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Por la cuarta: ‘En defensa de la felicidad’ por Enriqueta Burelo

María Enriqueta Burelo Melgar originaria de Chiapas ha sido Coordinadora del Programa de la Mujer, Consejo Estatal de Población 1984, Fundadora del Departamento de Género, UNACH y fue Secretaria Municipal de la Mujer, Tuxtla Gutierrez ( 2015-2018). Se ha desempeñado como articulista y conductora de televisión. Colaboró en el libro Desde mi Piel, un retrato de 20 políticas chiapanecas en el 2015.


Por la Cuarta | Enriqueta Burelo Melgar

 

En defensa de la felicidad es el título de un libro que me llamó la atención, porque el tema de la felicidad me ha ocupado los últimos años, y me preocupa que hoy existan talleres, cursos, seminarios que nos dictan estrategias sobre cómo ser felices, y me pregunto será posible tanta felicidad.

Hoy quiero compartir mis reflexiones sobre el tema y como a lo largo de mi vida el concepto de felicidad ha ido cambiando notablemente: cuando tenía cerca de seis años fui inmensamente feliz con unas pantuflas color fresa, que mis papas me compraron durante una visita a la ciudad de México, me sentía tan a gusto con ellas, que no me las quería quitar y estuve a punto de no cambiármelas durante el tiempo que durante nuestra estancia en el entonces Distrito Federal, fui inmensamente feliz en Arriaga en cada periodo de vaciones, escuchando mis música preferida en mi adolescencia o cansada después de haber bailado toda la noche.

Me sorprende las cosas tan sencillas que me hacían feliz, bueno actualmente no ando tan lejos de ellas, me encanta la posibilidad de un viernes en la tarde con las amigas, riéndonos de viejas y nuevas anécdotas o componiendo el mundo, el baile, pero bailar la música que me gusta, me hace especialmente feliz, y por lo contrario me entristece profundamente que vivimos en una época donde la felicidad debe ser inmediata, como el nuevo aparato vibrador con el que puedes llegar al orgasmo en un minuto, cuando la ración de piel es más importante que el resultado. Nos provoca ansiedad y desesperación sentir un poco de malestar, tristeza o ira. Los medios de comunicación y la mercadotecnia nos prometen felicidad a bajo costo, con bonitos colores, a pagos fijos y a la moda. Nadie nos dice que los intereses son muy altos.

Matthieu Ricard, el budista francés, autor del libro que da pie a esta reflexión, difiere con la felicidad inmediata, él nos sugiere que más que un estado de ánimo temporal, “ser felices” es un estilo de vida que debemos construir; muy parecido a querer ser vegano, ecologista, yogi o dark. No es sólo el deseo de un futuro inmediato, sino la adaptación de nuevos hábitos y costumbres.

En un chat de amigas, una de ellas celebraba el 19 de septiembre su nacimiento, me entró la duda pero si ese día no es su cumpleaños, y fue entonces cuando ella nos comentó un hecho de su vida que desconocíamos, fue sobreviviente del terremoto que asoló ese año en la ciudad de México, estaba en uno de esos hoteles que quedaron destruidos, una amiga y ella lograron salir sin más prendas de vestir que su baby doll y realmente es como ella dice: volvió a nacer, cuando nos enfrentamos a la idea de la muerte, hay una transformación, el parto de una nueva persona, la idea de la finitud de las cosas y la inmensidad del amor nos ponen en situaciones límite, ya que son experiencias extremas en las que solemos darnos cuenta de la ausencia total de control externo e interno.

Me gusta y me emociona hasta las lágrimas, una melodía que se entona en eventos religiosos y cuyos párrafos van así:

Si el grano de trigo no muere,
si no muere solo quedará,
pero si muere en abundancia dará
un fruto eterno que no morirá.

Yo la interpreto no como la muerte física, sino las diversas muertes o renacimientos que sufrimos a lo largo de nuestra vida y que son ventanas de oportunidad para ser mejores personas, más generosas con nuestro prójimo y con nosotras mismas.

Por otra parte, está la soledad del amor, el amor que debía ser plenitud y felicidad también puede ser obscuridad, dolor, muerte, en el mayo francés del 68 una maestra es condenada a la cárcel acusada de pervertir a un menor, su alumno, del que ella se enamora, surge la película y la melodía que es el tema musical y que habla de la imposibilidad del amor:

Morir de Amor…
Es morir solo en la oscuridad
Cara a cara con la soledad
Sin poder implorar clemencia ni piedad

Víctor Frankl, el psiquiatra vienes, creador de la Logoterapia, pasó varios años de su vida en un campo de concentración, y en el tuvo la oportunidad de observar a sus compañeros: «la unicidad y singularidad que diferencian a cada individuo, y confieren un sentido a su existencia, se fundamenta en su trabajo creador y en su capacidad de amar». Por eso, quien sea «consciente de su responsabilidad ante otro ser humano que lo aguarda con todo su corazón, o ante una obra inconclusa, jamás podrá tirar su vida por la borda. Conoce el porqué de su existencia y será capaz de soportar casi cualquier cómo», parafrasea las palabras de Nietzsche “el que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo”.

La felicidad es eso, encontrarle sentido a la vida, y abrirse al amor, al amor generoso, altruista, también erótico o al ágape, la esencia del amor ágape es la buena voluntad, la benevolencia y el placer voluntario en el objeto del amor, la salvación de las pesonas solo es posible en el amor y a través del amor.

Hoy muchas feministas diríamos, la felicidad es el amor propio, una vida libre de violencia y no andamos erradas.

 

 

 

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