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El Hollywood que violenta sexualmente a sus niñas actrices


Caso Brooke Shields

Berenice Chavarría Tenorio.- Por décadas la industria del cine y la publicidad han hipersexualizado a las niñas. Natalie Portman, Jodie Foster, Kirsten Dunst, Dominique Swain y Brooke Shields son algunos nombres de quienes se enfrentaron a una estructura machista y misógina que refleja la descomposición social que cosifica y objetiviza a las mujeres. La última de ellas aseguró que este sistema “nunca la ayudó”, así lo denunció en el documental La historia de Brooke Shields. 

“Aprendí a disociar” mientras filmaba películas, recuerda Brooke Shields. De esta forma se protegió de las violencias que enfrentó de adolescente y primero de niña, cuando protagonizó Pretty Baby, en 1978. Entonces tenía solamente 11 años, edad a la que interpretó a una niña que crece en un burdel y posteriormente es subastada al “mejor postor”. 

En esta película Brooke recibió su primer beso por parte de un hombre de 29 años. En ese momento el actor Keith Carradine le dijo a la menor de edad que esta acción “no contaba” pues únicamente estaban actuando.

“Hicimos una escena de un primer beso y yo nunca había besado a nadie. Me pregunté: ¿Se supone que deba saber cómo se hace? Porque no lo sé. Cada vez que Keith intentaba besarme, yo arrugaba mi rostro y Louis (el director) se molestaba”, aseguró Shields.

En ese entonces Louis Malle ignoró la preocupación y temor de una niña. Brooke fue violentada y desde entonces comenzó a hipersexualizarse la imagen de una menor de 11 años de edad, así protagonizó películas y comerciales que la colocaron como “una mujer sensual”, “una mujer fatal” que seguía siendo una adolescente aprendiendo del mundo, así lo detalló la propia Shields.

Al ingresar a la universidad, Brooke Shields publicó un libro en 1985 en el que reveló que hasta ese momento, a la edad de 20 años, no había sostenido relaciones sexuales. Haciendo alusión a términos arcaicos para el feminismo como “la virginidad”, una nueva imagen creó la sociedad en torno a la actriz.

Ahora ya no era sensual, era una “santa”, una “virgen aburrida”. Ahora era urgente para la sociedad que Brooke Shields se incluyera en una relación en la que por fin pudiera “consumar” el acto para el cual había sido designada, según los mandatos patriarcales que incluso aún continúan vigentes.

 

Así, Brooke Shields pasó por diversas violencias, estereotipos misóginos de una estructura que al día de hoy continúa hipersexualizando a las niñas y empujándolas a entornos que no son idóneos para su desarrollo y una vida digna libre de agresiones.

No es de sorprenderse que actualmente actrices jóvenes continúen denunciando abusos, sometiéndose a cirugías o realizando acciones empujadas por este sistema que las intenta obligar a cumplir determinado estereotipo.

¿De dónde proviene la hipersexualización hacia las niñas?

El cine, la televisión y, sobre todo la publicidad envían continuamente mandatos socializadores “a fin de reproducir un modelo de feminidad centrado en el atractivo físico y sexual”, refiere la investigadora feminista Rosa Cobo Bedía.

“Los medios de comunicación, la publicidad, enseñan a la mujer que tiene el deber de seducir y de preocuparse por su imagen, porque su valor depende directamente de dicha imagen”.

Estos mensajes son centrados incluso hacia menores de edad, provocando la llamada hipersexualización de las niñas, la cual, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), “es una entrada para la normalización del abuso sexual, el matrimonio infantil y la explotación sexual”.

Videos o fotografías donde niñas son expuestas haciendo posiciones sexuales continúa siendo una realidad, un entorno donde son mostradas como “mini adultas” que además corresponden a un modelo de feminidad insertado por el sistema patriarcal.

Dicha tendencia sexualizadora, asegura Gabriela Orozco, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), provoca que las niñas “busquen la aceptación de los demás en función de su físico, lo que disminuye sus habilidades cognitivas, las empuja a adoptar un rol pasivo y genera infantes frágiles”.

Este es un fenómeno peligroso, refiere, pues podría afectar la salud mental y psicológica de las niñas, además de propiciar a más corta edad padecimientos como ansiedad, depresión, insatisfacción corporal y trastornos alimentarios como anorexia y bulimia.

Brooke Shields formó parte de una generación que a sus 11 años de edad la comparaba con Marilyn Monroe, actriz de la década de 1950 y principios de los 60 que fue considerada un “símbolo sexual” al adecuarse a diversos estereotipos sociales).

Sin embargo, Brooke  solo era una niña que fue reducida a un sistema busca adecuar a las mujeres un rol. Santa, puta, buena, mala: a eso se enfrentó la actriz y a eso nos seguimos enfrentando.

 

Fuente: Cimac 
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