueblo. Antes de que empezaran a operar, la mayoría de las mujeres usaban trozos de tela de saris o sábanas viejas cuando les llegaba su período. Ahora el 70% usa compresas.

Una mujer que comienza su ciclo menstrual a los 13 años y llega a la menopausia a los 50 años utilizará alrededor de 13 mil 320 toallas femeninas o tampones durante su vida fértil, lo que representa un costo aproximado de 26 mil 400 pesos si en promedio cada unidad tuviera un precio de 2 pesos, en México el paquete de toallas más barato 30 pesos, dividido en 14 toallas equivale a 2.14 pesos por unidad, lo cual nos parece barato a quienes tenemos poder adquisitivo, pero una familia promedio mexicana donde puede haber 3 hijas y la madre todavía en periodo fértil, son 120 pesos mensuales en promedio o más, una madre de familia de una colonia popular nos cuenta que ella gasta 300 pesos mensuales en toallas sanitarias, recursos que le podrían, servir para adquirir una despensa.

En localidades de Oaxaca, Chiapas y la Huasteca Potosina es usual que las escuelas no cuenten con sanitarios, complicando así la higiene menstrual, el desempeño escolar y el desarrollo pleno de las adolescentes.

Los tampones y toallas sanitarias pueden estar elaborados con materiales tóxicos por lo que las copas menstruales son una solución idónea, pero su precio 785 pesos es inaccesible para buena parte de la población en edad fértil, sin embargo tienen una vida útil de 10 años, en seis meses ya amortizaste el costo, también existen las toallas biodegradables cuestan 115 y el paquete de tres, 325 pesos y una vida útil de dos a tres años, señala la activista feminista Selene Domínguez.

Estos productos para gestionar la menstruación son de primera necesidad, por lo que no tener acceso a ellos “aumenta las probabilidades de ausentismo, deserción escolar, infecciones y precarización económica”, aunado a ellos en localidades de Oaxaca, Chiapas y la Huasteca Potosina es usual que las escuelas no cuenten con sanitarios, complicando así la higiene menstrual, el desempeño escolar y el desarrollo pleno de las adolescentes.

La pobreza menstrual (period poverty en inglés) es la falta de acceso a productos sanitarios, educación sobre higiene menstrual, inodoros, instalaciones para lavarse las manos y/o gestión de residuos. En México, según datos de CONEVAL  4 de cada 10 mujeres viven en situación de pobreza. Asimismo, según el EVALÚA CDMX7 y el Método de Medición Integrada de la Pobreza (MMIP), en 2018 el 36% de la población mexicana no tenía abasto diario de agua, el 33% vivía sin excusado con descarga directa de agua y casi el 10% no contaba con sanitario o no era de uso exclusivo.

Por ello organizaciones feministas, señalan que el tema de la salud menstrual se convierte en un tema de desigualdad que debe ser atendido por el Estado, un movimiento cada vez más global exige políticas públicas que reviertan la desigualdad que genera la gestión de la menstruación.

Y para finalizar sobre el tema, en Bogotá, el caso de una mujer habitante de calle que durante su periodo menstrual solía reutilizar toallas sanitarias que encontraba en la basura, hizo que la Corte Constitucional de Colombia le ordenara a las autoridades sanitarias de la capital del país suministrar de manera obligatoria toallas higiénicas a las habitantes de calle.

A un año de haber elaborado el artículo estoy gratamente sorprendida por la iniciativa de ley presentada por un grupo de diputadas de diferentes fracciones políticas como Martha Tagle del Movimiento Ciudadano , Verónica Almaguer del PRI; Nayeli Fernández Cruz del Partido Verde Ecologista de México; Wendy Briceño Zuluaga, del de Morena, Laura Rojas Hernández Pan, Verónica Juárez Piña PRD y Olga Patricia Sosa Ruiz, del Grupo Parlamentario del Partido Encuentro Social, entre otras, en relación a la necesidad de un abordaje de la salud menstrual a través de políticas públicas y financiamiento apropiado, el texto de la iniciativa señala que es inconcebible que un proceso fisiológico por el que todas las mujeres atravesamos sea ignorado en la agenda pública, y que su atención se deje, una vez más, al ámbito privado.

Existen casos en los que esta carencia de información y de productos adecuados (toallas femeninas, tampones y/o copas menstruales y pastillas para disminuir el dolor de los cólicos) provoca la ausencia de las aulas en los casos de las estudiantes o en edad más avanzada de sus lugares de trabajo, lo que impacta en su desempeño escolar o en su economía. Muchas mujeres no cuentan con las condiciones en sus lugares de trabajo de instalaciones higiénicas, intimas, cómodas y seguras para tener una menstruación digna.

Esta  iniciativa busca sentar elementos básicos para que en forma gradual se avance hacia una verdadera política pública que garantice a las niñas, adolescentes y mujeres el acceso a estos productos de higiene indispensables para su desarrollo e incorporación plena a todos los ámbitos de su vida.

Bienvenida esta iniciativa, que responde a una necesidad imperante de las mujeres en especial las de clases económicas desfavorecidas ante un tema que atañe a todas las mujeres.

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