Oaxaca, Oaxaca / Diana Manzo.- “Oaxaca, ocupa el deshonroso primer lugar en feminicidios a nivel nacional”, dice Angélica Ayala, directora del Grupo de Estudios para la Mujer “Rosario Castellanos”, en una entrevista colectiva.
Tan sólo la noche del domingo 12 de marzo, fue asesinada Martina, de 45 años de edad, en San Lucas Ojitlán, en la región de Tuxtepec, mientras que su hija María, de 25 años, quedó gravemente herida.
Y es que en Oaxaca “pareciera que la vida de las mujeres no vale nada”, reafirma la activista y feminista, al recordar que la entidad cuenta con una Alerta por Violencia de Género desde el 2018 para 40 municipios, pero pareciera que “de nada sirve”, porque “nos siguen asesinando”.
De acuerdo con el Grupo de Estudios para la Mujer, desde el 1 de diciembre del 2022 al 13 de marzo del 2023, 46 oaxaqueñas han sido asesinadas, lo cual ubica a esta entidad sureña como la más mortífera para las mujeres.
Pero no sólo Angélica ha alzado la voz, también las integrantes de Consorcio Oaxaca, una colectiva feminista y creada desde la sociedad civil, han exigido detener la violencia feminicida que sigue imparable en Oaxaca, y actualmente brindan acompañamiento a las víctimas de agresiones.
Entre el jueves y viernes de la semana pasada y este lunes, 13 de marzo, alumnas de preparatoria y nivel profesional han colocado tendederos para denunciar el acoso de parte de sus profesores, directivos, empleados y de sus propios compañeros.
“El silencio terminó, ya no nos callarán”, dijo una estudiante de quinto semestre de licenciatura del Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), al colocar una cartulina en el tendedero con fotografías de sus maestros acosadores. Las historias de acoso no sólo de sus profesores, sino también de empleados y sus compañeros, fueron publicadas en hojas e imágenes.
Las oaxaqueñas siguen desapareciendo
Pero eso no es todo. En Oaxaca, de enero a la fecha, una treintena de mujeres han desaparecido en la entidad. Itzel, Karina Yoselin, Karla Itzel, Valeria, Daniela, Leydi, Vanesa, María Lucía, Lucero, Ámbar, Luna y Brenda son algunos nombres de otras mujeres que siguen sin dar rastros de su paradero.
De las 33 mujeres desaparecidas, 18 son adolescentes entre 13 y 19 años de edad, diez son mujeres de 20 a 39 años y cinco son niñas de 2 a 12 años de edad. La mayoría habitaba en la región de los Valles Centrales de Oaxaca, que se ha convertido en una zona violenta donde constantemente también se registran feminicidios.
Las enaguas verdes
La colectiva “Enaguas verdes”, impulsado por Nanaxhi de Gyves y Fernanda Latani Meléndez, desde la organización autónoma también impulsa espacios para que las mujeres puedan hablar.
En el foro “8 de marzo: deudas y retos en el Istmo de Tehuantepec”, las mujeres, jóvenes y adultas mayores hablaron de la violencia de la que han sido objeto, y de cómo desde la literatura, la educación, el periodismo y la psicología se puede acompañar a las víctimas.
Roslin Hernández, sobreviviente de feminicidio, reconoció que “romper el silencio y denunciar” ha sido el mejor motivo para su vida, pues logró sobrevivir y contar su historia, pero lo mejor es que ha sido de ayuda para otras.
En Oaxaca, las colectivas como Enaguas Verdes acompañan a las víctimas, les brindan ayuda psicológica y legal, y ellas han sido el aliciente y la fuerza para que las mujeres no se sientan solas.