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Las Histriónicas Hermanas Himénez punk reivindican el feminismo “sin pelos en la lengua”


Vestidas de octogenarias y con su banda de música punk, Ana Beatriz Martínez y Yanet Miranda reivindican «sin pelos en la lengua» los derechos de las mujeres y acercan al público la lucha del feminismo en un espectáculo repleto de ironía, humor negro y feminismo en  Guadalajara, en el occidental estado mexicano de Jalisco.

Guadalajara / Mariana González-Márquez (EFE).- Con anteojos y anticuados vestidos largos con flores, que han combinado con un chaleco de mezclilla, parches de grupos de punk y unas botas altas de charol, el grupo se ha subido al escenario las Histriónicas Hermanas Himénez (HHH).

Las mujeres mueven su cabello canoso mientras tocan la guitarra, el violín o la batería y saltan por todo el escenario al ritmo de los acordes. Para quienes las ven de lejos se asemejan a unas ancianas modernas, pero de cerca son mujeres jóvenes que se expresan a través de la música contra el machismo, ha explicado a Efe Ana Beatriz Martínez, una de las fundadoras.

“Teníamos ganas de hacer algo feminista sin pelos en la lengua. La temática surgió a raíz de la idea de hablar de feminismo desde un lugar alegre, con humor, no desde el lugar que nos vuelve a revictimizar con narrativas que nos muestran otra vez la violencia, sino vengándonos alegremente del machismo”, ha dicho en la entrevista.

Reivindicar la tercera edad

Originarias de la Ciudad de México, las HHH han sido invitadas a “Andrógina Festival Diversa”, que el Instituto Cultural Cabañas, en la ciudad mexicana de Guadalajara, lleva a cabo este año por segunda ocasión para celebrar el mes de la diversidad sexual.

Martínez y Yanet Miranda, líderes del grupo, se conocieron en 2014 en una protesta feminista. Luego de reunirse varias veces entendieron que una buena manera de hablar de estos temas relacionados al feminismo era la actuación, en especial el cabaret, un género que combina música, baile, teatro y ante todo, mucha comedia.

Vestirse de ancianas fue una manera humorística de presentar su propuesta pero también de reivindicar la imagen de la mujer de la tercera edad como una persona con derecho a vivir, a divertirse y a seguir gozando de su cuerpo sin importar cómo sea este.

“Fue un poco también pensando que vivimos en un país feminicida y llegar a viejas es una posibilidad que a veces no existe, entonces empezamos a fantasear con qué tipo de viejas seríamos para encarnarlas desde ahora y vimos que seríamos punketas, lesbianas, disidentes, peleoneras”, ha expresado Martínez.

Lejos de los academicismos o de las diferentes corrientes ideológicas del feminismo, la intención era hablar de lo que les preocupa como mujeres desde el desparpajo y la ironía para que cualquiera pueda identificarse con las letras, ha afirmado Miranda.

“(Elegimos) el humor, que además es muy característico de las mexicanas y que es más fácil que nos vinculemos a partir de él y también pensando en que la risa para nosotras las mujeres ha sido negada, la carcajada, el goce y el placer se nos han negado y en ese sentido nos agarramos del cabaret para hacer este espectáculo”, ha detallado.

Sin pelos en la lengua

 

 

La fórmula ha funcionado en el recital que ofrecieron el fin de semana pasado en un pequeño auditorio del Museo Cabañas -considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- en el que hicieron reír y pusieron a bailar al público, principalmente compuesto por mujeres.

En la canción de apertura el coro “el feminismo me salvó la vida” daban una idea de lo que serían los próximos minutos frente a este grupo que «sin pelos en la lengua» reclamó: “¡saquemos a los hombres, gobierno, mandémoslos al averno!”.

En el concierto las canciones de las HHH han hablado de lesbianismo, machismo, del feminismo, de mujeres que quieren crear la revolución en las calles y son llamadas “terroristas”.

A ritmo de la balada “Orgasmo menopáusico” Miranda y Martínez se han quitado las ropas y “desnudaron” su cuerpo para mostrar un nuevo disfraz color piel que simulaba senos largos y caídos y una vulva morena. Así le han cantado a la ancianidad, a las arrugas, al disfrute del cuerpo y de la sexualidad.

Las cumbias también han tenido lugar en su repertorio para pedir “una canita al aire, que nada es para siempre” y enaltecer la diversidad sexual y el derecho a decidir sobre el cuerpo.

Cerveza en mano, las cantantes se unieron en un coro con el público que no pudo contenerse en sus asientos y bailó frente al escenario.

Al final un abrazo colectivo pareció sellar el pacto femenino implícito en este espectáculo que a nadie dejó indiferente.

 

 

Artículo publicado por EFE
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