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“No se puede obviar al 51% de la población. El periodismo debe tener un enfoque de género y DH”


“Sin Habitación Propia. Crónicas sobre mujeres sin hogar de norte a sur”, proyecto en el que trabajan diferentes periodistas: Lula Gómez, Carla Fibla, Eileen Truax, Laila Abu Shihab y Nuria Tesón

Madrid / Carlota García Sánchez (AmecoPress).- “Sin habitación propia. Crónicas sobre mujeres sin hogar de norte a sur” es el grito periodístico de cinco reporteras que ponen sobre la mesa la violencia, la vulnerabilidad y el silencio que padecen las mujeres sin hogar. Lula Gómez, periodista con una amplia trayectoria en distintos medios, ha sido la encargada de coordinar este proyecto que actualmente está recaudando financiación y cuenta con la participación de Carla Fibla, Eileen Truax, Laila Abu Shihab y Nuria Tesón.

No es el primer trabajo en el que Gómez decide reivindicar los derechos de las mujeres. Su documental “Mujeres Al Frente” supuso la visibilización del papel de las mujeres en el proceso de paz de Colombia. Actualmente, coordina el equipo de periodismo de la Fundación Porcausa y también es la autora del libro “Condenadas al silencio”, sobre su experiencia en una cárcel de Perú.

¿Cuál es el objetivo de “Sin Habitación Propia: Crónicas sobre mujeres sin hogar de norte a sur”?

En libros.com surgió la posibilidad de coordinar desde el periodismo temas que tienen que ver con los derechos humanos y me pareció importante el tema de las mujeres sin hogar por varias razones.

En primer lugar, porque la sociedad aún no se ha puesto las famosas gafas moradas para analizar la perspectiva de género. Aún no está consolidada la idea de que las mujeres no somos un colectivo, dado que somos más de la mitad de la población, el 51%, en todo caso el colectivo sería la parte masculina. Por supuesto, las mujeres sin techo son aún más olvidadas porque incomodan y molestan, además, por el tema de la seguridad y del género son las que menos ocupan las calles porque las violan y las acosan. Para ellas la calle pesa más que su salud mental, algunas acaban suicidándose, otras prefieren vivir en el sofá prestado de algún amigo o alquilar por 300 euros un trastero. En otras ocasiones se ven obligadas a aceptar chantajes sexuales de: “puedes acceder a mi nevera y a un techo, pero si pasas por mi cama”.

Por todo ello, el proyecto surge con el objetivo fundamental de visibilizar estas situaciones desde el periodismo para desvelar que estos hechos tienen toda una complejidad detrás y requieren ser abordados a través de las violencias que sufren: institucional, económicas, físicas, de salud etc.

En el proyecto trabajas con un equipo de otras cuatro mujeres muy potentes; Carla Fibla, Eileen Truax, Laila Abu Shihab y Nuria Tesón ¿por qué has pensado en ellas o cómo surge la idea de este trabajo conjunto?

La estructura del proyecto se ha planteado para ser abordado desde una perspectiva global. De esta forma, como coordinadora pensé en colegas profesionales que pudiesen narrarlo de una forma interesante desde diferentes partes del mundo. Además, me parecía importante que fueran mujeres para tener esa mirada y esa profesionalidad que ellas tienen.

Desde Oriente Medio Nuria Tesón aborda la crisis económica de Egipto y cómo la sufren doblemente las mujeres, especialmente la situación de las viudas que pierden a los maridos y se quedan en la calle repudiadas. En América Latina, Laila Abu Shihab se centra en las mujeres venezolanas en tránsito que carecen de casa y también de las excombatientes colombianas que han pasado de acordar la paz a encontrase en la calle. Desde Los Ángeles, ciudad principal de homeless, Eileen Truax pone el foco en las homeless mujeres y también en la migración. Por último, desde África Carla Fibla aborda el tema de la trata.

“Sin Habitación Propia” no se olvida de dar una solución ante esta situación y en palabras de Eileen Turax: “me ha permitido poner sobre la mesa la idea de que no necesariamente estar sin hogar significa estar sin techo. Puedes tener un techo y de cualquier manera no tener un hogar, lo que les ocurre a algunas mujeres en Estados Unidos”.

Tus capítulos se centran en España ¿esa situación es muy diferente a otros países o existe cierta mundialización? ¿por qué es necesario abordar un tema así con perspectiva de género?

Yo voy a abordar lo que ocurre en España, reflejo de la Europa occidental. A pesar de que la tendencia es la misma existen ciertos condicionantes económicos y culturales que cambian la situación en algunas regiones, por eso, la Europa occidental quizá es menos dura económicamente que en Colombia donde el estado del bienestar es menor.

En mi capítulo centro la atención en el incremento del número de mujeres sin hogar, especialmente después de la crisis sanitaria del coronavirus, que provoca que aquellas cuidadoras sin papeles acaben en la calle tras la muerte de las personas mayores a las que atendían. Además, quiero contarlo desde el punto de vista de las violencias sexuales que sufren ya que en muchas ocasiones son las responsables de no querer contar la situación. Primero necesitan un techo, las violaciones lo consideran como un segundo tema.

Existe mundialización, sin duda. A las violencias que sufren las personas sin hogar se añaden la carga de los hijos y los estereotipos por ser mujeres: la mujer sin techo siempre va a ser más fracasada que el hombre sin techo porque no ha cumplido con el deseo de la sociedad de ser una mujer de casa y del hogar.

En otros trabajos anteriores como Condenadas al Silencio o Mujeres Al Frente, también denuncias la situación de las mujeres y la violencia que se ejerce sobre ellas, ¿por qué decides enfocarte en estos temas? ¿Crees que el periodismo debería centrarse más en la perspectiva de género y en visibilizar las situaciones de las mujeres?

Sin duda, creo que el periodismo para ser profesional debería tener ese enfoque de perspectiva de género y de derechos humanos. El trabajo está incompleto si obviamos al 51% de las fuentes y de la audiencia.

Me considero activista y feminista radical, por eso, creo que hay muchos temas necesarios que abordar con perspectiva de género. En mi caso lo he ido aprendiendo, hace 15 años no me consideraba feminista radical ni pensaba que era tan necesario ese lenguaje inclusivo, pero vas abriendo los ojos y descubres todo un mundo por narrar.

La comunidad internacional ha reconocido que la participación de las mujeres es esencial para lograr una paz duradera
Mujeres Al Frente muestra la alternativa de varias mujeres a la violencia y su papel en la construcción de paz en Colombia ¿qué importancia tuvo la labor de estas mujeres? ¿cuál es el propósito del documental?

Lo que pretendía demostrar es lo que dicen estudios de Naciones Unidas sobre la construcción de paz: “es más duradera y sostenible en el tiempo si participan las mujeres”. Eso desde el punto de vista práctico y funcional, pero si nos atenemos a los derechos humanos y a la democracia es fundamental y yo no creo en una democracia que no nos represente y que no nos deje participar.

Las protagonistas del documental son unas maestras que han conseguido sentar a víctimas con verdugos y que se miren a los ojos para entender que el único camino es el diálogo. Era necesario contar la historia de estas mujeres desconocidas para el mundo, pero a las que deberíamos estar muy agradecidas.

En el documental se habla de La Ciudad de las Mujeres ¿en qué consiste?

La Ciudad de las Mujeres la monta Patricia Guerrero, abogada y feminista, para ofrecer una parcela a las mujeres desplazadas (que son las más pobres). En esa parcela cada una construye su vivienda para empezar algo tan básico como una “habitación propia” y desde ahí reiniciar sus vidas y poner unas normas. Permitían hombres, pero solo solo si cumplían sus nomas, es decir, “la no violencia”. Si los hombres abusaban de ellas serían expulsados de la comunidad. Una historia muy bonita en la que lamentablemente faltan recursos.

La participación de las mujeres en el proceso de paz en Colombia supuso un importante hito ¿Por qué sigue habiendo tanta resistencia a la participación de las mujeres en la resolución pacífica de los conflictos, no solo en Colombia, sino en el resto del mundo, cuando se sabe que si participan las mujeres la paz es más duradera?

Por un lado, imagino que es por efecto del patriarcado, que no es ni más ni menos que la imposición de unos poderosos sobre otras que carecen de privilegios. Por otro lado, ocurre que se está confortable con unos procesos que a lo mejor no funcionan, pero nadie es capaz de darle la vuelta.

Sin duda, la industria armamentista también influye. En general, las mujeres son incómodas porque rechazan el capitalismo y el sistema establecido.

Actualmente, Colombia es protagonista de la brutal represión de las fuerzas armadas y de la falta de derechos humanos ¿qué opinas del tratamiento informativo que la prensa en nuestro país está dedicando a lo que está sucediendo en Colombia?

Los medios creo que estamos ensimismados en nuestro ombligo. Nos falta amplitud de miras y entender que es Israel quien está bombardeando Palestina y que África es víctima de un terrorismo impresionante. No solo los periodistas, es responsabilidad de los medios de comunicación que precarizan y acaban teniendo sólo un corresponsal para todo África. Debemos dejar de mirarnos el ombligo y atender al periodismo internacional.

¿Crees que los derechos de las mujeres en Latinoamérica están avanzando o están estancados debido a la ola de gobiernos de ultraderecha que vive la región: Jair Bolsonaro, Sebastián Piñeira, Iván Duque etc.? ¿y en el resto del mundo?

Afortunadamente creo que el feminismo está muy potente y sano, a pesar de los gobiernos retrógrados que están al frente de ciertos países.

No obstante, las mujeres con las crisis económicas siempre tenemos situaciones muy incomodas del retroceso de los derechos, pero los movimientos de ahí están muy fuertes: en Perú, en Argentina, en México, en Colombia como para que ahora retrocedan.

En el resto del mundo también considero que el feminismo avanza, aunque nos encontremos con dinosaurios en contra de perder sus privilegios y que niegan la violencia machista.

Tenemos que ser muy fuertes, muy conscientes y remar juntas.

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