El pasado 17 de enero el Gobierno federal publicó una infografía en la que se presume que entre 2018 y 2023 hubo una reducción del 38.6 % en la violencia feminicida. Sin embargo, la información ha sido presentada de manera engañosa.
Ciudad de México / Helga Jáuregui.- La violencia hacia las mujeres y niñas representa una de las violaciones más frecuentes, reiteradas y generalizadas de los derechos humanos a nivel global. Las mujeres viven bajo la amenaza constante de sufrir distintos tipos de violencia, que en su expresión más grave se materializa en el delito de feminicidio. La violencia feminicida es un reflejo de la compleja intersección entre la desigualdad de género, la impunidad sistémica y la falta de políticas eficaces.
Un recorrido por los periódicos locales nos da cuenta de diversos casos de feminicidio: el hallazgo de los cuerpos sin vida de Salud y Aurora en un refrigerador de Tlanepantla; Yolitzin, una enfermera que fue encontrada sin vida en Ecatepec una semana después de ser reportada como desaparecida; Fernanda Abigail fue reportada como desaparecida en León, Guanajuato, y días después vecinos la encontraron envuelta en bolsas negras, y un espantoso y nutrido etcétera.
En este contexto, el pasado 17 de enero el Gobierno federal publicó una infografía en la que se presume que entre 2018 y 2023 hubo una reducción del 38.6 % en la violencia feminicida. Sin embargo, la información ha sido presentada de manera engañosa.
Por un lado, en la gráfica presentada sólo se utiliza información de diciembre de cada año, no cifras del año completo. Además, aunque nos dicen que las cifras son del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), no especifican si retoman datos del número de víctimas o del número de carpetas de investigación.
Pero entonces, ¿hay o no una reducción de la violencia feminicida?
En Impunidad Cero nos dimos a la tarea de analizar la base de datos de víctimas publicada por el SESNSP para identificar si hay una disminución de las víctimas de feminicidio. Encontramos que si comparamos 2018 con 2023 pasamos de 919 víctimas de feminicidio a 848.
La reducción es del 8 % no del 38.6 % como sugiere la información tergiversada.
La disminución en la tendencia de feminicidios muestra cambios pequeños que aún no sabemos si se van a sostener en el tiempo y no nos sirven para evaluar si la estrategia del gobierno ha sido adecuada.
Se deja a un lado el hecho de que aún existen problemas con la clasificación y reclasificación de las carpetas de investigación de los homicidios de mujeres, ya que los homicidios de mujeres se clasifican como no intencionales en mayor medida que los homicidios de los hombres a nivel nacional cerca del 55 % contra 32 %.
De igual manera, aunque desde 2015 la SCJN emitió una sentencia para que todas las muertes violentas de mujeres se investiguen como feminicidio, algunos casos siguen siendo investigados como homicidio doloso. En 2021 sólo el 27 % de los homicidios intencionales se investigó como feminicidio (1).
Estas deficiencias en el registro de la información guardan una relación importante con el origen de la cifra negra en feminicidios. Por eso, aunque puede parecer una buena noticia que haya 8 % menos víctimas, la realidad es que no podemos saber con certeza si esto se debe a una buena estrategia de prevención de feminicidios, o si la estadística de incidencia delictiva simplemente no los está capturando apropiadamente.
No debemos minimizar la situación distorsionando la información, ya que puede mandarse el mensaje erróneo de que en México no hay una crisis de violencia de género, provocando que tanto autoridades como sociedad abandonen a las mujeres que se enfrentan diariamente a esta violación de sus derechos.
Máxime porque el Estado aún tiene una gran deuda en cuanto al esclarecimiento de casos de violencia feminicida. Desde que comenzó a operar el sistema de justicia penal, menos de la mitad (43 %) de los feminicidios registrados han concluido en una sentencia condenatoria. (2)
Dado el contexto electoral en el que nos encontramos, es importante recordar que seguimos necesitando una política de prevención y erradicación del feminicidio, y que necesitamos prestar atención a propuestas de campaña que apuesten por estrategias para reducir la impunidad. Tales como impulsar acciones de prevención de la violencia de género, fortalecer las capacidades de investigación de los delitos, promover alternativas al punitivismo y actualizar los protocolos de feminicidio en México.
Si quieren conocer algunas recomendaciones puntuales, les invitamos a leer nuestro informe Impunidad en Homicidio Doloso y Feminicidio 2022 disponible aquí.