Home > Opinión > Por la Cuarta: Incontinencia vs Romance por Enriqueta Burelo Melgar

Por la Cuarta: Incontinencia vs Romance por Enriqueta Burelo Melgar

María Enriqueta Burelo Melgar originaria de Chiapas ha sido Coordinadora del Programa de la Mujer, Consejo Estatal de Población 1984, Fundadora del Departamento de Género, UNACH y fue Secretaria Municipal de la Mujer, Tuxtla Gutierrez ( 2015-2018). Se ha desempeñado como articulista y conductora de televisión. Colaboró en el libro Desde mi Piel, un retrato de 20 políticas chiapanecas en el 2015


Por la Cuarta | Enriqueta Burelo Melgar

Incontinencia vs Romance

La gravedad no es amable con el cuerpo, a medida que envejece, creo que ello afecta también nuestra vejiga y hace que un chipi, chipi o una lluvia intensa nos bañe totalmente y provoque un accidente de proporciones como el Diluvio Universal.

La incotinenecia urinaria no es una enfermedad grave pero puede convertirse en incapacitante y generar aislamiento social, depresión, además de otros problemas de salud y afecta a casi la mitad de las mujeres de 60 años en adelante.

En mi caso la incontinencia es casi de nacimiento, me pase la mayor parte de la adolescencia, aguantándome las ganas de ir a hacer pipí, por pena, porque la plática estaba muy interesante, porque había hombres de por medio, bueno, adolescentes en sus primeras conquistas, pero en ese sistema sexo-genero desigual en el cual vivimos, los veíamos como dioses bajados del Olimpo y nosotras simples mortales. En esa época hubo algunos incidentes sin importancia, pero a medida que crecí he conocidos todos los baños de la ciudad de México, de Tuxtla y ciudades que visito.

Ya en la edad dorada, como adulta en plenitud a punto de recibir mi bono de la  “Cuarta”, cuando estoy con un galán en pleno coqueteo aleteando las pestañas, que acarician al mirar, recordando a mi querida Corin Tellado, o muy intelectual hablando de Hamlet y “To be o not to Be”, te llega la primera alarma o las primeras gotitas, lo que es peor, te pones roja, que parece rubor de quinceañera y te contorsionas como artista de circo, esfuerzo que todo tu cuerpo hace por que no ocurra un accidente, en ocasiones tienes que dejar al otro con la palabra en la boca y ahí termina el romance o la tragedia de Shakespeare y sales corriendo al pipis room.

Como niña, niña las de los ojos, bien portada, tengo que ir al baño por lo menos dos veces antes de salir de la casa y ello me molesta. Ya que si es una cita romántica donde hay posibilidades de algo más, ya me había lavado la “panocha”, “papaya”,  vagina o como usted quiera decirle para que huela al jardín del Edén o al Puerto de los Pecados como diría Raúl Ornelas: En el último poblado donde escapan los enamorados. Si no fui al baño en la casa, trato de no tomar líquidos hasta no haber alcanzado el nirvana y que cosa más penosa si te encuentras en el lujoso Dubai o en las playas de Niza, ya a punto de turrón, tienes que decirle al galán: me permites ir al baño,como dije al principio la gravedad es la enemiga del romance.

Si a pesar de toda está dieta de líquidos, la incontinencia hace su arribo, usted como mujer de mundo, le dice a su pareja que una de los comportamientos sexuales más exóticos es la “lluvia dorada” o si quiere sonar de más mundo dígalo en inglés golden shower o en francés el idioma del romance pluie d’or  y sonará muy savoir faire.

Es entonces cuando hay que recurrir a los ejercicios de Kegel que además de ayudar contra la incontinencia urinaria, nos permiten mejorar nuestros orgasmos y la mejor receta: sexo, sexo y más sexo. Ya que ello tiende a fortalecer su suelo pélvico y mejorar el control de su vejiga, como plus tendrá la piel más hidratada, el cabello más brillante y se olvidará de la incontinencia.

Si de algo sirve de consuelo, no estamos solas en esta inundación, los hombres también sufren el mismo bochorno, me supongo con más o menos daño a su autoestima que nosotras, por lo que también hay que echarles una manita, en todo el sentido de la palabra y que sepan que también somos “sororas” con ellos.

Y si tiene que tomar una medida más drástica como una cirugía, debido que tienes una vejiga hiperactiva, aprovecha para que el bisturí haga un recorrido más amplio, te deje cual quinceañera y te acomode hasta las patas de gallo.

Print Friendly, PDF & Email