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Las mujeres sufrimos en más intensidad la gordofobia: Magdalena Piñeyro


Referente del activismo “gordo” de habla hispana, asegura que “las personas gordas y sobre todo las mujeres, vivimos en una situación de constante discriminación y exclusión” y que la “sociedad gordofóbica”, “cree que al ver un cuerpo tiene información sobre el estado de salud, la moralidad y los comportamientos de una persona”

Montevideo / AmecoPress.- Magdalena Piñeyro es licenciada en Filosofía y máster en Teoría Feminista. Uruguaya residente en Islas Canarias (España), es una de las pioneras en el activismo gordo de habla hispana. En 2013 cofundó Stop Gordofobia, la primera plataforma sobre gordofobia en español. Desde ese momento se constituyó como una referente del movimiento tanto en Europa como en América Latina. En 2016 publicó Stop gordofobia y las panzas subversas, el primer libro en España en abordar la temática y segundo en el mundo en idioma español. Le siguieron 10 gritos contra la gordofobia (2019) y La Guía básica sobre gordofobia. Un paso más hacia una vida libre de violencia.

¿La gordofobia ataca más a las mujeres?


Todas las personas gordas sufren gordofobia más allá de su género, pero sí es cierto que las mujeres sufrimos en más intensidad la gordofobia. No podemos olvidar que la sociedad machista exige a las mujeres belleza para su validación social, una belleza estrictamente relacionada con la delgadez y que pone a nuestros cuerpos en el punto de mira constantemente, y conlleva que todo el mundo se crea con derecho a opinar sobre ellos (su peso, su belleza, la ropa que lleva puesta, su sexualidad, etc.). No ser delgada y bella te deja totalmente excluida del ámbito del deseo, que es al que nos han confinado a las mujeres, y la crítica constante sobre nosotras está ahí.

¿Cuáles son las herramientas para combatir la gordofobia?


Creo que es importante la visibilización de los cuerpos gordos en todos sitios, para romper con el modelo único de cuerpo. Es importante también que la medicina vea más allá de la imagen, que la industria deje de vendernos hamburguesas a la vez que pastillas adelgazantes, y que (por el bien de la salud mental de todos y todas) se deje de opinar, comentar y machacar a cuerpos/personas sobre las que poco o nada sabes. Es importante asumir que existe la diversidad y abrazarla, y educar a las nuevas generaciones para que la abracen también en toda su amplitud. Creo que necesitamos aprender a relacionarnos y a tomar decisiones desde el amor… necesitamos dejar de difundir odio y empezar a difundir amor por los cuerpos, que al final es lo que somos. Esto último es para mí lo fundamental.

¿Cómo se te ocurre, dónde surge, en qué momento se te ocurre dar el salto de politizar la gordura a través de la denuncia de la fobia social que existe hacia esta?


Esto tiene su germen en el 15 M. Nos tocó hacer guardia a un compañero gordo y a mí, junto con quien empecé “Stop Gordofobia”. Nos quedamos hablando por la noche mientras vigilábamos por si venía la poli, y entonces surgió una conversación en la que sacamos el tema de que sentíamos la discriminación de nuestros cuerpos por ser gordos y que no había nada político que abordara esa discriminación. Sentíamos que nuestra gordura no era política y queríamos empezar a cambiar esto, porque pensábamos que las personas gordas teníamos un montón de cosas en común.

A partir de ahí creamos un grupo de Facebook cerrado y secreto de estos que nadie puede ver (risas) y metimos a gente gorda que conocíamos para compartir experiencias y ver si a todas nos pasaba lo mismo y resulta que todas teníamos experiencias muy parecidas. Nos pasó un poco como cuando las pibas se reúnen por primera vez a hablar de acosos, violaciones y agresiones de todo tipo y se dan cuenta de que a todas les pasa lo mismo. Entonces es cuando caen en que esto va a ser una opresión. Cuando nosotras vimos lo mismo, entonces abrimos la página de Facebook, que, como he dicho antes, pretendíamos politizar este asunto, no esperábamos que fuera a surgir un movimiento. Salieron más páginas como “Stop Gordofobia y ya existe un movimiento antigordofóbico como tal, esa es mi opinión. Sin embargo insisto en que en un principio era sólo las ganas de compartir los sentimientos, lo que nos pasaba y encontrar comprensión, aunque luego todo cogió la deriva que cogió, se fue politizando”

Como medio de contrainformación siempre nos cuestionamos la utilidad real o ficticia que tiene gastar tiempo en la red, y somos críticas con el papel de las tecnologías de la comunicación en la configuración de nuestras relaciones sociales. Sin embargo, el cyberactivismo ha tomado un papel importante en la teoría antigordofóbica. ¿Qué opinión te merece?


Siempre he sido muy crítica con las redes sociales porque siempre he sentido que nos quitaban calle. Vengo de militancia y asambleas de calle, por lo que para mí “Stop gordofobia” era casi un hobby. Encuentras otras personas que van por ese camino, sin embargo mi militancia era otra; anticapitalista y feminista. Luego me di cuenta de este cambio que di hacia las redes. Yo por ejemplo creo que las redes sociales son una oportunidad para la gente con cuestiones concretas de salud mental, porque a lo mejor pueden llevar su activismo desde ahí, o a lo mejor no tienen las fuerzas para salir a la calle o enfrentarse a una manifestación masiva, por ejemplo. En el caso de las gordas también lo fue, porque el activismo gordo, por lo menos en el mundo de habla hispana (en el mundo anglosajón lleva mucho más tiempo) ha salido curiosamente a través de las redes sociales, ese mundo que nos cubría pues detrás de la pantalla podíamos expresar lo que nos estaba pasando sin soportar la burla y creo que por ahí surge esa oportunidad. Y justamente ahora estamos llevando a cabo el proceso inverso, sacarlo de las redes a la calle. Para mí esto es complementario. Estamos a un nivel tecnológico en el que no podemos decir “redes no”, pero sí que podemos complementar el activismo online con el offline, salir a la calle, que es lo que intento a la hora de salir a dar charlas y compartir experiencias de tú a tú, algo muy distinto. También hay grupos que están trabajando en este “tú a tú” desde una perspectiva antigordofóbica y feminista. En Euskadi está “La Ramonak”, en Barcelona hay un grupo que se llama “komando Gordix”, y en Madrid “Cuerpos empoderados”.

Si entendemos los problemas de salud mental como respuestas naturales ante situaciones adversas, ¿Cómo crees que afecta la exclusión social de la gordura a quienes no cumplen con los cánones de belleza establecidos?


Los temas de salud mental son bastante complejos. Como administradora de “Stop Gordofobia” tuve una explosión muy fuerte de stress por todo la información que llegaba, por todas las historias tan duras que estaba leyendo. En la época de auge de “Stop Gordofobia” a nosotras nos llegaban una media de 20 mensajes al día con mucho dolor, mucha tristeza; Desde personas que te contaban que hacía meses que no salían de su casa, a personas que no podían tener ningún espejo cerca porque no soportaban su reflejo, jóvenes con acoso en el colegio, en el instituto, en la universidad, en la calle… Si tú no sientes que ningún espacio sea el tuyo, sino encuentras lugares seguros, la única posibilidad es el aislamiento. Mucha gente, (no es algo que se haya investigado a nivel académico) pero por lo menos lo que yo me he encontrado en “Stop Gordofobia” que ya somos más de 60.000 personas en el Facebook, se encuentra con situaciones de ansiedad, agorafobia, depresión… Ser gorda hoy en día está profundamente relacionado con estas cuestiones. No he encontrado a nadie todavía que sea gorda y no tengas estas cuestiones presentes. Muy fuerte.

¿Qué mitos identificas sobre la gordura y los argumentos que tenemos cuando le damos un carácter negativo?


Todo lo que se ha construido con el cuerpo gordo es en torno a un tema estético que lo sitúa en un lugar donde la gordura es fea, inmunda, asquerosa o lo que sea. Está también el tema de la salud, como he comentado, en donde la gordura es símbolo de enfermedad, decadencia e incluso muerte, y luego la parte moral, que nos dice que la gordura es símbolo de vagancia, pereza, todo lo que se asocia al cuerpo gordo. Una persona inactiva, egoísta, que no piensa en nadie… incluso en ámbitos políticos tristemente se ve como una persona capitalista, el símbolo del burgués como el gordo.

“Sólo reconectar conmigo misma y mi cuerpo me ha permitido ir saliendo del pozo”

El mito del tema de la salud, de la gordura como enfermedad. Es el más complejo y el que más cuesta derribar en la mente de las personas gordofóbicas más practicantes, puesto que gordofóbicas somos todxs. Todos estos mitos son muy difíciles de derribar porque están muy afianzados en la sociedad y cada vez más, tristemente y gracias a la medicina, la OMS…

Contra eso ¿qué decimos? El Cuerpos gordo puede ser bello, pues la belleza es una cuestión cultural y construída. Frente al tema de la salud, la gordura no siempre tiene como consecuencia una enfermedad, depende de qué cuerpo estemos hablando, depende de qué circunstancias. Sobre el típico recurso de “está comprobado que la obesidad genera noseque…”Realmente no he encontrado estudios científicos que aporten causalidad. Existen correlaciones pero no causalidades. Por ejemplo, En cuanto a problemas de colesterol o de tensión arterial. Sin embargo sí hay estudios sobre la práctica de las dietas de adelgazar y engordar, es decir, las dietas cíclicas o “yoyó”, basadas en adelgazar y engordar repetidamente, sí que puede afectar en los niveles de colesterol, en la diabetes y en la tensión arterial. Es decir, el contraste. Y resulta que las personas gordas vivimos a base de este tipo de dietas. Acaso no será por ello este tipo de dietas y el contraste corporal las verdaderas causantes de determinadas enfermedades asociadas a la gordura y no en sí la gordura. Son cosas que hay que investigar simplemente, que no se pueden verter tan a la ligera y afirmar categóricamente determinadas cosas.

Más allá de eso, existen cuerpos gordos que están sanos. Yo no he tenido problemas de colesterol ni diabetes ni de ningún otro tipo y supuestamente tengo grado 2 según la medicina convencional. Habrá otras que sí, pero más allá de eso, la discrimación es un problema más de salud. Cuando hablamos de que la discriminación afecta nuestra salud mental, estamos diciendo que la exclusión tiene los efectos que tiene y que si están tan preocupadas por nuestra salud que nos dejen en paz. Lo que nos jode la salud en mayor medida es la discriminación social.

Respecto a la salud sigue habiendo otra cuestión y es que existe un negocio detrás de la obsesión por la gordura, además de que la gordura puede ser un síntoma de una enfermedad más que una consecuencia, algo que se suele olvidar. Por ejemplo, con determinadas medicaciones; Ansiolíticos, antidepresivos y otros psicofármacos que engordan, determinadas quimioterapias que engordan, determinadas enfermedades hormonales que engordan. Es decir, no conocemos todos los factores.

La gente se cree que mirándote ya pueden saber cuáles son las enfermedades que tienes. A parte son las típicas; el corazón, la diabetes y el colesterol ¡PUM! Por gorda. Pues ¡NO! A lo mejor es otra cosa

Sobre la moral el tema que impera es qué cuerpo merece ser habitado y qué vida merece ser vivida. Nos han dicho toda la vida que nuestro cuerpo no merecer ser vivido, ni habitado y eso es lo más doloroso. Contra la gordura existe una cruzada internacional, y sin embargo con drogas como el tabaco, el alcohol, o el stress basado en estas vidas locas que tenemos trabajando tantas horas, generan un montón de enfermedades. Sin embargo no existe tal cruzada sobre dichos aspectos.

El stress de las dietas, la anorexia, la bulimia… No existe una estadística oficial de cuántas pibas mueren por estos temas y están muriendo por culpa de los cánones estéticos. En conclusión, sino se machaca tanto ciertos tipos de comportamiento y sin embargo sí el comer vorazmente, que es lo que se supone que hacemos las personas gordas, (Repito que existen múltiples cuerpos, múltiples gorduras, múltiples factores), es por algo. Lo que está claro es que nadie puede saber nada de un cuerpo sólo con observarlo. Pero aun así, sin consideran que nuestra conducta es tachable, ¿por qué no otras? Porque somos gordxs. Hay un rechazo categórico y moral a la gordura y después una justificación con la salud, con la estética, con todo lo que tú quieras.

 

En el libro hablas de la figura de la “Gordibuena”. La figura de la persona oprimida que se integra en la lógica de explotación y con ello perjudica la lucha de aquellas otras que no quieren adaptarse. En ese sentido, existe en nuestra cotidianeidad una obligatoriedad social para sonreír, ser educadas, complacientes, positivas y “no tóxicas” Esta influencia de la psicología positiva en nuestras vidas, ¿Cómo afecta a las personas gordas, pero sobre todo, cómo afecta a las mujeres gordas?


Como persona gorda, que sufre ansiedad, y que ha pasado etapas depresivas, he sido una persona “tóxica”. Mucha gente de mi entorno se fue, y mucha otra se quedó. Yo creo que las relaciones humanas son más complejas que esa simplificación basada en el “Hola, hoy es un buen día, sé feliz y aléjate de las tóxicas”, porque existen cariños y afectos que nos atraviesan. Prendería fuego a todos estos libros estilo “Bucay” y “Coelho” que nos dicen cómo hemos de vivir nuestras vidas. Con lo complejo que es vivir, que encima vengan con recetas para la felicidad es algo que me genera mucho asco. Yo creo que es importante tener en cuenta que el capitalismo es un sistema que nos genera enfermedad a muchos niveles. Por ello, la obligación de ser sonrientes y complacientes es un criterio de aceptación de este mundo. El hecho de que exista un grupo de gordas, las “gordibuenas”, que son gente con dinero, que puede comprarse la ropa que quiera, las que se la pueden comprar y no la rechazan (risas), son blancas, jóvenes, europeas, proporcionadas, complacientes y felices. No tienen nada que sea motivo de expulsión. El mundo las perdona por ser gordas puesto que en todo lo demás no molestan. Es decir, no son negras, no andan en chándal, no son viejas, no son desproporcionadas, no son amargas, no están enojadas, ni tristes, tienen pelo…

Es decir, existe un activismo complaciente con el sistema y gente que molestamos, sobre los que cae la discriminación. “Un poquito de gordura vale pero no nos pasemos”, “Si no te afecta la salud…”, “si te arreglas y te sacas partido”, son algunas de estas cosas que definen el conflicto entre movimientos.

Claro, es que ser borde es un “lujo” que no todo el mundo se puede permitir. Es mucho más difícil ser tú misma cuando quieres estar enfadada, porque dicha naturalidad depende de cómo de aceptación social tenga tu cuerpo en comparación con el entorno que le rodea. Se requiere un grado de exposición mucho mayor, se trata de perder puntos de status en cada interacción social.

El gordo simpático, la gorda simpática, ¿Por qué es? El cuerpo es como una carta de presentación. Si estás “buena” o si estás “bueno” todo el mundo va a querer ser parte de tu vida, pero si no, entonces tienes que tocar la guitarra, saber de música, ser simpática o yo que sé (Risas), tienes que desarrollar otro tipo de cualidades y desarrollarlas mucho. Hay un fanzine que recomiendo donde sale un poema qué hablo sobre esto justamente. Dice algo así Como gorda, tuve que desarrollar gusto por la música, por los libros, por el cine… para poder ser aceptada, tener colegas o follar…

Como con el cuerpo no lo vamos a lograr, desarrollamos otras cosas por eso. Tengo una compañera que me dice, “¡Somos demasiado simpáticas Magda, tenemos que sacar la “mala hostia”, se acabó lo de las gordas simpáticas!” “Las gordas de mala hostia”, reclamado por una de las compañeras de cuerpos empoderados de Madrid.

Habéis reflexionado o existe algún material sobre la gordofobia a través de cómo se configuran las ciudades, el papel del urbanismo, los procesos de gentrificación y la influencia de la arquitectura urbana?


Es un tema muy interesante, pero no te puedo dar referencias porque no conozco. Ojalá hubiera algo sobre esto. Es un temazo porque es otra cosa a investigar. Por ejemplo, hechos como los pluses que se están cobrando en los viajes de avión para personas gordas por los asientos, así como los propios asientos en el transporte urbano.

Esta pregunta es una de las que más nos interesa puesto que intuimos seguramente puede suscitar mucho debate y además, también generar ciertas resistencias. Es aquella parte del libro donde hablas de la politización del deseo. La intención de salirse más allá de lo que cada una cree que es natural en su propia atracción hacia otros cuerpos, creencia sobre la que olvidamos el condicionamiento del marketing, la publicidad, los medios de comunicación, y prácticamente todos los dispositivos de transmisión de cánones estéticos que existen en nuestra sociedad occidental y actual.

Así como esta estrategia de abrirse a la atracción de cuerpos hasta ahora no deseados, ha pasado por más cabezas desde luchas LGTB, o movimientos que plantean la lucha contra la heteronormatividad, desde la gordura y la delgadez, no nos lo habíamos planteado nunca, y creemos que en general tampoco.

¿Qué estrategias visualizas o has compartido con más personas para combatir los cánones de belleza, la norma del deseo y la gordofobia en tu ambiente más cercano?


Justo el otro día hubo un comentario en “Stop Gordofobia” que fue buenísimo. A raíz de una publicidad super gordofóbica surgieron muchas críticas y alguien puso; Así como intentamos que la gente deje de ser racista y machista, hay que intentar dejar de ser gordofóbica. Si el hecho de que alguien afirme que no se acostaría con personas negras es racista, la misma afirmación con personas gordas, es gordófoba. Entonces, alguien le responde; ¿“Y si digo que no me acuesto con hombres porque soy un hombre hetero, soy homofóbico? Entonces la otra persona contesta; “¡Pues quizá sí!”

Si llegamos al punto de cuestionarnos que la heterosexualidad es una norma obligatoria porque se basa en la institución de la familia, el control del reproducción por el sistema capitalista… vamos a preguntarnos también por la constructividad del deseo en torno a los cuerpos en función de si son delgados o gordos. Tuve la conversación con una persona cercana que me dice “Yo no entiendo por qué me tienen que gustar las gordas si no me gustan” Yo a esto le digo; “Porque igual que procuras no ser islamófobo, homófobo… también tienes que intentar no ser gordófico, esto también te atraviesa compadre”

La gente tiene tanto asco y tanto rechazo que ni siquiera se plantea esto, porque al no ser deseable, no deseo reconstruir esa parte, puesto que parece que es algo que no afecta al resto. No es lo mismo que decir que eres hetero y vas a acostarte con gente de tu mismo sexo porque así voy a poder tener más gente para poder follar. Es otro tipo de placer y le puedes dar ese lado positivo, pero con la gordofobia no ocurre lo mismo. No es que exijamos gustar a todo el mundo, sino que nos planteemos por qué nos relacionamos mayormente con la delgadez, incluso dentro de las personas gordas. (De hecho, algunas de nosotrxs ya hablamos de follar sólo entre gordxs para equilibrar un poco la cosa (risas).

Falta el cuestionarse esa parte. La sexualización de las personas gordas es muy extraña. Tengo una persona gorda cercana que tuvo una experiencia muy dura cuando una chica delgada, guapísima ella, a vacilarle y hacerle una broma por gordo. Se le acercó y le dijo “ ¿Oye y ustedes los gordos cómo se reproducen?”. Es decir, ni siquiera se reconoce el deseo sexual entre nosotras. No sólo no somos deseables sino tampoco deseantes. Nuestro cuerpo se anula como garante de deseo y sexualidad. Todo esto es muy curioso porque parte de esa exclusión, quizás la más dolorosa para mucha gente. Pueden recibir insultos en la calle, en el trabajo… pero eso de no gustar a nadie y estar falto de mimos, de cariño… hay gente que lo lleva peor que otras. Es un rechazo absoluto. Para nosotras ligar en un bar, que lo hace mucha gente, es impensable. Siempre somos la amiga de…, tal y cual.

Para cambiar esto, en Barcelona hemos montado un cabaret gordo, compuesto por nueve mujeres gordas, que mezcla crítica por medio de un monólogo sobre las dietas, otro sobre el hecho de autodenominarnos “gordas”, otro sobre las consultas médicas, otro sobre sexualidad en donde se saca un tema importante que es que no es sólo que por nuestros cuerpos no vayamos a follar, sino que igual follamos pero nunca vamos a ser las acompañantes, las novias… Es decir, follar con una gorda vale, pero al día siguiente que te vean con ella supone una pérdida de status. Todas las personas funcionamos según los puntos que conforman nuestro cachét. Depende de con quién te relaciones, sube o baja dicho status. Si yo saliera de repente con la estrella del mambo, mi cuerpo seguramente suba, pero si luego estoy con una persona más gorda que yo, el cachét bajará. Es triste y fuerte, pero funciona así. Hay incluso casos de hombres que follan con gordas a escondidas, porque les gusta, mientras conservan a sus parejas adaptadas a los cánones de belleza establecidos, la mujer florero, un concepto realmente machista.

Con el cabaret lo que pretendemos es, además de plantear distintos aspectos de la gordofobia, mostrar nuestros cuerpos vulnerables como son. Por ello, salimos prácticamente desnudas. El rollo cabaretero también le da un carácter sensual a todo, por lo que también buscamos que nuestros cuerpos se vean como cuerpos deseables. Por supuesto, ahí existe un debate sobre la objetivación de nuestros cuerpos, sobre el que podríamos extendernos horas y horas. Tengo un amigo que me decía que tenía ganas de ser objeto deseable, al menos por un día. Eso es lo que nos ocurre a muchas gordas en las luchas feministas. Existe esa contradicción de que las gordas solemos querer ser objetos de deseo en algún momento dado, y a la vez luchamos contra la objetivación de las mujeres. Habrá que solventarla en algún momento (risas). El cabaret es una estrategia, pero puede haber otras.

Yo creo que una para luchar contra ese deseo hetero-blanco-delgado, es la de publicar imágenes de cuerpos distintos con los que vos te puedas identificar. El ejemplo de mi hermana es descriptivo. Ella podría ser considerada como la típica tía buena, y siempre le habían gustado los tíos flacos, hasta que me contó que el otro día se había fijado en un gordo. De tanto darle la brasa con imágenes y con el tema, los gustos van cambiando, ¡porque se puede cambiar el gusto! A través de una imaginación abierta a la diversidad.

Leyéndote y reflexionando previamente a este encuentro sobre la figura de la persona gorda en la cultura, a través por ejemplo del cine, hemos llegado a vincular esto con la inteligencia como valor, y con la diversidad funcional. Porque la figura de la persona gorda siempre suele ir asociada a la falta de inteligencia, a la idiotez, a la lentitud, a la torpeza, y eso es algo que comentas ya en otros medios y que nos parece interesante. No hay preguntas, sólo es un comentario.


Un tío delgado con gafas es inteligente, un gordo con gafas es un friki. Sí existe. Al igual que la exclusión de las personas con diversidad funcional (otra de las luchas que se intersecciona con la antigordofóbica) se vincula directamente con la productividad. Si las personas no son productivas, entonces son discapacitadas, puesto que se nos considera “capaces” en cuanto “productivas”. Exclusión social a las personas consideradas “discapacitadas” que tampoco tienen deseo, que tampoco son deseables etc.

Se trata de la negación de la razón, a las personas gordas se nos vincula con la entrega a las pasiones, el placer de la comida…

Pero la pregunta es ¿Habría que luchar por encajar en unos cánones de inteligencia que sólo reproducen los valores que nos hacen tanto daño o simplemente afirmar que nos da igual? Es decir, seguramente el mundo en el que vivimos es tan inhabitable se construye en nombre de la inteligencia.


A mí me genera muchas contradicciones, por ejemplo, el ámbito académico con la lucha antigordofóbica. A nivel personal, el empezar con una militancia de calle, a pasar de repente al comienzo de un master donde el proyecto de trabajo se basó en la gordofobia, y después Baladre me propusiera escribir el libro, hizo que me viera muy centrada en la teoría. Incluso en el momento de redacción de dicho proyecto, no quería que fuese nada pomposo y que sí fuese entendible en general. Porque un libro tiene cierta exigencia académica, cierta exigencia de “palabros” y otras cosas a las que no pertenezco ni me siento identificada. Nací en una familia de clase obrera y siempre estuve más en la calle. Por eso me cuestiono si es el ámbito académico un camino en el que quiero estar, porque la gente que lo compone es parte de la que nos ha llevado a donde estamos nosotras ahora. Llámale academia, inteligencia… Pasa también con el feminismo. Se ha intentado, en la lucha por la igualdad, acceder a la universidad y ser tan inteligentes como ellos, y ser militares, policías… Tenemos que ir por otro lado, otro tipo de relaciones mediante los cuidados, la gestión de los emociones, la búsqueda de otros tipos de aprendizaje a parte de los libros, como puede ser la tradición oral, la cual me gusta mucho. El conversar, el boca a boca. Muchas veces despreciamos esta forma de adquisición del conocimiento.

Por último, queríamos invitarte a que difundas lo que quieras, cualquier cosa que veas necesario nombrar para terminar.


Para terminar, quiero decir que se va a realizar el primer encuentro gordo en el estado los días 7 y 8 de Abril en Madrid, organizado por el grupo que hemos comentado antes de esta misma ciudad, “Cuerpos Empoderados”. Habrá talleres, además de nuestro Cabaret de Barcelona, y el 22 de Abril es probable que repitamos el Cabaret. Podeis encontrar esto a través del grupo, también comentado antes, komando gordix. Como antes decía, de la red pasamos a la calle.

 

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