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Mujeres científicas que han ganado el Nobel (y a las que se lo han robado)


 

Durante gran parte de la historia, las mujeres dedicadas a la ciencia y a las carreras de investigación se han encontrado con barreras y obstáculos a la hora de desempeñar su trabajo y, sobre todo, de ver reconocidos sus logros.

Noelia Freire.- Mientras que sus compañeros masculinos gozaban de oportunidades de empleo y educación que les daban acceso a grandes instituciones con instalaciones donde poner en práctica sus conocimientos y potencial, las mujeres se veían relegadas a puestos más insignificantes que limitaban su participación activa en la investigación científica.

Incluso, en el mejor de los casos, cuando estas científicas conseguían, a pesar de sus medios limitados, hacer algún descubrimiento o hallazgo asombroso, eran los varones los que se llevaban el reconocimiento de sus logros, como es el famoso caso de Rosalind Franklin y la estructura del ADN.

 

 

Rosalind Franklin

Rosalind Franklin, autora del descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN

Como no podía ser de otra forma, esa brecha de género en investigación e innovación se ha ido plasmando a lo largo de los años en las entregas de los Premios Nobel, donde el reconocimiento a las mujeres de la ciencia está aún ascendiendo de forma lenta y gradual. Y es que desde 1901, cuando comenzó esta famosa entrega de galardones, de los 895 nombres ganadores de todas las categorías, tan solo 61 son mujeres. Pero, cuando nos fijamos únicamente en las categorías científicas, es decir, en las 639 personalidades premiadas con los Nobel de Física, Química y Medicina, la cifra de mujeres desciende hasta, tan solo, 24: poco más de dos decenas de científicas cuyo trabajo ha sido reconocido en los últimos 122 años.

Los prejuicios de género han sido una de las barreras más limitantes para que las mujeres accedieran, a lo largo de la historia, a puestos en los que desarrollar al máximo su intelecto, contribuir al avance de la ciencia y la sociedad y, sobre todo, actuar como modelos a seguir e inspiración para generaciones futuras. Por esta razón, el éxito de esas 24 galardonadas en ciencia es de suma importancia pues, además de marcar un hito en sus carreras, contribuyó a allanar el camino para que más mujeres ingresen y prosperen en el mundo de la ciencia.

FÍSICA, LA ASIGNATURA PENDIENTE

De las tres categorías científicas que incluyen los Premios Nobel, sin duda la Física es la que tiene más deberes por hacer: tan solo 4 mujeres han visto reconocidos sus logros en toda la historia de los premios, desde 1901 hasta 2022. La primera que lo hizo, la gran Marie Curie, pisó fuerte pues, además de obtener su premio Nobel de Física en el año 1903 por sus estudios de radiación junto a su marido Pierre Curie y su colega Henri Becquerel, también fue la primera mujer en ganar el premio, teniendo en cuenta todas las categorías. Por si fuera poco, su descubrimiento en 1911 del polonio y el radio la hicieron ganadora del Nobel de Química, convirtiéndola en la única mujer en ganar el Premio Nobel en dos ocasiones.

Maria Goeppert-Mayer

Cordon Press Maria Goeppert-Mayer compartió el Pemio Nobel de 1963 con Hans Jensen y Eugene Wigner.

 

Sin embargo, no fue hasta 60 años después, en 1963, cuando otra mujer conseguía hacerse con uno de los galardones. Se trataba de Maria Goeppert-Mayer, una física teórica estadounidense que consiguió demostrar el modelo de capas nuclear de los átomos. Pero, una vez más, tuvieron que pasar otros 55 años para que otra científica, Donna Strickland, pionera en investigaciones y estudios de óptica y láser, se hiciera con el premio. Andrea M. Guez cierra esta corta lista: en el año 2020, recibió el Nobel de Física para reconocer su descubrimiento del objeto masivo ubicado en el centro de nuestra galaxia.

Si bien ellas fueron las cuatro afortunadas que vieron su trabajo reconocido, muchas otras quedaron relegadas a la sombra mientras que sus colegas masculinos se apropiaban de sus logros y les arrebataban sus méritos. Es el caso, por ejemplo, de Agnes Pockels, una ama de casa a quien le fue negado el acceso a la universidad por su condición de mujer, pero que desarrolló un dispositivo pionero para medir la tensión superficial en grasas y aceites experimentando con sus propios detergentes caseros. Y si bien su estudio se publicó en Nature, pasó completamente desapercibida, y en 1932, Irving Langmuir recibió un Nobel por un “perfeccionamiento” de su trabajo.

No debemos olvidar tampoco a Lise Meitner, considerada hoy en día como “Madre de la Fisión”: a pesar del reconocimiento actual, en 1944 entregaron el Nobel a su compañero de laboratorio, Otto Hanh, por los estudios realizados de forma colaborativa. Y cabe resaltar que Hanh ni siquiera la mencionó en su discurso.

Entra en esta lista de Nobel robados el de 1974, otorgado a Anthony Hewis por el descubrimiento de púlsares, aunque la autoría de su trabajo era de Jocelyn Bell Burnell, o el de 1957, que premió a los compañeros de trabajo de la científica china Chien-Shiung Wu por un trabajo en el que ella era una pieza fundamental.

Lise Meitner junto a Otto Hahn en el laboratorio del recién fundado Kaiser-Wilhelm-Institut.

Foto: Cordon Press Lise Meitner junto a Otto Hahn en el laboratorio del recién fundado Kaiser-Wilhelm-Institut.

 

QUÍMICA, UN ASCENSO GRADUAL

En el ámbito de la Química, el número de galardonadas es, increíblemente, el doble que en las de Física. Sin embargo, no se trata de un buen dato: tan solo 8 mujeres han visto su trabajo reconocido con la entrega del Nobel de Química. La primera de ellas, como podrás averiguar, fue Marie Curie en el año 1911. Y la segunda en conseguirlo presumía de su mismo apellido: Irene Joliot Curie. La hija de Marie se alzó con el premio en 1935 junto a su marido, gracias a sus trabajos en la síntesis de nuevos elementos radiactivos. Este logro convirtió a las dos Curie en la única pareja de madre e hija en ganar un premio Nobel, un verdadero hito en la historia y un gran ejemplo a seguir.

En el año 1964, alrededor de 30 años después, la británica Dorothy Hodgkin, era premiada con el Nobel en solitario por su trabajo con rayos X, el cual le permitió obtener la estructura interna de diversas sustancias bioquímicas, como ciertas proteínas o la vitamina B12. Sin embargo, de nuevo tuvo que pasar bastante tiempo hasta que otra científica obtuviera el premio: en 2009, Ada Yonath se convirtió en la cuarta mujer premiada con el Nobel de Química gracias a su estudio de las propiedades específicas de los ribosomas.

Dorothy Hodgkin y Stephen Hawkings

Dorothy Hodgkin, ganadora del Nobel de Química en 1964, junto a Stephen Hawkings en 15 de julio de 1985

 

En 2018 le llegó el turno a Frances Arnold, quien estudió arduamente la evolución dirigida de enzimas y, en 2020, a Emmanuelle Charpentier y a Jennifer Doudna, gracias al descubrimiento de un innovador método para la edición del genoma humano. Finalmente, en el año 2022, la estadounidense Carolyn Bertozzi recibió el Nobel por el desarrollo de la química click y la química bioortogonal.

Una vez más, ellas son solo la punta de un gran iceberg en el que muchas mujeres quedaron sumergidas, viendo cómo su carrera de investigación no era reconocida y sus logros eran usurpados. Entre estas, se encuentra, por ejemplo, Isabella Karle, autora -junto a su marido- del desarrollo de una serie de técnicas que permitían la determinación de la estructura tridimensional de ciertas moléculas: una vez más, el Nobel (1985) merecido por ambos llegó únicamente a las manos del autor masculino.

MEDICINA, EL EJEMPLO MÁS FUERTE

La categoría de Medicina de los Nobel se eleva sobre el resto en cuanto a mujeres galardonadas, lo cual, aunque es destacable, sigue representando una cifra casi ridícula: de los 231 premiados, 13 son mujeres. La primera en conseguirlo fue, en el año 1947 y junto a su marido, Gerty Theresa Cori, por su descubrimiento de la transformación del glucógeno y el papel que toman las enzimas en ese proceso. Nada más y nada menos que 30 años después, en 1977, le llegó el turno a Rosalyn Yallow, una científica estadounidense premiada por el desarrollo del radioinmunoanálisis de las hormonas peptídicas.

Gerty Theresa Cori

Cordon Press Gerty Theresa Cori en el laboratorio de la Facultad de Medicina de la Universad de Washington, en St. Louis.

 

Durante los años 80, tres maravillosas científicas se alzaron con el Nobel de Medicina. El 1983 lo hizo Bárbara McClintock por su descubrimiento de elementos genéticos móviles; en 1986, fue Rita Levi-Montalcini la galardonada gracias a su innovador hallazgo del factor de crecimiento nervioso; y finalmente, en 1988, lo conseguía Gertrude B. Elio, una científica que investigó las claves del tratamiento y desarrollo de medicamentos. En el mismo siglo, Christiane Nüsslein-Volhard conseguía el Nobel de 1995 por sus descubrimientos del control genético en el desarrollo de los embriones.

Durante el siglo XXI, fueron seis científicas las que se hicieron con el Nobel, con lo que la cifra creció de forma exponencial. Las premiadas fueron Linda Buck en 2004 por el hallazgo de los receptores olfatorios, Françoise Barré-Sinoussi en 2008 por el descubrimiento del VIH, Elizabeth Blackburn y Carol Greider en 2009 por su descubrimiento de la parte del genoma humano relacionado con el envejecimiento de las células, May-Britt Moser en 2013 por sus estudios de células que constituyen un sistema de posicionamiento en el cerebro y Tu Youyou en 2015 por descubrir la cura de la malaria.

Finalmente, en 2023 se premió a la investigadora Katarin Karikó por el desarrollo de vacunas de ARN mensajero efectivas contra la COVID-19. Sin embargo, ser la categoría que más peso ha dado a las mujeres no la exime de haber dejado, a lo largo de su historia, a muchas de ellas sin reconocimiento.

 

Fuente: National Geographic
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