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Puebla: Señoros de los medios contra las feministas


Por Samantha Paéz, Coordinadora del Observatorio de Violencia de Género en Medios de Comunicación  (OVIGEM) periodista y activista.

Algunos señoros de los medios de comunicación empezaron a difundir teorías conspirativas que, buscan desacreditar la toma pacífica del Congreso de Puebla por colectivas feministas

El 24 de noviembre un grupo de mujeres jóvenes ingresaron al Congreso de Puebla y tomaron parte de las instalaciones para exigir la despenalización del aborto, el reconocimiento a las identidades trans y mesas de trabajo para atender la violencia de género, entre otras cuestiones.

El tema es muy claro: integrantes de las colectivas Coatlicue Siempre Viva y la Coordinadora Feminista de Puebla se cansaron de que les doraran la píldora en el Congreso; recabaron firmas, redactaron y entregaron su propia iniciativa para despenalizar el aborto voluntario, pero no fueron escuchadas, así que dieron un paso más en la protesta social y tomaron el inmueble.

Sin embargo, algunos señoros de los medios de comunicación —sí, esos mismos que se toman fotografías con figuras de la política, usan autos lujosos y pagan una miseria a quienes colaboran con ellos— empezaron a difundir teorías conspirativas: alguien del Ayuntamiento las organizaba, una diputada las financia, hay universidades detrás u organizaciones políticas que las manipulan. Creo que sus argumentos son dignos de Jaime Maussan, aunque con mucho menos rigor periodístico que del reconocido ufólogo y, eso, ya es bastante.

Lo que realmente les enchila a esos señoros ya me los imagino retorciéndose en sus sillones de piel— es que estas valientes mujeres día a día hacen alianzas, no con partidos o movimientos políticos, sino con la ciudadanía, los grupos disidentes y las personas defensoras de derechos humanos. Basta recordar el mitin del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio (OCNF) el 1 de diciembre frente al Congreso y que fue acogido por las colectivas feministas.

Por eso han recurrido a tácticas que ponen en peligro a las manifestantes y a quienes simpatizan con ellas: publicar datos personales y redes sociales de algunas feministas, que según ellos están detrás de la toma del Congreso, es una forma de violencia. De acuerdo con Ciberseguras, doxear o doxing es compilar información personal y privada acerca de alguien usando fuentes libremente disponibles o de forma ilegal, para hacerla pública y generar “un ambiente de intimidación y amenaza ya que no se sabe cuándo alguien podría usar estos datos para dañar”.

Además, buscarían generar desprestigio contra las colectivas feministas, lo cual es una forma de violencia digital, según la tipología creada por la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC), Luchadoras y SocialTic, puesto que se trata de “descalificación, daño o perjuicio de la trayectoria, credibilidad, trabajo profesional o imagen pública de una persona, grupo o iniciativa, a través de la exposición de información falsa, manipulada o fuera de contexto”.

Aunque estos señoros se dedican —en teoría— a vender información y, por lo tanto, deberían estar bien informados, se les pasó que en marzo de 2020 se incluyó en la Ley para el Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de Puebla un apartado sobre violencia digital. Allí se estipula que los “actos de acoso, hostigamiento, amenazas, intimidación, exhibición, insultos, vulneración de datos, mensajes de odio, o divulgación de información” son violencia.

Se los traduzco: publicar los datos personales de feministas para desacreditar la toma del Congreso ES VIOLENCIA. Y desde luego que también son violencia muchas otras expresiones, como “vándalas”, “radicales”, “feminazis” y cualquier otra palabra peyorativa respecto al movimiento feminista.

Lo que más me encanta de esta historia es que mientras esos señoros buscan y rebuscan la forma de desprestigiar a las colegas de Coatlicue Siempre Viva y la Coordinadora Feminista de Puebla, ellas hacen actividades bien chidas todos los días: talleres de autodefensa o serigrafía; pláticas informativas sobre aborto, amor romántico o violencia sexual; rodadas; posadas con baile, o proyecciones de documentales, todo esto sin flaquear un segundo en la exigencia de nuestros derechos a decidir.

Bueno, todo esto para decirles a esos señoros de los medios que su lucha contra las feministas está perdida y que la historia no sólo nos dará la razón, sino que ustedes pasarán por ella con harta pena y sin un gramo de gloria. Chao.

 

Artículo publicado por Lado B
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