Home > Opinión > Por la Cuarta: “A la que le toca le toca” por Enriqueta Burelo

Por la Cuarta: “A la que le toca le toca” por Enriqueta Burelo

María Enriqueta Burelo Melgar originaria de Chiapas ha sido Coordinadora del Programa de la Mujer, Consejo Estatal de Población 1984, Fundadora del Departamento de Género, UNACH y fue Secretaria Municipal de la Mujer, Tuxtla Gutierrez ( 2015-2018). Se ha desempeñado como articulista y conductora de televisión. Colaboró en el libro Desde mi Piel, un retrato de 20 políticas chiapanecas en el 2015.


Por la Cuarta | Enriqueta Burelo Melgar

 

“A la que le toca le toca”. Esa es la frase más realista para explicar las probabilidades que cada mujer tiene de desarrollar cáncer de mama y “ser mujer y cumplir años” es uno de los principales factores, además, a medida que avanza la edad, aumentan las probabilidades. “El 80 por ciento son mujeres mayores de 50 años”.

Por otra parte, el cáncer de mama es una enfermedad de múltiples causas con factores predisponentes externos como los elementos ambientales, comportamentales, estilos de vida de determinada cultura y sociedad y/o causas internas, como la predisposición genética. Predominantemente, las causas están interrelacionadas.

Es preocupante la alta prevalencia e incidencia del cáncer de mama sobre todo en mujeres, es el segundo tipo de cáncer más frecuente en el mundo, asimismo, uno de los factores que elevan los índices de mortalidad es el diagnóstico tardío y con ello el estado avanzado de la enfermedad cuando inicia el tratamiento.

Afortunadamente, hoy con las constantes campañas que se hacen por parte de las instituciones de salud y de las asociaciones civiles que hacen un excelente trabajo tanto a nivel informativo como de acompañamiento a las mujeres que han contraído cáncer de mama y que tienen que pasar por el calvario del tratamiento, muchas mujeres acuden periódicamente para hacerse la mastografía cuando la edad ya lo exige, o un  ultrasonido, asimismo, cada mes en la intimidad de su casa se hacen una revisión manual ellas mismas, lo que es un gran logro, un primer paso.

Las cifras son claras: los tumores detectados en un estadio inicial tienen cerca de un 90 por ciento de posibilidades de cura. “Por eso, es importante el compromiso de cada mujer”, La recomendación general es “a partir de los 25 años, realizar un control anual que incluya el examen clínico y, cuando el profesional lo indique, una ecografía mamaria. La mamografía, en cambio, se indica a partir de los 40 años y suele repetirse en forma anual.

Pero pasa algo curioso en este infierno de mutilaciones, quimioterapias, hospitales, donde cada día es el último día, las mujeres que logran salir ilesas de cuerpo y espíritu, se convierten en arquitectas de su propio destino como dice el poeta y asumen un liderazgo para apoyar a otras compañeras que sufren el mismo mal, y logran salir adelante fortalecidas y abusando de otra cita popular: lo que no mata fortalece.

Me encantó encontrar en un diario argentino Clarín que tiene un suplemento Entremujeres, la historia de la diseñadora Ana Paula Borbolla, titulado  “Cáncer de mama y otras “deconstrucciones, cada desafío nos fragmenta, y volvemos al ruedo uniendo las partes. Iguales, pero distintas”.

En el marco del Día contra el Cáncer de Mama, creó una colección  que pone de manifiesto este cambio de perspectiva, los antecedentes son los siguientes, hace más de cinco años y después de su propio diagnóstico, creó Hijas de María, una marca de lencería sensible a los cambios en el cuerpo y la revolución en las emociones que atraviesan aquellas personas que reciben un diagnóstico de cáncer de mama y, algunas de ellas, una posterior mastectomía. Colores variados, encajes, transparencias, puntillas, Ana Paula quería darles a aquellas que no podían elegir entre muchas opciones de lencería una oferta delicada y también sexy.

Después de esta experiencia Ana Paula Borbolla, revisa las exigencias que se imponen (y nos autoimponemos) sobre la imagen corporal y repiensa la idea de “vernos bien”. ¿”Disimular” una parte de nosotras para vernos mejor? ¿Qué pasa si hacemos lo contrario, y ponemos de manifiesto lo diferente, lo asimétrico?

Hijas de María nació para disimular asimetrías, pero hoy creo que es una de muchas opciones posibles: podés reconstruirte con cirugía estética, lograr simetrías con corpiños o, también, lucir asimétrica. Todas las opciones son válidas, todo lo que te haga bien, te haga sentir fuerte y segura siempre va a estar bien”,

Así creó Deconstrucción, una colección que hace visibles las asimetrías y pone en valor lo que se desarma y se vuelve a armar. “En definitiva ese es el proceso que vivís cuando te diagnostican. Nadie sale igual”.

Retomando conceptos filosóficos, Borbolla dice que esta línea está “basada en el caos, en la deconstrucción de las prendas, en la asimetría y en la reconstrucción de nuevos cuerpos, culturalmente imperfectos. Hay miles de tipos de deconstrucción personales, más allá del cáncer de mama: en golpes fuertes de la vida tenéis que rearmarte y salir, porque la vida sigue y uno tiene que seguir, porque hay miles de cosas buenas y porque está bueno ser feliz todo el tiempo que se pueda”.

Mientras tanto, lleva adelante con una amiga la cuenta de Instagram @elhilorosa, donde dan lugar a historias, anécdotas, aprendizajes vinculadas con el diagnóstico de cáncer de mama. “Una vez dije que, si es cierto que existe el hilo rojo, con el cáncer de mama pasa lo mismo con un hilo rosa. Hay algo que te une más allá de las miles de diferencias que puedas tener y que, de no haber pasado por esto, tal vez ni te hubieras dado bola con esa persona. Cuando hablas con alguien que pasó por esto, sentís ese hilo rosa vibrar. No importa adónde te llevó esa deconstrucción, sino todo lo que sentiste, viviste y creaste en el proceso”.

La deconstrucción de la cual habla Ana Borbolla, y que aplica en sus prendas “asimétricas” es un término que creó el filósofo francés Jacques Derrida el siglo pasado y significa que cuando las mujeres se empoderan lo que hacen es deconstruir creencias para desarrollarse personalmente

En este sentido, una mujer empoderada es aquella que ha decidido autoconocerse y que lucha, sin copiar modelos, contra sus propias creencias que limitan su autenticidad. En definitiva, que se siente como una sujeta y que no permite que nada ni nadie la trate como un objeto. Solo depositando su hacer cotidiano (su existencia) en su auténtica esencia, podrá conseguirlo.

Y para concluir nuestras reflexiones cito una frase de Daniela, sobreviviente del cáncer de mama: “Cuando terminé el tratamiento, es decir, cuando vieron mis resultados y dijeron que todo estaba bien, pensé: BIEN, ya acabé. Pero, ahora estoy empezando a darme cuenta de que no he terminado”.

Print Friendly, PDF & Email