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“Ninguna de nosotras está sola, compañeras”: Vivir Quintana en Tuxtla Gutiérrez


Tuxtla Gutiérrez, Chiapas / Stephanía González.- El sábado pasado, después de casi un año y tras 6 meses de continuar en semáforo verde debido a la pandemia, en Chiapas regresó el bazar del Mercadito Las Tuxtlecas, proyecto realizado por la Secretaría para la Igualdad de las Mujeres en Tuxtla Gutiérrez.

La Secretaria, Gely Pacheco Montero, comentó que estuvieron presentes más de 130 proyectos de mujeres Tuxtlecas, incluso de otros municipios, de igual manera fueron invitadas artistas locales como las Marimberas Orquesta, un grupo integrado por 8 músicas de diferentes municipios y países que nos hicieron bailar al son de la marimba, la batería y la guitarra eléctrica.

 

 

También estuvieron presentes las Dancing Queens, tres mujeres jóvenes que nos hicieron vibrar con el violín, la batería y el bajo, un trío de ensamble fresco con una armonías que te hacen deslizarte como hoja cayendo.

 

 

Muchas compañeras, amigas y hermanas de lucha también estuvieron muy pendientes de la presentación de la norteña Vivir Quintana.

Vivir Quintana

Vivir comenzó a tocar a medio día, acompañada de casi cincuenta mujeres frente a ella, entre jóvenes y adolescentes, sin importar el sol que resplandecía sobre nuestras cabelleras. Incluso la presidenta municipal Karla Burguete estuvo a los laterales de la tarima escuchando, cantando y con su celular capturando el momento. Alrededor, a la sombra de los árboles y de la Tienda del Mercadito Las Tuxltecas y del Café se acomodaban integrantes de la Secretaría, productoras tuxtlecas, amigas, y más personalidades de nuestra ciudad, incluso niñas que pasaban jugando se quedaban para escuchar a la coahuilense.

Pero bueno, comencemos con lo que nos regaló Vivir Quintana en su visita por tierras conejas, pues el aprendizaje fue desde el corazón.

La prueba de audio. Vivir Quintana comenzó a interpretarnos la canción de Claro que no, la cual escribió tras una injusticia que vivió una compañera privada de su libertad por defenderse de sus agresores. Una canción que a más de una quizá, llegó a calarnos el pecho.

Voy a contarles que ando toda confundida
No tengo claro lo que anoche sucedió, corté la espalda de un señor en la cocina
que a mi madre con navaja me la hirió
pues estaba obscuro y los padres ladre y ladre
era un gigante aquel intruso abusador
y cuando yo logré mirar aquel encuadre, era mi padre el atacante aquel señor.
Tengo 14 y no sé lo que me dicen, tengo 14 y ya guardo ese dolor
Soy una niña cuando salgo en las noticias y una mujer cuando se habla de prisión

Después de este golpe de realidad y rabia, nos invitó acercarnos más, (vaya que fue como metafórico el hecho de juntarnos, como si nos acuerparamos). Fue este momento en el que nos acercamos a la tarima, un poco más cerca de la sombra de los árboles, un poco más cerca todas, un poco más juntas.

Muchas de las canciones que cantó no se encuentran de las plataformas digitales pues trabajar de manera independiente no siempre permite alcanzar todas de manera inmediata.

La casa de la esquina fue la primera canción que nos transmitió y llevó hasta el norte de México, en Coahuila, a su espacio intimo, a su hogar, hasta su familia.

Cuando me acuerdo de esa vida me agarran ganas de llorar
Siempre la música perfecta giraba en torna mesa y la oía mi papa
Mientras contando las estrellas con mágica certeza la voz de mi mamá se oía
Y mis hermanos con su risa le dieron magia a aquel lugar
Cuando me acuerdo Coahuila me agarran ganas de llorar

Y la primera ovación de alegría fue al decir que de Chiapas y Tuxtla tampoco se podrá olvidar.

La segunda canción nos las dedicó a todas nosotras, porque como mujeres “crecimos aprendiendo como teníamos que ser, como teníamos que comportarnos, como teníamos que dirigirnos al mundo. Y un día despertamos y un día nos damos cuenta que podemos hacer las cosas distintas. Se las dedico a cada una de ustedes porque quiero que un día nos sintamos así como dice la canción “poderosas”, “mágicas”, porque somos participe de este mundo y porque somos dueñas de este mundo también”, expresó antes de cantarnos Sorora

Yo te quiero eterna,
Fabulosa y plena sabia y hechicera
Cósmica y sirena
Yo te quiero viva cierta y decidida
Con la piel despierta
Amando a quien quieras
Con tus manos libres, con tu cuerpo tuyo con tu voz sonora ,
Con tus piezas juntas, con tu mar en calma con tu luz sorora
Mirate eres razón y causa si estas tu nos crecen mas las alas
¡No vas sola, vamos todas!

Vivir venía de la Ciudad de México, en ese momento llovía y hacía frío por lo que no se imaginaba que la capital de chiapaneca viviría el calor de medio día de aproximadamente 30 grados, lo sentiría a flor de piel y al aire libre. Calor al cual nosotras, vaya que estamos acostumbradas. Tras la emoción de estar expresó que este “era un calor bonito” el cual no se imaginaba pero estaba disfrutando confesó entre bromas.

“Nosotras nos completamos porque estamos enteras”, ese fueron algunas de las palabras con las que comenzó antes de tocar la tercera canción, la cual trata sobre una relación entre dos personas pero no de una relación tóxica, sin celos, sin ataduras, sin la necesidad de ser completada porque nacimos completas, aquella relación que se da desde la autonomía de cada ser.

Enamorada del lunar que hay en tu cara
de tus ojos de semilla floreciendo en mis pupilas
de tus manos que caminan muy despacio en mis costillas
cuando hacemos el amor.

Las luces de la tarde, fue la canción que continuó, antes nos compartió que su llegada al feminismos fue a los 25 años y su deconstrucción  fue un poco complicada al ser originaria de Francisco I. Madero un pequeño pueblo al suroeste de la Comarca Lagunera del estado de Coahuila. Y reconoce que se cometen muchos errores antes de llegar pues son demasiadas las ideas cuadradas con las que crecemos. Justo nos compartió alguna de las reflexiones con las que coincidió con amigas en Tuxtla: “Todas tenemos nuestro camino, todas llegamos […] entonces hay que hacerlo por las que vienen atrás, agradeciendo a las que ya vienen adelante y a las que están”.

De igual manera, pidió un aplauso para cada una de nosotras. Y de una forma muy peculiar y cuidadosa, la invitación al Mercadito Las “Tuuuxxtleecas”; y continuó la deconstrucción en las canciones.

Yo no quiero enamorarme
Quiero que te reconozca y cuando te descubras
Yo ser tu cielo o tu paloma

Después de la canción Casita dela Selva, nos contó que de niña a los 7 u 8 años, al recorrer de su escuela a la casa escuchaba mucho una canción, muy norteña, muy regional como la de No hay novedad, y cada vez que la canta suceden los recuerdos a su niñez, a sus raíces. La cual muchas compas entonaron.

Entre cada canción no faltaba la alegría, las risas, la ironía y la experiencia donde cada una de nosotras nos identificábamos, en una de esas nos cantó la canción de Las Vecinas, la peculiar historia de encontrar a una persona que te reconforta cada vez que la ves, pues mientras allá afuera es un caos, existe una casa dónde encuentras calma junto a alguien más.

“Muchas gracias México y Tuxtla”, expresaba, los gritos se hicieron presentes, pues hizo notar su gusto por la ciudad capital y por San Cristóbal, su siguiente parada, pero no era la primera vez que iría pues ya había venido con su familia. Las invitaciones a tour y hospedaje no se hicieron esperar.

Antes de cantar Besar nos reveló que está trabajando en un disco formal el cual podría salir próximamente.

Cucurrucucú paloma, la canción más especial

Cucurrucucú paloma, una de las canciones que más importancia “y especiales de la vida (de Vivir Quinata ) … Y que si esa canción, si yo no la hubiera escuchado un fin de semana en casa, ustedes y yo no nos conoceríamos”. Fue con esta que se dio cuenta, a los 12 años, que ella cantaba y su gusto por la música.

“Mis papás me ponían música los fines de semana, mis papás son profesores normalistas, trabajaban toda la semana incansablemente… y los fines de semana recuerdo ver los escritorios y mesas en la casa llenos de exámenes, porque antes no era digital la cosa, ¿no? (ríe).  Mi mamá tenía que pasar a mano las calificaciones, veía un chorro de exámenes ahí, y mientras ponían música. Entonces ahí conocí esta canción, que es de un señor, Tomas Méndez y que la hizo inmortal, Lola Beltrán, una cantante a quien admiro mucho”

También fue esta canción que cantó junto a otras compañeras en la gira de la cantante Mon Laferte, justo ahí fue donde comenzaron los proyectos que hicieron que su vida cambiara completamente.  Y así muchas cantamos al son de su guitarra Cucurrucucú paloma.

Una vez más agradeció a la Secretaría de Igualdad para las Mujeres por la invitación, invitó a consumir los productos de mujeres Tuxtlecas. Nos compartió que el pozol (una bebida local hecha de cacao y masa) le gustó mucho y quería ir por otro, pidió el consejo de qué más debería de probar y obviamente como buenas chiapanecas destacamos que no podría irse sin probar el tascalate y el posh. Pero pues no era la primera vez que probaba esta última bebida, pues la chiapaneca y cantante Carmen Ruíz, ya le había compartido, la cual obviamente deseaba probar nuevamente.

Y bueno el momento más esperado llegó

“Es una canción muy poderosa, muy fuerte, muy grande, y que es una canción que estoy buscando que cada vez levante más conciencia, porque es importante sepamos que la violencia de género que está azotando nuestro país, no solamente es exclusiva de un estado sino de todo México. Ahorita estamos teniendo muchas pérdidas lamentablemente, muchas compañeras, muchas amigas, muchas hermanas y tenemos que seguir nosotras  levantando la voz porque esto no se acaba”.

Dijo que a pesar de la pandemia, es necesario ir a marchar con todo los protocolos de seguridad de salud. “Pues la lucha contra la erradicación de la violencia de género sigue, continúa, y la hacemos todas. Todas podemos hacerlas de diferentes frentes […] la lucha se hace desde casa”.

Incitó a que si no podemos salir a marchar, podemos hacer la lucha desde casa, invitando a mamá, las hermanas, sobrinas, amigas, vecinas, tías, cuestionando a papá, a la familia, compartiendo información desde redes sociales y crear conciencia.

Agradeció a la mamá y papá de Karla Yesenia, víctima de feminicidio, quienes se encontraban también en la Calzada de las Personas Ilustres, por continuar la lucha y exigencia de justicia.

“Ninguna de nosotras está sola, compañeras” y fue así como Vivir nos hizo una vez más sentir la rabia y cantar a todas la Canción Sin Miedo.

Esto no fue el final, pues invitó a cantar a dos grandes músicas chiapanecas, Avril Tabita Joy, quien protagonizó junto con otras compañeras feministas un video de dicha canción en Tuxtla Gutiérrez, y a Jacinta Fuentes Pérez, que entre nervios y sonrisas entonaron el coro. Jacinta, de raíces oaxaqueñas realizó una modificación a la estrofa al mencionar a las arquitectas así como los nombres de mujeres asesinadas por la violencia feminicida en el estado de Chiapas.

Avril Tabita Joy y Vivir Quintana

 

“Por todas las compas marchando en Sonora, por todas las morras luchando en Sonora, por las comandantas luchando por Chiapas, por las arquitectas luchando en la obra, luchamos sin miedo, pedimos justicia, gritamos por cada desaparecida, que retumbe fuerte nos queremos vivas que caiga con fuerza el feminicida”.

 

Jacinta Fuentes Pérez y Vivir Quintana

 

Y fueron con estás dos versiones que Vivir Quintana finalizaba su presentación pero no su estancia en la ciudad.

No están para saberlo, ni yo para contarlo… pero ese mismo día, en una cena, Quintana regaló parte de sus historias, sus vivencias no sólo durante su concierto, sino que en otra platica la compositora contó su caminar desde Coahuila, hasta la ciudad de México, anécdotas sobre música, charlas sobre lo importante que es el apoyo a las cantautoras, compositoras y la cultura, incluso compartió consejos con varias músicas chiapanecas.

Vivir Quintana no sólo nos regaló el himno feminista de Canción sin miedo, sino un poco de su música, la historia de cada canción, parte de su lucha, su crecimiento y sus experiencias, desde Tuxtla te decimos gracias por la música, la armonía, la alegría por unirnos en una sola voz, una vez más, porque desde ahí también se lucha.

 

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