En los próximos meses México podría tener a la primera mujer presidenta en la historia del país. Con esto, la lucha histórica por los derechos políticos de las mujeres podrían verse materializados. Que tengamos dos mujeres como candidatas a la presidencia del país para 2024 es reflejo de años de exigencias y organización para ser parte de la vida política y la toma de decisiones del país.
México / Sandra Rojas.- Las elecciones de este año no sólo serán las más grandes del país, podrían marcar un nuevo episodio en la historia del país, si Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez, es elegida como presidenta. En entrevista para La Cadera de Eva, Lorena Vázquez Correa, investigadora legislativa del Instituto Belisario Domínguez del Senado e Yndira Sandoval, integrante de Las Constituyentes MX analizan las implicaciones que tendría para México ser gobernado por primera vez por una mujer.
Paridad en todo
El avance en las normas electorales ha permitido posicionar a México como un país en el cual se han registrado avances muy importantes en la representación de las mujeres en la vida política del país. Las cuotas de género y el principio de paridad, aprobado en 2014 y elevado a rango constitucional en 2019 fueron pasos importantes para que las mexicanas comenzarán a ocupar más puestos de representación popular en los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal), en los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y en los organismos autónomos.
Desde 2018, el Congreso ha estado dividido en partes iguales, y nueve de los 31 gobernadores estatales ahora son mujeres, en comparación con solo una gobernadora hace cinco años. Además, por primera vez son mujeres quienes presiden la Suprema Corte de Justicia de la Nacional, el Instituto Nacional Electoral y gobiernan el Banco de México. Alcanzar la paridad no solo debe verse como un logro, es un derecho por el que han peleado las mexicanas a lo largo de los años.
Entonces, ¿México está preparado para tener una presidenta?
Lorena Vázquez responde que sí y explica que el problema no es que en el país no existieran mujeres preparadas con una amplia trayectoria política, sino que ellas no lograban acceder a estos espacios de poder, porque las élites siempre postulaban a hombres.
En la historia de nuestro país, contando a Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez son ocho mujeres las que han aspirado a la presidencia: Rosario Ibarra de Piedra, fundadora del Comité ¡Eureka! el cual fue creado tras la desaparición forzada de su hijo Jesús Piedra Ibarra y cuyo objetivo era la búsqueda de personas desaparecidas, fue la primera mujer en ser candidata a la presidencia. Se postuló para el cargo en 1982 por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y 6 años después, en 1988, volvió a competir como candidata. En las elecciones de 1994 se postularon dos mujeres a la presidencia: Cecilia Soto, de la mano del Partido del Trabajo (PT) y Marcela Lombardo Otero del Partido Popular Socialista (PPS).
Patricia Mercado, actual senadora de Movimiento Ciudadano, compitió en las elecciones presidenciales de 2006 de la mano del Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina (PASC). La equidad de género, despenalización del aborto, despenalización de la mariguana, y legalización del matrimonio LGBTQ+, son algunos de los temas que impulsó durante su campaña. Josefina Vázquez Mota, quien durante el sexenio de Vicente Fox fue titular de la Secretaría de Desarrollo Social y en el gobierno de Felipe Calderón fue secretaria de Educación Pública se convirtió en 2012 en la primera mujer en ser candidata a la presidencia por el PAN. Otra panista que buscó ser presidenta fue Margarita Zavala, decidió competir en las elecciones de 2018, pero como candidata independiente: 45 días antes de los comicios renunció a su candidatura sin mostrar apoyo o declinación por alguno de sus contrincantes.
¿Un gobierno feminista?
Que una mujer llegue al poder no garantiza que gobierne con una agenda de género, tal como pasó con algunas de las gobernadoras que fueron electas en 2021 como Mariana del Pilar Ávila, gobernadora de Baja California, Layda Sansores, gobernadora de Campeche y Lorena Cuéllar, gobernadora de Tlaxcala, que aun cuando eran mujeres que accedieron a esas candidaturas gracias a la lucha de paridad de género no integraron sus gabinetes de manera paritaria.
“No es lo mismo ser feminista que ser solamente una mujer dentro de la política, ahí radica la diferencia. Las mujeres somos más que una Presidencia, somos más que 2 candidatas, las mujeres somos la principal fuerza política del país. Sin embargo, ser mujer a cargo de un espacio de poder no es sinónimo hasta el día de hoy, por desgracia, de cambios sustantivos en la condición y en la calidad de vida de las mexicanas” (Yndira Sandoval, integrante de Las Constituyentes MX)
Sea feminista o no el nuevo gobierno, para Lorena Vazquez e Yndira Sandoval es indispensable que se garantice la autonomía física, política y económica de las mujeres. Por lo que, uno de los temas prioritarios es el reconocimiento de las violencias contra las mujeres como un asunto de emergencia nacional, ambas expertas consideran que las políticas públicas al respecto no están dando resultados.
Aunque durante 2023 el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) registró la cifra más baja de feminicidios en el país en lo que va del sexenio (827 casos), la violencia contra las mujeres persiste en otras formas y aún no se erradica: tan sólo en diciembre de 2023 se registraron 18 mil 493 casos de violencia familiar, sumando un total de 284 mil 140 presuntos delitos en el año. Ciudad de México, Estado de México y Nuevo León son los estados con más reportes.
«No me parece que sea un problema sencillo para ninguna mujer ni para ningún hombre. Me parece que son problemas más sociales que van a requerir, además de mucha voluntad política, mucha habilidad y acercarse a los mejores perfiles que puedan lograr esos objetivos» (Lorena Vazquez, investigadora del Instituo Belisario Domínguez)
Otro tema imprescindible es garantizar los derechos reproductivos y sexuales, y el acceso a la salud a las mujeres.
La despenalización del aborto a nivel nacional es una de las principales exigencias del movimiento feminista en México, donde sólo en 12 de los 32 estados es legal la interrupción del embarazo aunque existe una jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia en la materia que obliga a las instituciones de salud pública federales, como son el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) o Pemex, a ofrecer el servicio de forma gratuita e impide que el personal médico pueda ser criminalizado por practicarlo. Yndira Sandoval menciona que es necesario un decreto presidencial que despenalice el aborto y que reconozca el derecho humano de las mujeres a decidir sobre su cuerpo.
«No estoy de acuerdo en decir el aborto ya no es tema, ya está superado, vamos a otros asuntos, cuando las mujeres no hemos podido decidir sobre nuestro primer territorio, que es nuestro cuerpo» (Yndira Sandoval)
Conformar un Sistema Nacional de Cuidados es otro de los grandes retos, pues las desigualdades de género están estrechamente ligadas a que la crianza, así como el trabajo del hogar y los cuidados están relegados a las mujeres, lo que impide su desarrollo profesional y personal; en México una mujer tiene que trabajar 51 días extras para tener el mismo sueldo que los hombres, esto de acuerdo con datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Además, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señala que las brechas de género tienden a aumentar durante los años de formación de la familia, ya que la carga de la maternidad tiene efectos negativos sobre la participación de la mujer en la fuerza de trabajo, su remuneración y su progresión profesional.
«Me atrevería a decir que si la candidata que gane las elecciones logra en los próximos 6 años concretar un Sistema Nacional de Cuidados su sexenio sería exitoso en relación con la agenda de las mujeres porque el tema de cuidados sigue siendo uno de los temas que más aumenta la brecha entre mujeres y hombres en todos los sentidos», mencionó Lorena Vazquez.
Paridad en la mira
Lorena Vazquez advierte que si alguna de las dos candidatas es electa presidenta su desempeño va a estar sometido a evaluaciones más rigurosas, debido a los sesgos de género, que hacen suponer que hay una falta de capacidad de las mujeres políticas para acceder a los cargos más altos de toma de decisión. De acuerdo con las estimaciones de la investigadora legislativa del Instituto Belisario Domínguez, el papel que desempeñe la persona electa influirá para abrir o no el camino para que más mujeres lleguen a ocupar este cargo. Sin embargo, es importante visibilizar que el poder no recae sobre una única mujer que podría gobernar, si no que se requiere de los 3 poderes para trabajar en la agenda de género.
“Tengo la esperanza, porque también soy ciudadana, de que el hecho de que sean mujeres mejore las cosas. Pero también soy muy consciente de que, como dice Jennifer Piscopo las mujeres no son unicornios mágicos y probablemente no van a resolver todos los problemas mágicamente, además enfrentamos grandes problemas en términos de seguridad pública” (Lorena Vazquez)
Sobre los factores podrían influir en los resultados de las elecciones, la investigadora del Instituto Belisario Domínguez mencionó que, a pesar de que en México persisten muchos estereotipos de género en término de elecciones el país ha demostrado que sí selecciona a mujeres cuando están en la boleta, pues independientemente de si el candidato es hombre o mujer la práctica política es votar por un partido o coalición en específico, sin que influya tanto o que desincentive el hecho de que hayan postulado a una mujer.
Al respecto, Yndira Sandoval dijo que, aunque el feminismo no tiene una candidata, espera que con la posible llegada de una mujer a la presidencia se comience a transitar a un cambio de orden político donde las mujeres estén al frente y los derechos al centro y que permita que los procesos electorales se realicen en igualdad de circunstancias, libres de violencia y sin ningún agresor en el poder.
“Las mujeres ya llegamos para quedarnos, pero también para transformarlo todo, que una mujer sea presidenta en México representa el cambio de las reglas, pero ahora se requiere cambiar un régimen y no solamente unas leyes. Así las mujeres gobernaran en los más de 2 mil 400 municipios, así ocuparan los 500 curules de San Lázaro o los escaños del Senado y todos los congresos, sólo mujeres, si no hay una despatriarcalización, no habrá ningún tipo de transformación” (Yndira Sandoval)
Las elecciones de 2024 serán las más grandes de la historia de México