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A 3 años del movimiento #MeToo: Mujeres iraníes denuncian agresiones sexuales


Agencia France 24.- Irán ha visto un resurgimiento del fenómeno #MeToo en las últimas semanas. En las redes sociales se han multiplicado los testimonios de mujeres, lo que ha alentado a la policía a detener a un presunto violador.

Durante 14 años, la experiodista iraní Sara Omatali ha guardado silencio sobre la agresión sexual que sufrió en Teherán en el verano de 2006 durante una entrevista con un famoso pintor en la capital de Irán. Hace una semana, la joven, que ahora reside en Estados Unidos, decidió hablar en Twitter.

Ella es una de las muchas mujeres iraníes que, en los últimos días, han denunciado en las redes sociales el acoso sexual y la violación de los que han sido víctimas. En ocasiones usan el hashtag #MeToo, nacido en 2017 a raíz del caso de Harvey Weinstein en Estados Unidos.

Sara Omatali se vio motivada a compartir su historia después de leer un primer testimonio que apareció en Instagram a mediados de agosto. En esta historia, que, según Le Monde, inició un movimiento en Irán, una joven relata haber sido violada hace tres años durante una “habitual velada de la juventud intelectual y artística de la capital”.

 

 

Allí, un hombre vertió drogas en su vaso y la abusó. Ella se despertó desnuda al día siguiente sin recordar nada. La historia fue compartida varias veces y una veintena de mujeres jóvenes dicen que también han sufrido violencia por parte del mismo hombre.

El caso creció a tal punto que la policía iraní se apoderó de él y detuvo al presunto agresor el pasado 25 de agosto. Anteriormente, era raro ver que las autoridades alentaran a las víctimas a presentar sus denuncias.

Los consejos se comparten en las redes sociales

En Instagram y Twitter, otras mujeres iraníes comienzan a nombrar a sus atacantes. Algunas de ellas, en su mayoría periodistas, se atreven a declarar sin seudónimo.

Algunas de estas víctimas eran menores de edad en el momento del incidente. Los imputados proceden de diversos orígenes: profesores universitarios, artistas ilustres, actores y varios escritores.

 

En los comentarios, se intercambian consejos y los abogados intervienen para brindar apoyo legal. “En caso de violación, debe decirle a la policía que era virgen antes del incidente”, le aconseja un usuario a una de las víctimas, escribe Le Monde. En Irán, las relaciones sexuales prematrimoniales se castigan con 99 latigazos y las víctimas corren el riesgo de que la situación sea contraproducente. Asimismo, el uso de alcohol está prohibido por la ley islámica vigente en el país.

“Ante la falta de educación sobre temas sexuales en Irán, este movimiento finalmente ha permitido lanzar una discusión pública sobre el tema. Es una oportunidad preciosa”, reaccionó Sara Omatali, entrevistada por una radio en idioma persa.

“Personalmente me di cuenta muy tarde de que no era normal que una mujer periodista trabajara en estas condiciones, que el acoso, los gestos y palabras inapropiadas durante las entrevistas no eran posibles”, continúa ella.

La ley disuade a las víctimas de presentar una denuncia

Para el abogado Mohammad Oliaeifard, la ley iraní no está del lado de las víctimas. Demostrar la violación en un tribunal en Irán sigue siendo muy complejo, explica. Según el código penal islámico adoptado por este país, la violación debe ser confirmada por varios testigos presenciales y el acto solo se considera como tal después de un cierto grado de penetración por parte del agresor. En otros casos de abuso, el autor de la violencia sexual se arriesga a recibir 99 latigazos.

La legislación iraní disuade también a las víctimas de presentar una denuncia, debido a la gravedad de la condena impuesta al acusado, lo que puede considerarse como un obstáculo. En Irán, los violadores están sujetos a la pena de muerte en la horca. Le Monde, que entrevistó a una de las jóvenes abusadas a finales de agosto en Teherán, relata los sentimientos confusos de la joven iraní a punto de cruzar la puerta de una comisaría ya que sentía remordimiento de enviar a un hombre a la horca.

“Este movimiento tendría que haber empezado mucho antes”, lamenta Hana Jalali, una contable de 25 años de Teherán. “Pienso que el hecho de hablar de estos problemas, que se expongan públicamente, es muy positivo”, dijo a la AFP*

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