Ciudad de México / Edith González Cruz.- En el marco del 70 aniversario del sufragio de la mujer en México, las especialistas en política, feministas y activistas, Cecilia Lavalle Torres y Teresa Hevia Rocha, publicaron el libro El deber de la memoria: Del derecho al voto a la paridad en todo, que presenta un recorrido histórico sobre las luchas que tuvieron que librar cientos de mujeres a mitad del siglo XIX, para que pudieran votar y ser votadas en México, meta que se logró un 17 de octubre de 1953, pero que no termina.
El libro parte de un fragmento del filósofo Paul Ricoeur que habla sobre el deber de la memoria, no solamente para reconocer a quienes estuvieron, pero ya no están, sino para hacer inventario de la herencia, y eso es justo lo que hicieron las autoras: un homenaje, un reconocimiento al trabajo de aquellas mujeres que estuvieron, pero ya no están, un inventario de lo que se ha hecho con su herencia. Se trata de un recorrido histórico que permite saber cómo, de dónde partieron y cómo es que llegamos hasta aquí en los derechos políticos de las mujeres.
Para conocer a fondo la propuesta de este libro, Cimacnoticias, conversó con la periodista Cecilia Lavalle.
Cimac: A más de 70 años de las primeras luchas de las mujeres por su derecho al voto, ¿cómo ha avanzado la participación política de las mujeres?
Cecilia: Tenemos que hacer más uso de este poder, necesitamos estar más fortalecidas. En el libro planteamos como alegoría el ascenso a una montaña: subir la primera parte fue conseguir el sufragio, eso fue un ascenso muy duro que duró tres generaciones. Nos tomó 129 años conseguir el derecho al voto.
A partir de esa cima, vinieron otros momentos clave en el ascenso, hasta que llegó un momento en que dijimos ‘hasta aquí’, eso fue en los años de 1993 al 2009, cuando luchamos por las cuotas de género. En este periodo, tuvimos más herramientas y varios instrumentos internacionales vinculantes, por ejemplo, ya se había modificado la Constitución, la cual se homologó con todas las convenciones y conferencias que se habían firmado a nivel internacional, así fue como llegamos a la paridad. Desde esta nueva cima, vemos otros retos como es el recrudecimiento de la violencia política contra las mujeres en razón de género, y aunque hemos conseguido reformas a ocho leyes y somos uno de los países con un marco legal ejemplar, aún falta traducir todo ese cuerpo legal en una realidad concreta para el ejercicio pleno de los derecho políticos de las mujeres.
Cimac: La paridad ya es una realidad, ahora ¿qué retos siguen?
Cecilia: Siguen algunos obstáculos, el camino de la paridad todavía no ha echado raíces y lo estamos viendo con las acciones afirmativas, en donde, los partidos, aprovechándose de la agenda LGBTIQ+, postulan a hombres que no son parte de ese colectivo, y ocupan las sillas de las mujeres; eso lo ha denunciado incluso gente del colectivo. Otro problema que vemos es que los partidos están buscando a mujeres obedientes, sumisas, no a las que tienen experiencia, no a las que han trabajado por los derechos de las mujeres.
Si bien es cierto que la mitad del poder ya está abierto para todas las mujeres, ahora el reto es trabajar para ver quién llega a ese poder, queremos que sean feministas las que lleguen para que verdaderamente haya un cambio, no solamente de formas, sino del concepto mismo de lo que es el poder. No es lo mismo que llegue una mujer, a que llegue una mujer que tenga perspectiva feminista.
Desde el grupo Mujeres en Plural (movimiento de mujeres que trabajan desde el 2009 para el cumplimiento de sus derechos políticos, principalmente en temas de paridad), nos planteábamos ‘y con todo lo que estamos haciendo, ¿quiénes van a llegar al poder?, ¿para qué mujeres estamos abriendo esas sillas?, la conclusión fue clara: para las que lleguen, la mitad del poder es para las mujeres porque es nuestro derecho. Claro, ahora las feministas queremos cambios, no solo ocupar una silla por paridad, sino mujeres con trayectoria política que trabajen para que tengamos verdadero poder.
Las mujeres todavía no tenemos el poder real para cederlo a otra, es lo que Amelia Valcárcel llama ‘la completa investidura’. De modo que aquí te da el poder un señor, el líder del partido, el gobernador en turno, quien te elije para asumir un cargo político, es decir, se está cumpliendo con la paridad porque lo estamos obligando a hacer, se cumple la cuota, pero muchas veces se cumple con mujeres inexpertas, con todas las ganas sí, pero sin experiencia en temas de género.
Cimac: En todos estos años de historia política de las mujeres, ¿hay algún hecho en particular que a las autoras les haya llamado la atención, que consideren clave?
Cecilia: Claro, hay un hito en particular que reconocemos en el libro y fue el fraude a la ley que cometen los partidos políticos para el proceso electoral de 2009, en donde postulan a mujeres para cumplir la cuota de género, que en aquel entonces era del 60/40, pero los partidos no llegaban ni al 30 por ciento. Entonces, los suplentes eran quienes en realidad iban a tomar el poder; a escasos días de tomar posesión, renuncian nueve mujeres de todos los partidos políticos. Ese fraude a la ley ya lo veíamos venir porque los partidos estaban postulando a mujeres que eran las esposas, las hermanas, las hijas, incluso mujeres con cero carrera política, pero el suplente era el líder, el hijo de.
La forma en cómo actuaron los políticos de entonces, con ese descaro diciendo públicamente que habían postulado a mujeres propietarias para cumplir con la cuota, pero que en realidad el cargo era para tal o cual señor, ese momento fue un ‘hasta aquí’ y de ahí derivó el nacimiento de la red Mujeres en plural, ese momento, ese año, marcó un antes y un después. Recuerdo que fue Patricia Mercado, quien convocó a un grupo de mujeres de distintos partidos para organizarnos y de esa reunión salió una agenda clara para empezar a trabajar juntas.
En el libro narramos este momento y cómo se puso fin a este fraude, cuando ganamos un juicio -la histórica sentencia 12,624 del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. En ese entonces Silvia Hernández dijo “le acabamos de hacer un boquete al muro de Berlín”, y sin duda, así fue.
(El hecho narrado es conocido como ‘las Juanitas’, sin embargo la escritora aclaró que ellas nunca se refieren así al fraude porque eso significa trasladar toda la responsabilidad y la culpa en las mujeres, cuando en realidad quienes idearon todo fueron los hombres, ellas solo aceptaron el trato. Feminizar este fraude quita peso a la responsabilidad de los partidos, ya que fue en las élites partidistas donde se diseñó el fraude a la ley).
Cimac: Ya está en puerta el proceso electoral 2024, serán las elecciones más grandes en la historia del país, finalmente se logró que haya cinco gobernadoras, va a haber muchas mujeres en el panorama político, ¿cómo ven la participación política de las mujeres, hay posibilidades de fortalecer una agenda feminista o se sigue cubriendo la cuota?
Cecilia: Veo con optimismo el hecho de que estemos ante la posibilidad real, por primera vez en la historia de México, en más de 200 años, que una mujer pueda ser presidenta; y digo posibilidad, porque hasta febrero va a ser el registro de candidaturas y hasta junio será la elección, falta mucho tiempo y en el camino pueden pasar mil cosas.
Pero siguen ahí los obstáculos que mencioné antes, es decir, todas las mujeres que van a ser postuladas pueden venir desde un compromiso claro y con una conciencia clara de la historia de los derechos políticos de las mujeres o pueden ser militantes con trayectorias en sus partidos que ignoran o piensan distinto con respecto a los derechos de las mujeres o pueden ser las hijas obedientes de algún señor.
A nivel simbólico, la cantidad de mujeres participando para cargos de poder político tiene un peso muy importante, se va rompiendo la idea de que el poder no es un espacio para las mujeres, eso no es menor. Las mujeres van a empezar a romper estereotipos, con su sola presencia, al margen de su agenda, sin embargo sí estaremos muy atentas, habrá que mirar con lupa, en cada caso, cuáles son las agendas, cómo empiezan a negociar, porque en el mundo, no hay persona que llegue a un poder político sin compromisos con distintas fuerzas políticas. También esto va a ayudar a que empecemos a entender como sociedad que no es el sexo lo que define la capacidad o incapacidad para gobernar. Por ejemplo, en el caso de las dos mujeres visibles para la Presidencia de la República, se dice que las pusieron hombres, pues sí, también a los hombres que han sido candidatos a la presidencia, los pusieron otros hombres, o sea, al actual presidente otros hombres lo apoyaron, entonces volvemos a ver que quién confiere el poder es quien lo tiene.
Cimac: Para concluir, ¿algo que se haya quedado en el tintero?
Cecilia: Agradecer a Marcela Lagarde, nuestra maestra que con sobrada razón siempre dice que las mujeres estamos formadas para creer que no tenemos linaje femenino, que siempre estamos empezando de cero y no es así, este libro deja claro que sí tenemos un linaje político, aquí está la herencia de cada mujer que nos ha precedido. Queremos dejar claro a toda mujer que entre a la política institucional, que detrás tiene todo este linaje de mujeres que abrieron el camino; mientras más mujeres lo sepan, menos solas se van a sentir.
El libro esta disponible en formato digital con un costo de $159.00 pesos