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ILE Oaxaca: ”Sólo sabía que abortar era legal, pero no el procedimiento”


 

Por temor a que la regañaran en el hospital público, la oaxaqueña optó por interrumpir su embarazo en una clínica particular

(V entrega)

Oaxaca de Juárez / Patricia Briseño.- Después de cuatro años de la despenalización del aborto hasta la semana 12 de gestación, los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO) revelan que mil 172 mujeres han ejercicio su derecho a interrumpir un embarazo. Sin embargo, organizaciones de la sociedad civil que las acompañan en estos procedimientos señalan que persisten los obstáculos y el estigma.

La realidad no cambia por decreto, explica la enfermera Xan. Ella se ha dado a la tarea de acompañar abortos con medicamentos en la región de la mixteca oaxaqueña, ubicada al norte de la entidad, donde más del 60 por ciento de sus 155 municipios se consideran de alto grado de marginación.

En esa zona geográfica, colindante con Puebla y Guerrero, habitan mujeres de los grupos étnicos mixteco y triqui, y aunque es legal abortar hasta la semana 12, hablar de aborto no es permitido, todavía se mantiene como un secreto, no sólo por lo que pueda suceder en su ámbito familiar, sino porque se sienten “juzgadas y hasta amenazadas por parte del personal de salud”.

Xan es de la colectiva Marea Verde Mixteca y fundó la organización Te Acompaño, Abrazaditas. Su tarea consiste en asesorar y acompañar mujeres que deciden interrumpir legalmente su embarazo para hacerlo de forma segura en sus casas. Nos cuenta que no ha sido fácil desempeñar este papel como acompañante, en su experiencia ha encontrado diferentes obstáculos médicos, legales y sociales, pues la ignorancia sobre este derecho lleva a las personas a estigmatizar a las mujeres que interrumpen su embarazo y a quienes las acompañan.

Por su labor de acompañante Xan ha recibido diversas amenazas, que pasaron de mensajes en redes sociales a pintas en la fachada de su casa. «¡Ya sé dónde vives!, ¡abortera!, ¡feminazi!, ¡maldita asesina!» son algunos de los mensajes online que recibe la colectiva de forma cotidiana, ya que la interrupción del embarazo es considerado como un delito y no como el ejercicio de un derecho para las mujeres. Por las amenazas, Xan tuvo que “poner tierra de por medio”, al menos temporalmente.

Estas ideas contra el aborto también están atravesadas por la religión y el derecho sobre la concepción desde el primer momento, creencias que van más allá poniendo en riesgo a las acompañantes y a las mujeres que ejercen su derecho al aborto. Te Acompaño, Abrazaditas revela que en 2022, acompañaron a 465 mujeres que decidieron interrumpir de forma legal su embarazo.

El 25 de septiembre de 2019, el Congreso local despenalizó el aborto en Oaxaca hasta la 12 semana de gestación; la reforma entró en vigor un mes después. La entidad se convirtió en la segunda del país en reconocer ese derecho a las mexicanas, después de la Ciudad de México, donde la despenalización ocurrió en 2007.

Después de la despenalización, lo que siguió ha sido un lento andar, reconocieron organizaciones el pasado 28 de septiembre en el Día Internacional de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro. En una carta pública señalaron que no hay disponibilidad de medicamentos y presupuesto etiquetado, además de que faltan políticas públicas integrales que promuevan el aborto seguro y legal.

Las instituciones no tienen protocolos de actuación, lo que dificulta la atención de calidad en salud, con dignidad y privacidad, pero de manera especial con personal médico capacitado para atender a las mujeres que determinan abortar dentro del lapso marcado por la ley. Pidieron se garantice la justicia en el acceso al aborto seguro, sin discriminación ni estigmatización.

Elizabeth Mosqueda, del Programa Jóvenes de Consorcio Oaxaca, explica que hay una constante: en el Hospital General «Dr. Aurelio Valdivieso» se niega información y atención al momento de solicitar una Interrupción legal del embarazo (ILE). El personal médico no está enterado ni capacitado para brindar el servicio. Hay desinformación y son las organizaciones de las mujeres las que asumen esa tarea que deberían realizar instancias del gobierno. Por ejemplo, Consorcio Oaxaca elaboró una guía Tu cuerpo, tu derecho, por un proyecto de vida plena ¡Tú decides!, con el fin de ayudar a resolver algunas dudas sobre el aborto legal, el cual puede ser con medicamento o quirúrgico.

La activista adelantó que su organización pondrá en operación una nueva alternativa: un kitde aborto integral para dignificar el proceso con misoprostol, un medicamento que no requiere de receta médica o puede ser solicitado en las clínicas o centros de salud, su costo en farmacias es de unos 800 pesos. Xan de la colectiva Te Acompaño, Abrazaditas consideró que las mujeres de comunidades indígenas y afromexicanas enfrentan desventajas y coincide con Elizabeth Mosqueda en la falta de información.

«Qué tal si me encierran…»

La experiencia de Susana es un ejemplo. Ella nació en una comunidad del istmo, hace años se embarazó de su primer y único hijo, salió de su casa y vive en la ciudad de Oaxaca. En diciembre pasado, se embarazó. Aunque no vive con su pareja, ambos decidieron interrumpir el embarazo, pues después de la pandemia no recuperó su empleo en un restaurante donde era ayudante de cocina. No sabía a dónde acudir. Así que tuvo que someterse a un aborto quirúrgico dentro del término legal, pero en una clínica privada.

No podía preguntarle a nadie, veo poco a mis hermanas. Me dio pena preguntarles a mis amigas. Sólo sabía que abortar en Oaxaca era legal. Pasé varios días pensando cómo tendría que presentarme en el hospital, me dio miedo que me regañaran, porque luego regañan y hasta pensé y qué tal si me encierran. Sí, la verdad me dio mucho miedo. ¿No se puede andar preguntando una cosa así? Ni modo, por no saber tuvimos que pagar casi 10 mil pesos en una clínica privada

La Campamenta, colectiva que acompaña y asesora, ha detectado que a pesar de la despenalización del aborto el estigma persiste, no sólo en las comunidades rurales o indígenas, también se observa en las zonas más urbanizadas. Mariana Beltrán, integrante de esta colectiva, explica que la creencia de que abortar va contra las leyes divinas es muy profunda entre las personas que habitan regiones alejadas, de ahí que apropiarse de ese derecho tiene muchas dificultades.

«Las más jóvenes toman la decisión y cuando nos piden acompañamiento para evitar actos de violencia contra ellas, lo que hacemos es enviar el medicamento envuelto ‘para regalo’ y también oculto entre ropa, así pasa desapercibido», dice la también comunicóloga.

¡Pero eso no debería ser así! Las organizaciones no tenemos duda, la tarea de difusión está ausente y es responsabilidad del gobierno

Indígenas y afromexicanas, en desventaja

En la capital oaxaqueña sólo dos instituciones de salud pública pueden dar el servicio de interrupción del embarazo: el Hospital General «Dr. Aurelio Valdivieso» y la Clínica de la Mujer. Hay otras siete clínicas en el interior del estado, el cual está conformado por 570 municipios, es decir, sólo 1.5% de los municipios de Oaxaca cuentan con este servicio.

Por ello, la mayoría de las mujeres, incluyendo, indígenas y afromexicanas no puedan acceder a este derecho, a lo que se suma la estigmatización que enfrentan por parte del personal médico y de enfermería de las instituciones, pese a que los servicios de salud de Oaxaca sostienen que se brinda la atención de forma integral, con calidez y respeto a los derechos humanos de las mujeres.

Otros centros hospitalarios foráneos autorizados están en Pinotepa Nacional, en la Costa; Villa Sola de Vega, en la Sierra Sur; San Pedro Tapanatepec, en el Istmo de Tehuantepec y San Juan Bautista Tuxtepec, en la Cuenca del Papaloapan. Según las autoridades de salud, han sido capacitados casi cuatro mil 984 profesionales de la salud, “para ofrecer un servicio óptimo, profesional y sin distingo”, dicen.

Fabiola, de 19 años, se quejó de objeción de conciencia disfrazada entre el personal del sector salud federal y estatal, a partir de una experiencia en su universidad. “Un día me acerqué a un módulo de información de los servicios de salud, instalado en una de las facultades donde solicité información de la ILE, y me remitieron a la página web: ¿cómo le hago?.com, recordó, pero la página únicamente refiere el uso de métodos anticonceptivos, en su mayoría dirigidos a mujeres, además del coito interrumpido y la abstención, así como el ejercicio de la sexualidad como factor de riesgo, pero en ninguno de sus apartados trata la interrupción legal del embarazo”, aseguró.

Por otra parte, en la Clínica de la Mujer, ubicada en la periferia de la capital, refieren que únicamente atienden procedimientos hasta la semana 10 de gestación, de otra manera el personal de la clínica argumenta, a modo de presión, que podrían perder la vida. “En algunos casos les requieren un ultrasonido como prueba de que tienen menos de 12 semanas de embarazo”.

La activista de La Campamenta reveló que en estos centros persiste el término legrado como sinónimo de la ILE. En su opinión, “nada más buscan confundirlas o son ignorantes los médicos. Anteriormente, refirió, la forma quirúrgica de interrumpir el embarazo era mediante el legrado. La mala práctica de éste (raspado de las paredes del útero) en clínicas clandestinas de aborto popularizó su peligrosidad. Las hemorragias eran frecuentes y en algunos casos morían”.

Por eso con la despenalización, añadió, se esperaría que la atención que recibiera la paciente fuera empática, cálida y profesional, para poder escoger la mejor opción para la interrupción, ya sea por medicamentos u otro método recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Zenaida Pérez Gutiérrez, activista feminista ayuuk e integrante de la ANPMI, señaló que es necesario crear espacios de confianza para platicar, “para escucharse, para no sentirse solas, para compartir y aprender que después del aborto las mujeres pueden vivir plenamente, materializar sus proyectos o tener familia (…). Cuando el aborto se lleva a cabo libre de prejuicios y estigmas, y se le trata como normalización de la regla, como se le nombra en las comunidades indígenas, cambia la narrativa”.

A cuatro años de que el Congreso local aprobó el dictamen para despenalizar el aborto, Zenaida consideró: “las mujeres indígenas y afromexicanas quedan en desventaja, las privan del derecho a la información integral, laica y fuera de prejuicios, a la salud sexual y reproductiva y, en consecuencia, al aborto legal, seguro y gratuito”.

«Aunque el principio universal de derechos humanos determina la igualdad y no discriminación, “lo cierto es que, en la distribución de oportunidades y conocimiento, así como el disfrute de derechos, algunas quedamos muy atrás, es el caso de las mujeres indígenas”, concluyó.

*Este reportaje fue realizado con el apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF), como parte de su iniciativa de Derechos Reproductivos, Salud y Justicia en las Américas.

 

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