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Nuestros pueblos originario han resistido por no desaparecer: Nadia López García

Hoy en el día internacional de la lengua materna que se conmemora desde el 2002 con el objetivo de promover el multilingüismo y la diversidad cultural, queremos reconocer a la poeta, oaxaqueña Nadia López García

Nadia López García, de la Facultad de Filosofía y Letras y exbecaria del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad, recibió el Premio Nacional de la Juventud 2018 por su labor en el fortalecimiento de la cultura indígena.

Nació en la Mixteca alta de Oaxaca en 1992. Estudió la licenciatura en Pedagogía en la UNAM; ha escrito poesía en mixteco y español. Algunos de sus versos se han publicado en la revista Punto de Partida. Fue también becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas.

Nadia ha realizado diversos talleres, conferencias para el fortalecimiento de las identidades y el empoderamiento de la mujer indígena, también ha trabajado con niños y niñas que han sufrido violencia por hablar sus lenguas maternas.

“Nuestros pueblos originarios han resistido por no desaparecer, por no olvidar nuestras palabras”

Nadia mira a los ojos de quien le hace las preguntas y aclara que ser poeta bilingüe no es igual que auto traducirse y en su caso los poemas a veces le llegan en mixteco y otras en español y eso le implica expresarse en dos mundos distintos.

“Escribo mucho sobre mis abuelas y mis tías Odilia y Otilia, ya muertas, a veces siento que escribo lo que ellas no pudieron decir, entonces cometo la locura de preguntarles sí en verdad querían decir cuando estaban en vida eso que puse”, apunta.

La autora escribe para sí misma, para sacar lo que está dentro y cree en la existencia de la capacidad de sorpresa de las musas a las cuales atrae con unas redes en forma de cuadernos.

“De repente voy caminando por la calle y aparece algo que puede convertirse en poema, para eso llevo una libreta mini color naranja donde pongo ideas que luego paso a otra más grande, color turquesa”, revela.

Nadia también escribe prosa. Un cuento suyo será traducido al árabe, pero su vocación es hacer poesía, la herramienta que usa para defender su derecho a la rebeldía con la mitad de sus creaciones en el idioma prohibido de su casa, el mixteco.

“Es más rico que el español, tiene mejores giros para la poesía”, asegura.

Poesía

Tu´un ña xika

In kii tono vichi nta´a kua´a nivi nxitu´nchuana yucha ntoó iniyu
Xicata nkao ñuyu cha kue chaku ntatuna nivi ntakuniyu kachi me mayanu ña saanso
Yikako xi xa´ako sani xi anako mikiso kacho ña nkakako ta xitako ta ka´an ta kuino
Mancha ta kisho kacha ña na kuchaso´oko ñu´uko nchii nikiyo ma ntañuko xi ya´ako

Kacha ña ri na kaka viri ku´untañuko xi ya´ako xi anako ma ntani´i ichi nvi´i vee ku sho sho na´aa tu´uu savi me matzanu kacha ño tu´un anako saanso xiki ntia tatu na kosoko xi xa´ako saan kaka kosoko nuú tono savi tono tu´un ña ntantikanui sa´ana kuentañu´uin tu´unko xiki xikanchivi.

Lengua que camina

En días como hoy, cuando el mar de gente inunda mis ríos, cuando siento que mi corazón está tan lejos de mi tierra y no escucho las voces de mi gente, recuerdo a mi bisabuela.

Ella decía que siempre caminamos, que caminamos con los pies, pero también con el alma.
Nunca se deja caminar, una camina cuando canta, cuando habla, cuando ama, incluso, cuando duerme. Decía que si escuchamos a la tierra de donde somos, nuestros pies no perderían el rumbo, decía que había que tener cuidado al caminar pues podría pasar que nuestros pies se perdieran, que nuestro corazón no encontrara el camino a casa y que nuestra lengua, nuestra lengua de la lluvia, poco a poco se secara…

Mi bisabuela decía que la lengua, nuestra voz del corazón, siempre camina y se secaría si dejábamos de regarla con nuestros pies, con nuestro paso, con nuestro caminar.
Así es como una debe caminar, decía ella, caminar regando la tierra como lluvia que bendice, como lengua que florece y no se pierde, por eso la lengua camina y camina mucho.

 

Fuente: La Vanguardia y Revista sin fin

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