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Por la Cuarta: Cambia, todo cambia, por Enriqueta Burelo

María Enriqueta Burelo Melgar originaria de Chiapas ha sido Coordinadora del Programa de la Mujer, Consejo Estatal de Población 1984, Fundadora del Departamento de Género, UNACH y fue Secretaria Municipal de la Mujer, Tuxtla Gutierrez ( 2015-2018). Se ha desempeñado como articulista y conductora de televisión. Colaboró en el libro Desde mi Piel, un retrato de 20 políticas chiapanecas en el 2015.


Por la Cuarta | Enriqueta Burelo Melgar

“Cambia todo cambia, Cambia lo superficial, Cambia también lo profundo, Cambia el modo de pensar, Cambia todo en este mundo”, canta Mercedes Sosa, y de un día a otro la vida cambia, llegas a los 60 con garbo de torera, partiendo plaza, y al otro día, tus hormonas te juegan chueco y estás llorando en la ducha,  y un día más estas en la ducha pero jugando con alguien y no precisamente a hacer figuras con espuma.

Así como desde jóvenes debemos ahorrar para el retiro, un consejo para las millenials, también se debe ahorrar para los drinks, para el Netflix, el cirujano plástico, para la terapia, para el Botox, que no te lo da ni el ISSSTE, ni el Seguro Social, menos el Instituto para el Bienestar o algo así que sustituye al Seguro Popular.

En esta era digital nos estamos tomando fotos constantemente y las cámaras son criminales nos toman hasta la última mancha o arruga, hasta la campanilla. Puedes engañar con el Photoshop, pero estamos conscientes de nuestra imagen, sobre todo en una foto grupal donde tus compañeras pueden ser tu hijas o alguna tu nieta, pero también, puede ser alguien de tu edad, que gracias al ejercicio y al cuidado luce más joven, simplemente hay que ser realista, unos kilos de menos, son años de menos, y no solo es cuestión de estética, sino que por cada kilo que perdamos, la carga que se ejerce sobre la rodilla disminuirá cuatro kilos, es salud.

Recientemente alguien me decía, -porque no usas tus ahorros para hacerte un bypass y te vas a sentir feliz-, unos años atrás cuando estábamos cerrando la compra de un auto para mi hija, ella me decía, -mamá si quieres hacer una de esas operaciones para bajar de peso en automático, me quedó con mi carrito viejo, diez años atrás me quedé en la antesala de un quirófano a punto de emerger de Santa Brígida, una playa de mi  querido Arriaga, cual la sirenita en busca de su príncipe. Hace diez años hubiera sucumbido a las garras del capitalismo salvaje, que quiere cuerpos perfectos, hoy después de observar varios casos da un poquitín de miedo, y prefiero ser una belleza renacentista pintada por Rubens o  ser musa del colombiano Botero.

Y aquí abro una paréntesis para reflexionar y separar dos aspectos importantes, uno la salud y otro la estética, la obsesión por el físico puede ser el mayor enemigo de una mujer, algo que han sabido aprovechar muy bien las clínicas de cirugía estética, pues cada vez es mayor el número de personas que se someten a operaciones (con todos sus riesgos) para perfeccionar defectos, en algunos casos sin conseguir el efecto deseado (lo que ha provocado otras muchas depresiones), y en otras ha llegado a provocar el fallecimiento de la persona. Las más jóvenes tal vez no recuerden los casos de Elvira Quintana y Lucha Villa, pero si los de Alejandra Guzmán. Elvira Quintana una bella actriz en los 60s, acudía a ponerse inyecciones de Silicón en las piernas y los senos para tornear su figura; pero las inyecciones de esta sustancia comenzaron a obstruir los conductos renales, lo que provocó que Elvira Quintana fuera hospitalizada, por más esfuerzos que hicieron los doctores, Elvira Quintana fue desahuciada; Lucha Villa, una de las cantantes más importantes de la música ranchera se retiró de la música desde 1997, por secuelas de una cirugía estética y en el caso de Alejandra Guzmán, sigue probando con las cirugías estéticas para mantenerse joven, a pesar de que se ha tenido que someter a más de 20 procedimientos médicos a raíz de un tratamiento para aumentar el tamaño de sus glúteosque casi le quita la vida en el 2009.

Si hay que hacer ejercicio, si bajar de peso, si bailar zumba, si usar mascarillas para hidratar, ácido hialuronico para combatir las arrugas, corte de cabello y diseño de color también,  pero por otra parte, no podemos ser esclavas de canones de belleza a los que solo puedes aspirar después de 20 operaciones, varios sustos, y con la cara transformada de tal modo, que ni tu chucho te reconoce.

El otro día leí una información sobre la pomada de la Campana, recuerdo que en mi época era considerada como medicina para raspaduras y problemas de la piel, sin embargo, también oía contado por mi abuelita, que tenía propiedades cosméticas, que es capaz de ir desapareciendo las manchas de sol, combate las arrugas y 50 cosas más, dada que es una hacedora de milagros mañana salgo a comprar mi crema, cada etapa ha tenido su medicina para para conservarnos bellas de por vida.

Por otra parte, es importante fortalecernos emocionalmente, por lo que si no fuiste hija de Freud, hoy. si ya resolviste tus broncas con la Psicología y entendiste que no te llevaran al San Agustín, sino te ayudara como el Quijote a desfacer entuertos emocionales y a pelear con molinos de viento, escoge alguien de formación Gestalt “aquí y el ahora”, a estas alturas de la vida ya no estamos para hecharle la culpa a papá o a mamá, como el Peje que le echa la culpa de sus males a la administración pasada, ya que si le entras al psicoanálisis a los 90 seguirás acostada en el diván, o si gustas algo más exótico éntrale al Mindfulnes o llégale a la zumba, para liberar oxcitocina, mientras bailas Gente de la Zona con Thalía “agárrame otra vez, pero lento, lento, lento sin arrepentimiento”, “sin pena, sin tormento”, y vivan las hijas de Freud.

Ya empoderada emocionalmente, búscate a un galán millenials o de la generación X o de la generación de la esquina, que te envié mensajitos que digan: “donde le sobraban kilos, yo le respondía que le faltaban besos”, ¡arroooz!, como diría mi adorado Tin Tan. O como señala el genial Gabriel García Márquez en Cien Años de Soledad: “Había perdido en la espera la fuerza de los muslos, la dureza de los senos, el habito de la ternura, pero conservaba intacta la locura del corazón “, eso es esencial conservar la locura.

El presente es nuestro momento, y es como debe ser, uno de esos mensajes que envían por WhatsApp dice si en la crisis de los 40s no cometió las tonterías suficientes, hágalo ahora. Y por otro lado es mejor fluir y dejar fluir.

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