María Enriqueta Burelo Melgar originaria de Chiapas ha sido Coordinadora del Programa de la Mujer, Consejo Estatal de Población 1984, Fundadora del Departamento de Género, UNACH y fue Secretaria Municipal de la Mujer, Tuxtla Gutierrez ( 2015-2018). Se ha desempeñado como articulista y conductora de televisión. Colaboró en el libro Desde mi Piel, un retrato de 20 políticas chiapanecas en el 2015
Por la Cuarta | Enriqueta Burelo Melgar
¿Quieres la Felicidad? En diversas etapas de mi vida he tenido diversas definiciones de ser feliz, sin embargo, en cada una de ellas han estado presentes, la familia, los libros, los y las amigas, un buen vino y una botanita rica, y fíjense cosas curiosa hasta ahora en etapa de adulta en plenitud como les gusta llamarnos algunos planificadores del bienestar, le he agregado un buen orgasmo de tarde en tarde, de mañana en mañana o de noche en noche, de esos de película.
En plena juventud ser feliz para mí, era tener un buen plan, lo que significada o botana una buena parranda por la noche del viernes, levantarme tarde el sábado, una botanita a la hora de la comida que podía prolongarse hasta altas horas de la madrugada componiendo el mundo, llorando con Les Luthiers, o soñando con la frase de Amaury Pérez “atado al cinturón de tu sonrisa”, y un buen libro en mi mesa de noche para iniciar un día descanso o sea el domingo.
En mi época de Godínez y ya mama, un viernes inmensamente feliz era ver una buena película en casa, sentada en mi sillón favorito, palomitas y eso era vida para mí, ya mi hija durmiendo o viendo tele en otro cuarto o a mi lado.
Claro, como buena parte de la población en ocasiones pensaba que ser feliz era tener un buen de dinero y viajar por el mundo en primera clase, en eso si parezco princesa, como si hubiera nacido con chuchara de plata en la boca, nunca fui ni seré turista mochilera y de acampar en tienda de campaña, tal vez si hoteles modestos y limpios pero siempre durmiendo en una camita y no sobre la hierba, en eso si soy poco romántica, y bastante comodina, un yate de lujo recorriendo el Mediterráneo, y lo más que me ha tocado es un cayuco en Paredón.
Afortunadamente después de chutarme una buena dosis de Lou Marinoff, autor de Mas Platón y menos Prozac y Pregúntale a Platón quien muy ambicioso pretende introducirnos en la Filosofía como la gran maestra de la vida y nos muestra cómo utilizarla para resolver sus problemas cotidianos, fanática de estos libros que tienen un lado sabio por decirlo de alguna manera, deje de admirar a Marinoff cuando leí una entrevista y descubrí que no era feminista, es decir no era open mind, machista, dirigí mis pasos hacia El Arte de Amar de Fromm o El Hombre en Busca de Sentido que es mi almohada, quisiera que se me impregnara por osmosis esa visión de vida del psiquiatra Viktor E. Frankl-
El doctor Frankl, psiquiatra y escritor, suele preguntar a sus pacientes aquejados de múltiples padecimientos: «¿Por qué no se suicida usted? Y muchas veces, de las respuestas extrae una orientación para la psicoterapia a aplicar: a éste, lo que le ata a la vida son los hijos al otro, un talento, una habilidad sin explotar a un tercero, quizás, sólo unos cuantos recuerdos que merece la pena rescatar del olvido. Tejer estas tenues hebras de vidas rotas en una urdimbre firme, coherente, significativa y responsable es lo que hace que nuestra vida tenga sentido.
Hoy he descubierto que la felicidad son los pequeños placeres de la vida, hoy que nos enfrentamos por la pandemia a una especie de túnel del tiempo, o como esas películas de ciencia ficción donde una nave es condenada a vagar eternamente porque no hay lugar seguro en la tierra, llega el momento en que no necesito que ocurra algo para ser feliz. Suelo encontrar la felicidad en las pequeñas cosas del día a día: mi café tomado con calma con un pedazo de buen queso y contestando mensajes o leyendo noticias, no cambio por nada una buena conversación, un buen chisme o un buen chiste, descubrir una serie policiaca nueva, que tienes un mensaje tripe XXX de algún admirador que te hace hervir la sangre y te ríes o te sonrojas…Esta forma de ver la felicidad me permite disfrutar mucho de la vida diaria porque la mayoría de los días dedico tiempo a hacer algunas de esas cosas que me hacen reír….
Me sorprendió escuchar a una amiga decir que se pasó llorando todo el día porque estuvo a punto de estirar la pata, por algo me supongo que fue un trozo de comida que se le fue por el camino equivocado, en mi caso que no soy muy fina para comer, he estado a punto de pasar al otro mundo porque me trague un cuarto de kilo de filete o por unas palomitas traicioneras, lo que he hecho después del susto, seguir disfrutando de la comida en pequeñas porciones, la vida sigue.
Y algo muy importante, el presente siempre el presente, un tiempo me la pasaba en la nostalgia de todo tiempo pasado fue mejor, como si hubiera sido novia de Paul Newman o de George Harrison, o disfrutado de los mejores orgasmos a la luz de las estrellas, eso sí saque varios dieces en mis calificaciones, pero la vida es hoy.
Dejar de pensar un poco, eso hay que dejárselo a Platon, Prozac,Teflón y Cero Stress, que desarrollen sesudas teorías sobre cual vacuna es la mejor, que si ya nos pusieron un chip, que si los chinos inventaron el Covid o que ya se está cumpliendo la teoría darwiniana de la selección de las especies… que nos preocupe si el Ali Babar abre o que si las nenis siguen haciendo facebook life….mi outfit primero.
No le hago mucho caso a la de cuida tu alimentación, si llevas una buena alimentación lo notarás también en tu energía, buen humor, y mayor inteligencia, aquí si mis chicharrones truenan, mi alimentación ha estado balanceada entre salud y la botana, y aquí seguimos de buen humor, y mayor inteligencia, sino, pregúntele a Churchill.
Coincido en que siempre hay que agradecer, agradecer y agradecer.
Y vivir, vivir, vivir……