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GIRE cumple tres décadas de trabajo


 

GIRE cumple tres décadas de contribuir a avances fundamentales a partir de casos que hemos acompañado y que han sentado precedentes de gran trascendencia en materia de aborto, violencia obstétrica, muerte materna, conciliación de la vida laboral y personal, reproducción asistida, y derechos reproductivos.

Hace 30 años Marta Lamas, Patricia Mercado, María Consuelo Mejía, Sara Sefchovich y Lucero González decidieron buscar otra forma de luchar por los derechos de las mujeres, y en abril de 1992 dieron vida al Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE). Desde entonces, GIRE se ha consolidado como una organización feminista, cuya misión es lograr una transformación cultural en México a través de la exigencia de justicia reproductiva desde una perspectiva de derechos humanos.

Durante estas tres décadas hemos contribuido a avances fundamentales a partir de algunos de los casos que acompañamos, pues han sentado precedentes de gran trascendencia. En relación al acceso efectivo al aborto, destaca el de Paulina —a quien se le negó el aborto seguro pese a que éste era legal—, caso emblemático que GIRE acompañó y que dio lugar a la modificación de la NOM-046 que establece el acceso a servicios de aborto para víctimas de violencia sexual.

También destacan los casos de Marimar y Fernanda —víctimas de violación sexual a quienes les negaron el acceso al aborto, aun cuando es un derecho de las víctimas en todo México—, en cuya sentencia la Corte afirmó que dicha negación constituyó una violación a sus derechos humanos y reafirmó la obligación legal de los prestadores de servicios de salud de garantizar el acceso al aborto en casos de violación sexual.

El caso de Margarita —derechohabiente del ISSSTE que cursaba un embarazo de alto riesgo y a quien se le negó el acceso a la interrupción del embarazo, a pesar de las complicaciones diabéticas e hipertensivas que podían derivar en su muerte—, en cuya sentencia la Corte reconoció que el derecho de las mujeres a la salud incluye el acceso al aborto, reforzando la importancia de los derechos reproductivos.

Y el caso de Jessica —una mujer con discapacidad, que en el momento de los hechos era menor de edad, a quien le fue negado el acceso a un aborto por violación bajo el argumento de que su embarazo rebasaba el límite gestacional establecido por el Código Penal de Chiapas—, en el que la Corte resolvió que limitar la interrupción legal del embarazo para víctimas de violación es discriminatorio, especialmente para quienes viven con alguna discapacidad.

Desde su origen, la despenalización del aborto ha sido fundamental en el trabajo de GIRE. Si bien celebramos la despenalización en Ciudad de México (2007), Oaxaca (2019), Hidalgo (2021), Veracruz (2021) y Baja California (2021), y el que la Corte declarara inconstitucional el delito de aborto en Coahuila (2021), aún hay muchos pendientes. Por ello, ahora nuestra apuesta principal es eliminar —completamente— el delito de aborto en todo México y lograr el acceso —con libertad y sin estereotipos— para todas las mujeres y personas con capacidad de gestar.

Aunque el aborto ha sido el tema central de GIRE durante muchos años, desde hace más de una década hemos colocado en la mesa de debate otros temas que también son prioritarios: violencia obstétrica, muerte materna, conciliación de la vida laboral y la personal, y reproducción asistida, y hemos acompañado a decenas de mujeres y familias que han sufrido violaciones a sus derechos reproductivos y han emprendido un camino de búsqueda de justicia y reparación integral.

Este acompañamiento nos ha permitido comprender —entre otras cosas— que las decisiones reproductivas de las mujeres y personas con capacidad de gestar se insertan en un espectro muy amplio de condiciones, y que existen múltiples y cruzadas formas de discriminación que es necesario abordar desde una perspectiva interseccional. Así como trabajamos incesantemente por el aborto legal y seguro, también luchamos porque se garanticen embarazos y partos seguros para las mujeres y otras personas con capacidad de gestar.

Gracias a la confianza que ellas y sus familias nos han otorgado, hemos podido documentar la incidencia de conductas y omisiones que constituyen violencia obstétrica, y conocer de cerca las consecuencias que en distintos ámbitos de su vida produce el maltrato que reciben durante el nacimiento de sus hijas e hijos. También hemos podido visibilizar cómo la muerte materna afecta de manera desproporcionada a las mujeres más pobres, a quienes no tienen seguridad social y a quienes pertenecen a comunidades indígenas. A lo largo de los años hemos conocido y acompañado a hombres que pasaron por el dolor de perder a su pareja —y a niñas y niños que se quedaron sin su mamá— por la falta de atención médica adecuada durante el embarazo, el parto o después de parir.

Asimismo, nos hemos dado cuenta de que la lucha por los derechos reproductivos está relacionada también con el uso de las Técnicas de Reproducción Humana Asistida (TRHA), que son de gran relevancia no sólo para las personas o parejas infértiles sino para las parejas del mismo sexo o las personas solteras, y que el acceso a ellas implica el ejercicio de una serie de derechos humanos.

Por otra parte, acompañar a familias a quienes se les negó el acceso a estancias infantiles nos ha permitido visibilizar los obstáculos que enfrentan las personas —en particular las mujeres— para conciliar su vida laboral y su vida reproductiva, y documentar el hecho de que para los hombres derechohabientes del IMSS era imposible acceder a este servicio. Acompañamos más de treinta casos y varios de ellos llegaron a la SCJN.

En la primera sentencia favorable sobre estos casos, la Corte señaló que las leyes relacionadas con este servicio acentuaban un trato diferenciado que derivaba de la idea de que es a la mujer a la que corresponde criar, atender y cuidar de los hijos e hijas, sin considerar que se trata de una responsabilidad compartida de madres y padres. Gracias a la sentencia de la SCJN, en la actualidad los hombres, sin importar su estado civil, cuentan con este servicio, lo que contribuye a que exista mayor corresponsabilidad entre hombres y mujeres respecto a las tareas de cuidados.

Nuestro compromiso con la promoción y defensa de los derechos reproductivos —en estas tres décadas de trayectoria— se ha fortalecido gracias a la confianza de quienes nos han permitido acompañarles en su búsqueda de justicia. Nos sentimos sumamente afortunadas al ver que varias de las mujeres y familias que hemos acompañado se han convertido en grandes aliadas de nuestro trabajo. Hoy, juntas, seguimos luchando para crear contextos que hagan posible la toma de decisiones sobre la vida reproductiva con mayor libertad, seguridad y gozo.

A quienes han sido parte de esta historia, desde nuestro corazón les decimos: ¡gracias!

 

 

Fuente: Animal Político
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