Opinión | Anton Pozniak y Brenda Crabtree
América Latina puede ser un líder mundial en los derechos LGBT y la lucha contra el VIH
Los derechos de la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT) van avanzando en la región de América Latina y el Caribe. México presenta uno de los mejores escenarios, ya que en su capital se legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en agosto del 2010. Desde entonces muchos estados del país también han progresado en el abordaje del tema. La ley para los derechos fundamentales del cónyuge también se aplica a las parejas del mismo sexo, permitiendo beneficios como los pagos de pensión alimenticia, derechos de herencia y la cobertura de la seguridad social.
Estos escenarios hubiesen sido difíciles de imaginar hace una década. Fue entonces cuando Jorge Saavedra, en ese momento jefe del Centro Nacional para la Prevención del VIH/sida (Censida) de México, sorprendió a muchos delegados al declarar su homosexualidad durante una importante sesión plenaria dentro de la Conferencia Internacional sobre el sida de 2008 (AIDS 2008), realizada en Ciudad de México.
Ese mismo año, también hubo mucho revuelo cuando Elena Reynaga, fundadora y directora ejecutiva de la Asociación Argentina de Trabajadoras Sexuales, se convirtió en la primera representante de esta comunidad en dirigirse a una reunión plenaria de la conferencia.
Hay un creciente reconocimiento en la región de los derechos LGBT, también en torno a la unión y al matrimonio gay. Existen leyes que prohíben la discriminación por la orientación sexual o hacia las personas que viven con VIH. El trabajo sexual también es legal en casi toda América Latina, pero su regulación varía de país a país dentro del continente.
Desde 2010, las nuevas infecciones por VIH en México han disminuido en un 22%
En la actualidad, se busca que los gobiernos permitan que las personas cambien su nombre y el marcador de género en los documentos oficiales de acuerdo con el percibido por ellos mismos, a través de un proceso rápido, fácil y sin costo. Esto representa una nueva ventana de oportunidades para que América Latina lidere también el camino de la igualdad de las personas transgénero.
35 años de VIH/sida han enseñado a científicos, investigadores, médicos, líderes políticos y financiadores, que a través de leyes y políticas opresivas hacia las prácticas sexuales de la comunidad LGBT, hacia las personas que usan drogas inyectables o hacia las trabajadoras sexuales clandestinas solo contribuyen a impulsar más la epidemia. En este sentido, señaló Saavedra en su discurso en AIDS 2008, que los hombres latinoamericanos que tienen sexo con hombres tenían 33 veces más probabilidades de infectarse con el VIH que el resto de la población.
Hemos visto algunos avances en los derechos LGBT en México. Sin embargo, en el resto de la región el progreso ha sido desigual debido a una serie de desafíos que incluyen la migración entre países latinoamericanos y hacia Estados Unidos. Estos grupos son considerados vulnerables y si no se protegen, existe el potencial de que la infección por VIH/sida se incremente.
Desde 2003 México ha liderado el camino en la región con una política nacional sobre el tratamiento del VIH que brinda acceso universal a la terapia antirretroviral a través del sistema nacional de salud. El Programa de Acceso Universal a medicamentos antirretrovirales asegura un suministro planificado de fármacos y pruebas de diagnóstico para las personas que no cuentan con seguridad social.
En la actualidad, se busca que los gobiernos permitan que las personas cambien su nombre y el marcador de género en los documentos oficiales de acuerdo con el género percibido por ellos mismos
Desde 2010, las nuevas infecciones por VIH en México han disminuido en un 22%, con 13.000 casos de nuevas infecciones registradas en 2017. Esto sin duda representa un avance importante en el tratamiento y abordaje del VIH/sida.
Los grandes esfuerzos para dar a los pacientes acceso al tratamiento antirretroviral han permitido una disminución de la mortalidad por sida en la última década que va de entre un 30% y un 50%. Sin embargo, el diagnóstico tardío de VIH todavía se presenta en casi la mitad de los casos detectados. El año pasado 4.200 personas murieron de sida en México.
Al otro lado de la frontera con EE UU, a unos cientos de kilómetros de distancia en San Diego, la calidad de la atención del VIH es una de las mejores del país. Mientras, en Tijuana, todavía existe un albergue todavía lleno de pacientes llamado Las Memorias: algunos reciben tratamiento y otros aún mueren. El año pasado fallecieron 39 personas.
Anton Pozniak y Brenda Crabtree son los copresidentes de la Conferencia sobre VIH IAS 2019.
Fuente: El País