Era un día de agosto. Viernes. Suecia acababa de vivir una ola de calor sin precedentes. A las 8.30 Greta Thunberg cogió su bicicleta y, pertrechada con una pancarta, se plantó delante del Parlamento, en Estocolmo. La gente la miraba con curiosidad. Estuvo tres horas. El viernes siguiente volvió y esta vez alguien se sentó a su lado. Así comenzó uno de los fenómenos más sorprendentes de los últimos tiempos, el movimiento de estudiantes por el clima, que ha parado colegios e institutos de todo el mundo en protesta por la desidia de los adultos ante el cambio climático. Thunberg tenía 15 años cuando prendió la llama de una protesta que a los seis meses era ya global.
La tendencia a focalizar el interés puede ser una ventaja si se canaliza adecuadamente. Thunberg comenzó a interesarse por el clima a los ocho años. Era una chica silenciosa que se sentaba en las últimas filas de la clase. “Cuando algo te interesa mucho, ves las cosas más claras”, explica en una entrevista que puede escucharse en la web de The Guardian. Cuando tenía 11 años vio un documental sobre la contaminación marina y le impactó tanto que la hizo llorar. “Los demás niños se olvidaron en cuanto salieron al patio. Pero yo no podía. Las imágenes volvían y volvían”.
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Leyó mucho sobre los efectos del calentamiento global. Y empezó a preocuparse. Hasta el punto de que cayó en una depresión. Dejó de hablar y de comer. En dos meses perdió 10 kilos. Sus padres la cuidaron y escucharon. “Me hizo sentirme bien poder hablar de ello”. Salió de la depresión pensando que tenía mucho que hacer. Cuando a los 15 años decidió dejar de ir a la escuela los viernes, sus padres le preguntaron si era una buena idea, si creía que era lo mejor para ella. Les dijo que sí. Con total seguridad. “Pues si es así, adelante”, le dijeron.
Thunberg tiene un elaboradísimo discurso acerca de la responsabilidad de los políticos sobre el cambio climático con el que ha interpelado a quienes ostentan el poder de cambiar las cosas. Ver a alguien con la timidez propia del síndrome de Asperger hablar ante cámaras de todo el mundo y dirigirse a un auditorio de mandatarios poderosos muestra hasta qué punto la fuerza de la voluntad puede hacer elásticos los límites en este trastorno.
Greta Thunberg con 16 años, es la promotora del ‘Viernes para el futuro’ y quien convocó las huelgas de miles de estudiantes y sociedad que se han extendido por 135 países para para visibilizar la crisis climática.
La batalla contra el cambio climático retumba en América Latina. Desde Ciudad de México hasta Buenos Aires, miles de jóvenes latinoamericanos han salido a la calle este viernes para sumarse a las protestas convocadas por la activista sueca Greta Thunberg. El movimiento Fridays For Future [Viernes por el futuro] ha avanzado a cuentagotas en la región y, aunque las manifestaciones han sido menos multitudinarias que las celebradas en Europa y en Estados Unidos, están previstos esta semana 250 actos en más de una veintena de países. México, con 65 marchas, lidera la representación más activa, seguido por Brasil (48) y Colombia (43).
Fuente: El País