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Por la Cuarta: Cumplir 50 años por Enriqueta Burelo Melgar

Enriqueta Burelo Melgar Programa de la Mujer, Consejo Estatal de Población 1984, Fundadora del Departamento de Género, UNACH y fue Secretaria Municipal de la Mujer, Tuxtla Gutiérrez (2015-2018). Se ha desempeñado como articulista y conductora de televisión. Colaboró en el libro Desde mi Piel, un retrato de 20 políticas chiapanecas en el 2015.


Por la Cuarta | Enriqueta Burelo Melgar

Que implica cumplir 50 años, creo que cada mujer te dirá algo diferente atendiendo al dicho popular “como te haya ido en la feria”, sin embargo, en una época, llegar a los 50 implicaba entrar en ese laberinto del terror que era la vejez, y lo que ello implicaba las canas, la perdida de ganas, lo cual hemos comprobado que es una falacia o que nuestra salud se iba a enfrentar a padecimientos propios de la edad como la perdida de colágeno, las arrugas, la gravedad, y otras cositas y abajo y abajo, en lugar de arriba y arriba.

Afortunadamente las de mi generación o sea la baby boomers hemos celebrado la llegada de los 50s como si fuera una nueva aventura, un nuevo encuentro con nosotras mismas, lo que me parece rico, fabuloso, y tal como dice como Jean Shinoda Bolen, en lugar de  convertirnos en mujeres mayores invisibles y descontentas, estamos descubriendo  la tercera fase de nuestras vidas en una etapa de esplendor, plenitud, orgasmos y tinder, pa que queremos más.

No deja de haber cierto miedo, ya que cruzamos un territorio desconocido, sin embargo, hoy tenemos las mujeres diversas herramientas como ir a terapia, la deconstrucción, las amigas, los grupos de autoayuda, las lecturas, el tarot, reflexiones personales y otras más frívolas como los avances de la cosmética y la cirugía plástica. Hoy podemos tener chichis, cejas, nalga, hasta el otro día me reía, cuando leí que el nuevo gel de Benzal para las partes íntimas tiene ácido hialuronico y colágeno, o  sea pa que abajo, nuestra cosita, este como quinceañera.

Para un patriarcado orientado sobre todo hacia la juventud, convertirse en una mujer mayor es convertirse en alguien invisible, sin embargo, ese paradigma hoy está siendo destruido, el mundo se puso al revés, los medios reaccionaron y algunos no lo podían creer cuando se enteraron que uno de los candidatos a la presidencia de Francia, Emmanuel Macron, tenía una relación con una mujer de 64 años. A nadie le cabía en la cabeza que un hombre tan joven pudiera salir con la que era su profesora en sus tiempos de universitario.

El sitio EliteSingles, página web para conocer personas en línea, realizó un estudio donde reveló que 450.000 usuarios de esta web prefieren salir con mujeres mayores. La propuesta se realizó con hombres de edades comprendidas entre 20 y 29 años.

Las mujeres que cumplieron la mayoría de edad durante el movimiento feminista a finales de los sesenta y setenta han rechazado estereotipos, explorado nuevas posibilidades, desafiado  viejas limitaciones, he insistido en volver a definirse en cada nueva década, a medida que la generación de mujeres del baby-boom vaya alcanzando esta tercera etapa de madurez, la connotación de la palabra “vieja” cambiará

Hoy mujer madura ya tiene otra connotación, puede ir acompañada de otros adjetivos como sexy, inteligente, elegante, glamorosa, hasta me han dicho jugosa, lo cual me causa cierta duda, que tipo de jugo seré, me gustaría una combinación de fresa y naranja o simplemente mandarina, me gustan los cítricos y antioxidantes, y también, lo de mujer madura, puede ir acompañado de un comentario de parte de un millenials: me encantan las mujeres maduras, y podía enseñarme todo lo que usted sabe, bueno eso es cortar rabo y oreja, lo digo simbólicamente, ya que estoy en contra de las corridas de toros.

En lo particular, hoy me siento más segura al correr riesgos, estuve a punto de tirarme de un Bunge en la feria, pero como estoy pasadita de peso no me dejaron, no sé si les dio temor que se rompiera o me diera un infarto, me encantó que una señora a mi lado le dijera a su hijo, mira como esa señora está dispuesta a saltar y tú no te quieres subir.

Ser una mujer que realiza sus propias elecciones en la tercera etapa de su vida significa que lo que decidimos hacer o ser debe estar en consonancia con nuestra genuina personalidad anímica. Sin embargo, para una mujer mayor de hoy en día, una vida gratificante generalmente implica tomar decisiones y correr riesgos.

La experiencia del paso de los años deberá permitirnos elegir con más criterio y libertad, deberá permitirnos elegir y decidir con más criterio y libertad. En aceptar el cambio estará la clave que nos haga felices con el paso del tiempo y el devenir de las canas y arrugas. Debemos distinguir la aceptación y la resignación. Mientras que en la resignación existe tristeza, abatimiento o melancolía, en la primera hay un cierto grado de satisfacción.

La autora de Las Diosas de una Mujer Madura, Jean Shinoda Bolen, señala: fueron analistas freudianos del sexo masculino los que me enseñaron psicología femenina, y ellos precisamente creían que toda mujer era intrínsecamente inferior por carecer de pene. Afirmaban que la envidia del pene se aliviaba temporalmente cuando quedaban embarazadas y tenían un hijo. Confieso que le tengo envidia al pene, pero solo cuando se trata de hacer pipí, es más fácil para los hombres hacer pipí en cualquier lado, a nosotras nos hacen casita y nos mojamos los zapatos, a menos que seamos juchas, dicen las malas lenguas, y la mía que no es muy buena que no usan calzón y que nada más extienden sus naguas y hacen pipí, que envidia.

Quiero finalizar con esta reflexión de María López Villalobos en El Triunfo de la Cana:¿Que la imagen de JLo y Shakira moviendo sus caderas a un ritmo imposible irradia poderío? Sí. ¿Que se puede ser igual de poderosa e inspiradora enseñando canas, arrugas o decidiendo no enseñar nada en absoluto? Queda demostrado que también.

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