“La psicología de la mujer hasta el momento representa en realidad un depósito de los deseos y las decepciones de los hombres.”
México / Danna Paola Peralta García (LadoB).- En 1885 nació la primera feminista del psicoanálisis, Karen Horney, quien mientras se desarrollaba descubrió, como toda mujer, que lastimosamente tenia clítoris y no un falo. Y según el psicoanalista, Freud, al saber eso surge su envidia al pene. Unos años más adelante, Karen sería la primera en desafiar las teorías de Freud, convirtiéndose en una psicoanalista dispuesta a cuestionar la autoridad de los hombres.
El feminismo de Horney (el apellido de su primer marido) se mantuvo sobre la obra del filósofo y sociólogo alemán Georg Simmel, quien menciona “el carácter masculino de todos los productos culturales de nuestra sociedad.” A lo cual Horney expresó su opinión mencionando que “El psicoanálisis es la creación de un «genio» del sexo masculino, y casi todos los que han desarrollado sus ideas han sido hombres. Es lógico y razonable que les fuera más fácil elaborar una psicología masculina y que entendieran más del desarrollo de los hombres que del de las mujeres”.
Se entiende que cada quien es hijo de su época, y Freud fue hijo de la suya. Sin duda, su visión del clítoris como otro falo es fiel reflejo del machismo de su entorno, machismo del cual nosotros, a nuestra manera, tampoco escapamos. Para él, hablar sobre la sexualidad era mencionar la envidia al pene. Las niñas, en su desarrollo psicosexual, se dan cuenta de que los niños tienen pene y ellas no. Esto les lleva a querer tener uno y ser hombres, lo que acaba derivando en su deseo de practicar el coito y ser madres.
Pero vemos una clara desigualdad. No es que las mujeres quisieran ser hombres, la sociedad les reservaba un papel secundario: sin poder; se entendía que las mujeres debían ser las sombras de los hombres. Así que, llegando de un enfoque biologicista a otro social, lo que en realidad envidiaban era la independencia masculina. Despertando su total independencia a los hombres, es por ello que Horney realizó una teoría en donde los hombres son quienes realmente envidian a las mujeres por poder dar a luz, llamada envidia al útero. Sin embargo, sus nuevas ideas fueron demasiado en un mundo aún dominado por el pensamiento de Freud. Los grandes aportes de Karen Horney hacia la psicología feminista fueron y siguen siendo grandiosos, una mujer que se equivocó de época pero lucho por la independencia de su pensamiento, de su desarrollo como mujer y sus derechos.
Karen Horney murió de cáncer en 1952, dejando un montón de obras con sus teorías y experiencias. En 1967, se publicó una colección de ensayos (Psicología Femenina) que había escrito décadas antes, el claro ejemplo que su pensamiento fue por delante de su época.
No olvidemos a las grandes mujeres de la actualidad, cuyas voces siguen silenciadas y poco recordadas, los dejo con una gran frase de Karen: “Si tomamos consciencia clara de la medida en que todo nuestro ser, pensar y hacer se conforman a estos criterios masculinos, comprenderemos lo difícil que es que el hombre individual, y la mujer individual también, lleguen realmente a sacudirse de encima este modo de pensar”.
Ademas
Además…
Karen Horney trabajó en contra las teorías que mantenían la naturaleza masoquista de las mujeres, su dependencia del amor, el dinero y la protección de los hombres. Consideraba que esta forma de pensamiento había conseguido que las mujeres pusieran demasiado énfasis en cualidades como el encanto y la belleza y que buscasen el significado de la vida a través de sus esposos e hijos.
Revolucionaria en diversos aspectos: desde su aportación a la psicología, con sus teorías sobre la neurosis o la personalidad, hasta su paso por la universidad en un periodo en el que la mujer quedaba relegada al ámbito doméstico. Sus afirmaciones y sus críticas, especialmente las vinculadas a Sigmund Freud, produjeron rechazo en un mundo que, quizás, se le quedaba pequeño.