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“¿Quién es? Yo no la reconozco” de los filtros a dismorfia corporal


Durante muchos años Osiris cargó con la idea de que aquello que consumía en sus redes, aquellas mujeres extremadamente… eran lo que debería aspirar a ser.

Veracruz / Mariana Herrera (Testigo Púrpura).- “Son tres personas diferentes, porque soy yo que me veo así en el espejo, es la persona que se ve como en mi feed de Instagram, que ya tiene más blush y es la persona que se veía con los filtros de Snapchat, que no mam*s ¿quién es? Yo no la reconozco”, se ríe Osiris mientras nos observamos a través de otra pantalla.

Con el pasar de los años y entre más nos adentramos en la vida digital, se ha vuelto parte de nuestra rutina compartir nuestra persona en redes sociales; desde el desayuno diario hasta una fotografía nuestra en cualquier momento. Hemos aprendido a forjar nuestra identidad alrededor de estos círculos y a adoptar un “yo digital”; y esta actividad tiene una relación directa con la manera en la que nos percibimos a nosotros y nuestro lugar en el mundo.

Una práctica tan usual, e incluso automática como la de autorretratarse o tomarse una selfie, podría resultar insignificante hasta el punto de ser considerado un hábito, pero un estudio realizado en 2015 por investigadoras estadounidenses arrojó que existe relación entre las selfies editadas y cargadas de filtros con el descontento con el propio cuerpo. 

De acuerdo con la psicóloga Amanda Perkins, este exceso de filtros en las fotografías que nos realizamos a nosotros mismos distorsionan la percepción que tenemos sobre la belleza y en algunos casos podría provocar Trastorno Dismórfico Corporal, pues no solo estamos comparando nuestra imagen con la de otras personas, como artistas o influencers, sino que nos comparamos con una versión “mejorada” de nosotras mismas. 

A veces, cuando Osiris se veía al espejo aún reconocía a aquella adolescente que sentía una total repulsión por su cuerpo; la imagen ante ella se veía con una claridad dolorosa y ese dolor la había llevado a desear con todas sus fuerzas el cambiar lo que creía ver.

Durante muchos años Osiris cargó con la idea de que aquello que consumía en sus redes, aquellas mujeres extremadamente delgadas como muñecas, con piel suave y cabello sedoso eran lo que debería aspirar a ser.

Todo comenzó con Tumblr, aquella red social que cumplía las funciones de un blog, donde Osiris veía el reflejo del premio dorado que aspiraba a ser, y sólo así, sólo si estaba más delgada, si tenía mejor piel, cabello y ojos, sólo así podría ser digna de alcanzar la felicidad.

 


Dismorfia Snapchat: un trastorno de salud mental donde las personas perciben una imagen distorsionada de su cuerpo, ya que buscan parecerse a las manipuladas con los filtros de redes sociales


El Trastorno Dismórfico Corporal es un trastorno de salud mental en donde la persona se encuentra siempre preocupada por los defectos físicos que percibe en su persona; y centra gran parte de su tiempo en su apariencia física y en aquello que les gustaría cambiar de la misma.


 

El estudio realizado por las Dra. McLean, Paxton, Werthmein y Masters en 2015 nombró a este tipo de dismorfia relacionada con las redes sociales y las herramientas empleadas para transformar la imagen corporal como Dismorfia Snapchat; donde los resultados demostraron que las jóvenes que manipulaban sus fotografías para subirlas a redes sociales tenían un nivel de preocupación mayor por sus cuerpos, así como el uso de las mismas para validar su atractivo social.

El estudio también señalaba que existía una relación entre el uso de estas herramientas y las cirugías plásticas, donde los doctores reciben solicitudes de las pacientes para que su rostro se asemejara al de sus fotografías con filtros.

En el caso particular de México que cuenta con un total de 78.80 millones de usuarios y usuarios en Facebook y 24 millones en Instagram, no es de extrañarse que durante el 2018 ocupara el tercer lugar en procedimientos cosméticos, adelantado únicamente por Brasil y Estados Unidos, siendo las mujeres el 87.4 por ciento de la clientela, de acuerdo con datos de La Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética.

“Tu me vas a ver de cierta manera, no se, con cachetitos, mis clavículas, el pelo despeinado, pero yo me voy a ver como lo peor del mundo, no voy ni siquiera a querer ver mi imagen, me va a dar asco, me va a dar repulsión, porque yo estoy asimilando otro cuerpo, otra piel…”  así es como Osiris recuerda que su psicóloga le explicó que era lo que ella observaba en el espejo.

A partir de aquellas sesiones, Osiris pudo comenzar a dar sentido a lo que había vivido desde aquel primer contacto con la imagen de otras mujeres en sus redes o incluso de sus propias amigas, aquella ansiedad que la había llevado a generar bulimina nerviosa durante casi una década con algunas secuelas hoy en día y que a veces la perseguía cuando se observaba en una fotografía.

 


#FilterDrop, campaña contra los cánones irreales de belleza en Instagram

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