El Día Internacional del Autocuidado se celebró el pasado 24 de julio para reflejar el objetivo principal de cuidarnos las 24 horas del día, los 7 días de la semana (24/07) y así concientizar sobre la importancia de cuidar de nuestra propia salud física, mental y emocional con o sin el apoyo de un agente externo como dice la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Entendemos que el autocuidado es un proceso activo de autoatención fundamental para todas las personas, pero hoy queremos reconocer la importancia de el autocuidado en el ámbito del trabajo humanitario.
Algunos datos del “Diagnóstico 2012. Violencia contra Defensoras de Derechos Humanos en Mesoamérica” ilustran los efectos físicos y emocionales de dicho trabajo: -Ocho de cada diez defensoras había padecido alguna enfermedad. -Cinco de cada diez defensoras no estaba satisfecha con el tiempo que pasaba con su familia.
Es por ello que es importante trabajar en lograr un equilibrio entre la vida laboral y la personal, evitando el descuido de ésta última como resultado del compromiso con las causas que defendemos.
En algunas ocasiones los niveles de exigencia rebasan nuestras energías generando percepciones y sentimientos negativos y hasta sentimos culpa por priorizarnos, pero debemos recordar que “para ayudar a otras personas primero tienes que estar tu bien”.
Como defienden desde la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (IM-Defensoras) “el autocuidado es una apuesta política que nos compromete individual y colectivamente, que nos exige modificar los patrones que nos desgastan para hacer sostenibles los movimientos”.
La psicóloga de Camino Protegido, Suri, nos explica “Como trabajadores/as en la defensa de los derechos humanos, sabemos que el bienestar no es un privilegio, sino un derecho, ya que con ello logramos equilibrar una vida saludable que consta en tener una estabilidad emocional y física que nos permita realizar un mejor trabajo para contribuir en la transformación social e integral de las personas en contexto de movilidad”.
Es por tanto que aunque el autocuidado es un reto que implica reconocer nuestras propias vulnerabilidades a nivel personal, familiar y laboral, es importante que le demos fortaleza dentro de nuestros movimientos sociales, para fomentar el compañerismo y un adecuado clima laboral.
Además, al evaluar nuestras debilidades no dejamos de soñar con la libertad y la justicia, la no violencia hacia las mujeres, la armonía y la no discriminación, así como con sonreír y vivir sin miedo en un mundo donde en cada país exista realmente la justicia, democracia, igualdad y solidaridad.
Es por ello que «nos cuidaremos para cuidarte y para que en conjunto sigamos en esta lucha”
Aunque el autocuidado sigue siendo un reto gracias a este tipo de prácticas y al apoyo de organizaciones como Aluna y Ayuda en Acción con programas como “Cuidando al Cuidador”, hoy lo podemos entender como una prioridad para poder seguir llevando a cabo de la mejor manera nuestra misión de defender y promover los derechos humanos de las personas en movilidad desde La 72, Hogar-Refugio para Personas Migrantes por medio de establecer una nueva relación más equilibrada y saludable con nosotras mismas, con las otras personas y con la organización.
Fuente: Cimac