Aunque las emociones, las posturas, sentires, proyecciones y temores son diversos, lo que es un hecho es que la posibilidad de que México sea gobernado por una mujer por primera vez es un acontecimiento importante que abre puertas, refleja avances y deja evidencia del largo camino que queda para alcanzar la igualdad.
Ana Karen García, Economista por la Universidad Nacional Autónoma de México. Periodista especializada en género, derechos humanos, justicia social y desarrollo económico.
México / Ana Karen García.- En el mundo hay menos de 20 mujeres ocupando puestos de presidentas o primeras ministras en funciones y no muchas más han tenido estos cargos en el pasado. Este 2024 México celebrará elecciones y dos de los candidatos con mayor intención de voto son mujeres: Claudia Sheinbaum Pardo y Xóchitl Gálvez Ruíz.
Más allá de las posturas y posiciones políticas, la posibilidad de que México tenga a su primera presidenta es un acontecimiento relevante para la igualdad de género, una meta en la que casi todo el mundo avanza lento.
A escala global, sólo el 11% de los Jefes de Estado son mujeres y sólo 13 países cuentan con gabinetes igualitarios, de acuerdo con cifras de la ONU Mujeres.
En este texto se muestran las opiniones, a título personal, de tres mujeres en distintos contextos sociales, laborales y económicos sobre la posibilidad de que México sea liderado por una mujer por primera vez en su historia.
Independencia económica para mujeres
“Yo pienso que sí puede haber más oportunidades para nosotras las mujeres, no sé, pienso en temas de inseguridad, de empleo, de integración y hasta de incentivos para los negocios familiares”, dice Marta Beatriz Casas, mamá de tres, trabajadora del hogar y dueña de un local de frutas y ensaladas.
Marta Casas vive en Chimalhuacán, Estado de México, entidad que gobierna Delfina Gómez, también la primera mujer que ha ocupado ese cargo, y viaja de lunes a viernes a la Ciudad de México para trabajar. Los fines de semana atiende su local por las mañanas afuera del deportivo “El Tepalcate” de su colonia.
Ella también considera que es una oportunidad para desarrollar, desde una perspectiva de género, programas encaminados a la independencia económica de las mujeres, especialmente las más vulnerables.
“Pienso en cómo se dan apoyos para pequeños negocios, pero como te piden muchos requisitos o todo es muy técnico, las que no estudiamos o no entendemos bien quedamos fuera, quizás también puedan generarse programas enfocados en mujeres como”, dice.
Que haya mujeres en puestos directivos o de poder amplia la perspectiva y pone focos en donde quizás antes no los había, afirma la ONU Mujeres. La igualdad de género en la política es positiva, no sólo para garantizar los derechos de las mujeres y su participación en la sociedad, también para el desarrollo y crecimiento de las economías.
Oportunidad para tener un país abierto, plural e inclusivo
“El hecho de que se logre tener una mujer presidenta en nuestro país sería muy importante ya que daría voz a muchas mujeres que no la tienen, que pasan desapercibidas ante los ojos de las políticas públicas, o se invisibilizan sus problemas o trabajo en casa. Eso sería un parteaguas para pensar en un México con una visión más abierta, plural e inclusiva”, dice, por su parte, Eufemia Basilio Morales, académica en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
En entrevista con El Economista, Basilio Morales agrega que, aunque los retos son grandes para este nuevo sexenio, tener una presidenta en México podría representar un avance.
“Creo que las siguientes elecciones serán muy importantes para la historia económica y política de México. Será crucial, dado el momento económico de frente a la recuperación que vive el país. Habrá que esperar los resultados finales de la elección, pero, independientemente de cuándo ocurra, para México será un parteaguas tener a su primera mujer presidenta”, dice la también Doctora en Economía.
“Tener una presidenta tendría un impacto positivo, siempre y cuando la mujer que tomara las riendas del país tuviera una visión de género como eje rector de su gobierno, cosa que considero debe ser así, aunque desgraciadamente no se puede dar por hecho. Ojalá sea así, y se resarzan los problemas en todos los ámbitos que existen para las mujeres, sin importar intereses políticos que pretendan continuar con la misma dinámica social y política que ha venido afectando a las mujeres en las últimas décadas. Ojalá exista sororidad en el próximo gobierno y realmente se genere ese cambio histórico tan esperado por el bienestar de las mujeres más vulnerables, y para toda la población en general pensando en el tenor de la equidad de género”, agregó Basilio Morales.
Una puerta que se abre, aunque con incertidumbre
Desde la trinchera del sector privado, Gabriela Ortiz Esquivel, directora de Insights en uno de los grupos de productos de higiene con más presencia en México, comparte la preocupación sobre los ejes de la política pública que se puedan llevar, pero considera importante las señales que deja el tener a una mujer en la presidencia.
“Lo que me parece importante es que deja este mensaje: ya se puede. Tal vez antes era impensable que una mujer liderara el país y ahora esa puerta ya se abrió. Pasa lo mismo en una compañía y en cualquier lado, es este paso de dar evidencia de que de que las posiciones están abiertas y eso lo celebro”, dice Ortiz Esquivel en entrevista con esta casa editorial.
Adicionalmente, Ortiz Esquivel considera que el sector privado también ha trabajado y avanzado en generar condiciones de igualdad en términos laborales; “Creo que el sector privado arrancó hace ya un tiempo y es cada vez más común ver mujeres en posiciones de liderazgo, no creo que al sector privado se le complique caminar en esa línea de la inclusión y diversidad”, añadió.
¿Por qué importa?
Además de ser parte fundamental de la justicia social, la presencia de mujeres en posiciones de liderazgo aumenta la probabilidad de que se consideren sus necesidades en la toma de decisiones, motiva a otras mujeres a desempeñar esas funciones y promueve la igualdad de género como eje central de todas las políticas, de acuerdo con la resolución de la Asamblea General de las Nacionales Unidas en el ámbito político las mujeres que han llegado a estas posiciones han generado un impacto positivo en la economía y sociedad.
“Que una mujer gobierne el país sería un hecho importante porque la visión de una mujer en el ámbito político, económico y social es determinante para pugnar por disminuir las desigualdades de género y brechas que persisten entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo, educativo, financiero. Sería importante también combatir la terrible violencia género, que se ha acrecentado en los últimos años, nadie mejor que una mujer puede comprender los problemas por los que pasamos las mujeres, y lo que hay que hacer para erradicar los grandes problemas a los que nos enfrentamos”, asegura Basilio Morales.
También refleja y expone posibilidades que antes no existían, para Marta Casas sí es una oportunidad de que los niños, jóvenes y las siguientes generaciones sueñen con ser y hacer más cosas. “Creo que es un cambio en cómo nos vemos las mujeres a nosotras mismas y lo capaces que somos. Es como cuando vimos que las mujeres también podían ser astronautas o ingenieras y entonces más mujeres empezaban a soñar con eso”.
Sin importar quién sea, los retos son grandes
Ortiz Esquivel, considera que, tanto en términos económicos como en términos sociales, quien gobierne el país los próximos seis años encontrará retos importantes.
“Creo que el tema de la inseguridad y la presencia del crimen organizado en todos los aspectos de la vida pública es urgente de resolver. En un segundo plano considero que otro de los grandes retos será la estrategia económica porque, aunque se han registrado algunas buenas noticias, el crecimiento es débil”.
Después de la crisis económica por Covid-19, en 2020 y 2021, y la ola inflacionaria que se atravesó en 2022, los números en 2023 y las proyecciones para 2024 son de mayor estabilidad macroeconómica y financiera, pero todavía con avances modestos. En los años recientes México ha logrado reducir las brechas de desigualdad, algunos indicadores de violencia han bajado y la pobreza también cayó, pero todo de manera modesta. Los retos todavía son grandes.
En términos propiamente económicos, la Doctora en Economía, Eufemia Basilio destaca que se esperaría que en la siguiente administración se dé un giro político que cambie las condiciones de recesión económica, reduzcan la pobreza y desigualdad. “Se requiere abandonar la estabilidad como uno objetivo y apostarle al crecimiento sin temor de romper el equilibrio o incrementar los precios”, finalizó.
Aunque las emociones, las posturas, sentires, proyecciones y temores son diversos, lo que es un hecho es que la posibilidad de que México sea gobernado por una mujer por primera vez es un acontecimiento importante, que abre puertas, refleja avances y deja evidencia del largo camino que queda para alcanzar la igualdad.