María Enriqueta Burelo Melgar originaria de Chiapas ha sido Coordinadora del Programa de la Mujer, Consejo Estatal de Población 1984, Fundadora del Departamento de Género, UNACH y fue Secretaria Municipal de la Mujer, Tuxtla Gutierrez ( 2015-2018). Se ha desempeñado como articulista y conductora de televisión. Colaboró en el libro Desde mi Piel, un retrato de 20 políticas chiapanecas en el 2015
Por la Cuarta | Enriqueta Burelo Melgar
«Me amo y me acepto completa y profundamente» quién de nosotras se atreve a decir esta frase de una manera sincera, como lograr ese amor por nosotras mismas. Nuestro cuerpo nos acompaña desde que nacemos y no lo podemos dejar olvidado en cualquier desván, nos acompaña desde que despertamos hasta que logramos conciliar el sueño cada día, en ocasiones está al 100 y sería capaz de retar a Simone Biles, a una sesión de gimnasia o lanzarse al Reto Coyote pedaleando una bicicleta, también hay días que aun luciendo un sencillo vestido encontrado en las pacas de cualquier esquina, luce espectacular, por ello y aunque sea solo por hoy, se impone la necesidad de decirle te quiero.
A mí me gusta transmitir a las mujeres, a las que tengo el gusto de acompañar, que en el fondo ni su talla ni su silueta son realmente el objetivo. Que el verdadero objetivo son ellas mismas, desde esa perspectiva, el proceso es un disfrute enorme ya que desaparecen los castigos y aparecen los verdaderos motivos, los retos y el crecimiento.
Luego somos muy injustas tanto con nosotras mismas como con otras mujeres, hoy que acudí a realizarme unos análisis, estaba una señora con unos kilitos de más, en short, camiseta sin mangas y con un escote de tiras cruzadas, y me dije que seguridad para lucir esta ropa, y también surge la otra pregunta, ¿es la ropa que pudo adquirir?, tal vez es la más barata, ella la porta por utilidad y no por sentirse sexy o coqueta. En una ocasión me enteré que una persona comentó de mi vestuario y que sugirió que parecía triste y como amargada, la cuestión es que en esa época la mayor parte de mi vestuario era en tonos negros, grises y cafés, tanto por cuestiones de economía y porque finalmente me gustan.
Juzgamos tan fácilmente a las personas por su ropa, y por su cuerpo, cuando el dicho dice “el habito no hace a la monja”, desconocemos sus razones para usar tal o cual ropa, tal vez, la heredaron, se las regalaron, la compraron a bajo precio, es lo único que tienen. Somos tan poco caritativas o empáticas. Pero volviendo a nuestro cuerpecito, a la mayoría no les gusta, o no nos gusta nuestro cuerpo, nos vemos y volvemos a mirar en el espejo, esperando un milagro
El cuerpo, es nuestra tarjeta de presentación frente al resto del mundo, la obsesión por mejorar nuestros defectos —aunque sea a base de cirugía — constituye una grave amenaza para nuestra estabilidad física y mental. Desafortunadamente no podemos luchar solas contra el mundo, en contra de prejuicios y estereotipos de lo que es un modelo de cuerpo, aunque también esto ha cambiado, yo sería considerada bella y voluptuosa en la época del Renacimiento, donde si ustedes se fijan las modelos de los pintores rebosaban carnita, hasta grasita, pero era el concepto de belleza, luego en los años 50s, las artistas como Sofía Loren, Gina Lollobrigida, Elvira Quintana, María Félix, también eran llenitas, hasta que a fines de los 70s llega Twigy, una modelo inglesa e inventa la talla cero, solo porque en estos años surgieron Los Beatles, los Rolling Stone, el movimiento hippie, que fue tan rico en cambios y transformaciones en todos los sentidos, yo lo consideraría un mal sueño, cuando pienso talla cero, imposible.
Muchas veces cuando nos hacen comentarios sobre nuestro cuerpo como estás gorda, estás caderona o nos comparamos con la modelo empezamos a creer que esto es real, etiquetamos a nuestro cuerpo de una manera negativa y nos lo empezamos a creer.
Aquí hacemos una pausa, todo es cuerpo, nos preguntamos, bueno la mente tiene un papel muy importante en nuestros pensamientos y actitudes, mente y cuerpo el gran binomio, y desafortunadamente no nos enseñaron a controlar nuestros pensamientos que son los responsables de nuestras emociones. El pensamiento es previo a la emoción es el que hace que nos sintamos bien o mal., Por eso, con un buen control de nuestros pensamientos, podemos ser dueñas de nuestras emociones.
Los problemas no se solucionan únicamente pensando en ellos; se solucionan cogiendo distancia, analizándolos con objetividad”. Y nada favorece tanto la objetividad como el encontrarnos bien, física y anímicamente, y, además, enfocándolos con cierto humor y una actitud positiva”. Es importante tener sentido del humor, burlarnos un poco de nosotras mismas, asumir los accidentes como el caernos de panzaso en una calle transitada, mancharnos de mole en un comida nice, que se nos rompa el tacón, o que el cierre no suba y quienes nos rodean reirán con nosotras.
No te servirá que te quieran si tú no te quieres; que te admiren si tú no te admiras; que piensen que eres inteligente cuando tú eres incapaz de utilizar tu inteligencia para lo más importante: aceptarte y valorarte como mereces. Recuerda que no eres rehén de nadie: búscate, encuéntrate y reconcíliate con lo más profundo de tu ser. No dejes que nadie limite tu autonomía ni ponga candados a tu felicidad.


















