María Enriqueta Burelo Melgar originaria de Chiapas ha sido Coordinadora del Programa de la Mujer, Consejo Estatal de Población 1984, Fundadora del Departamento de Género, UNACH y fue Secretaria Municipal de la Mujer, Tuxtla Gutierrez ( 2015-2018). Se ha desempeñado como articulista y conductora de televisión. Colaboró en el libro Desde mi Piel, un retrato de 20 políticas chiapanecas en el 2015.
Por la Cuarta | Enriqueta Burelo Melgar
La esperanza esa cosa con plumas, diría magistralmente Emily Dickinson, que se posa en el alma, y entona melodías sin palabras, y no se detiene para nada. Esperanza es lo que necesitamos hoy, después de dos años turbulentos, de duelos, de aislamiento, de temores y de la amenaza de una cuarta y quinta ola que se cierne como una nube cargada de lluvia contaminada sobre el futuro de la humanidad.
La vida humana es un continuo riesgo y una constante apuesta que exige valentía y coraje y optimismo. La pandemia nos ha robado dos años, pero también nos ha hecho valorar cosas que dábamos por hecho, desde un abrazo a una conversación. Su lección más valiosa debería llevarnos a replantearnos nuestra relación con el trabajo, las personas que queremos y la gestión de nuestro tiempo.
La pandemia convirtió a 2020 y 2021 en lo que pudo ser y no fue. Quienes esquivamos el virus, y además tuvimos la fortuna de que no golpeara a seres queridos, navegamos lo mejor posible entre confinamientos, proyectos truncados, ausencias prolongadas y promesas incumplidas, incluidas las que nos hicimos a nosotros mismos. Esta vez, al menos, nadie podrá decir que no tuvimos una buena excusa
Las y los mexicanos estamos entre las poblaciones que más pasamos en una oficina y al mismo tiempo de los que menos producimos, la combinación perfecta para la insatisfacción. Un primer paso debería llevarnos a cuestionar, como sociedad, nuestra relación con el trabajo.
En mi caso siempre he sido rebelde , pero solidaria frente a horarios de trabajo que nos nos llevan a ningún lado, mi posición ha sido ser comprometida, y me puedo preciar que fueron excepcionales los días que llegue tarde al trabajo después de una noche de fiesta en especial si tenía una responsabilidad concreta ese día, aplaudí cuando en Chiapas, se decidió terminar la jornada laboral a las 4 de la tarde, por supuesto existen oficinas como protección civil, policía, centros de atención a las mujeres donde se trabaja 24 horas pero diferentes turnos, con el fin de disfrutar de la familia, amigas y de nosotras mismas. Decirse a uno mismo que no, esta tarde no pienso levantarme del sofá, el tiempo que disfrutas perdiendo no es tiempo perdido. Detrás de la frase se esconde la regla más importante detrás del propósito de no malgastar el tiempo: hacerlo a nuestro antojo y con quien queramos, preferentemente lejos de la oficina. Y, a veces, solas.
El empresario de una multinacional española contó en una reunión, que uno de los cambios generacionales que detectaba entre sus empleados consistía en que los jóvenes estaban dispuestos a renunciar oportunidades profesionales a cambio de más tiempo para ellos.
Ir contracorriente de lo que se espera de nosotros es tan inusual que Rubin Ritter, consejero delegado de la plataforma alemana de comercio electrónico Zalando, ocupó los titulares cuando anunció su renuncia para dedicar “más tiempo con la familia”. Por supuesto no todos pueden permitirse el lujo de dejar su trabajo. Pero entre el torbellino vital del emprendedor alemán y entregarnos sin límite al trabajo debería haber un término medio.
Oprah Winfrey, la famosa presentadora de TV y empresaria tuvo que enfrentarse a una adolescencia llena de dificultades. Se embarazó a los 14 años y fue acosada sexualmente en ocasiones repetidas por varios miembros de su familia. A pesar de su pasado trágico, trabajó duro para ser exitosa y, hoy día, es poseedora de una fortuna estimada en 2.9 mil millones de dólares.
J.K. Rowling, la escritora inglesa autora de la saga de Harry Potter inició la primera entrega de la serie en los 90, cuando era una madre soltera que solicitaba apoyos del gobierno para subsistir. Vendió su primer libro por alrededor de 4 mil dólares, más tarde se convertiría en una de las mujeres más ricas de Gran Bretaña.
Y de manera más cercana, en Tuxtla recuerdo que hace unos años, una trabajadora de la educación renuncio a un sueldo seguro y a una jubilación para dedicarse en ese entonces a vender productos de belleza de una marca nueva MaryKay, y creó un emporio, cumpliendo los deseos de la fundadora de la marca Mary Kay Ash, quien ayudó a incontables mujeres de todo el mundo a encontrar el éxito en sus propios términos y ser su propio jefe.
Mi papa siempre me animó a ser mi propia jefa, desafortunadamente, no le hice caso en su momento, y me pase 40 años en la administración pública y en la educación, fue aprendizaje, y hoy parafraseando a Proust, “estoy en busca del tiempo perdido”.
Otro punto importante es aprender a decir no, algo que va en contra de nuestro deseo de agradar a los demás. No a esa reunión social que aceptas para quedar bien, aunque te apetezca menos que la consulta del dentista; no a rodearte de personas tóxicas que no te aportan nada y consumen tu energía; no a ese jefe que te manda un WhatsApp fuera de horario, en Francia ya existe un decreto que prohíbe a los jefes hacer llamadas telefónicas o enviar mensajes en especial cuando en la mayoría de los casos, tú te pagas tu tiempo aire.
Una vez suficientemente entrenado, termina convirtiéndose en un saludable proceso de selección: relaciones irrelevantes se desvanecen y queda más tiempo para las realmente importantes. Pero las indicaciones del uso del no requieren de una advertencia, para evitar caer en el egoísmo crónico: siempre habrá causas, personas o proyectos que, sin aportarnos nada concreto, merezcan nuestro tiempo.
Concluyendo seamos nuestros propias jefes, arquitectas de nuestro destino.