Home > México > Josefa Ortiz de Domínguez, la mujer que sostuvo una conspiración por la Independencia

Josefa Ortiz de Domínguez, la mujer que sostuvo una conspiración por la Independencia


Josefa Ortiz de Domínguez nace en Morelia, 8 de septiembre de 1768 y muere en la Ciudad de México, 2 de marzo de 1829, fue la mujer que sostuvo la conspiración para que la Independencia fuera posible, pero ¿cuánto sabes de su vida?

México.– Vida, lucha, muerte, palabras que adquieren otro significado cuando nacen desde el genuino deseo de cambio, personas que después se denominan “héroes”, pero que sólo adquieren una dimensión de compromiso y entrega por un objetivo que supera lo meramente individual. Así, los eventos parteaguas van tejiendo la historia de un pueblo o toda una nación, cimentados en los actores que pusieron a girar la rueda de los acontecimientos.

Tal es el caso de la Independencia de México, un período abiertamente criticado por muchas y muchos historiadores sobre todo por las motivaciones y las consecuencias, pero sin duda uno de los momento más relevantes en la construcción de lo que hoy concebimos como país.

Es ahí donde comienzan a sonar los nombres, pero entre ellos Josefa Ortiz de Domínguez ha quedado cristalizada como la mujer por la que fue posible liberarse del yugo imperialista, sin embargo, ¿conoces realmente quién fue esta mujer?

Una breve historia sobre resistencia 

Considerada popularmente como una pieza fundamental de la Independencia, Josefa sostuvo sobre sus hombros la tarea de ser un muro de contención para que la conspiración no se desplomara, una mujer descrita como de carácter fuerte e ideales liberales, un ser apasionado y con el sueño de ver una patria libre y digna.

Su nombre completo era María Josefa Crescencia Ortiz Girón y hay un fuerte debate sobre su fecha y lugar de nacimiento, aunque entre lo más aceptado es que llegó a esta vida el 8 de septiembre de 1768 en Valladolid, lo que hoy es Morelia, Michoacán, aunque otras versiones aseguran que nació en la Ciudad de México.

Fue una niña que tuvo que enfrentar la pérdida de sus padres a muy temprana edad y fue criada por su hermana mayor, María Sotero Ortiz, quien la apoyó para que la pequeña Josefa ingresara al prestigiado Colegio de las Vizcaínas, donde desarrolló su amor por el conocimiento y destacó por sus ideas cercanas a la Ilustración.

Un día el Colegio recibió la visita de funcionarios ente los que iba Miguel Domínguez, el cual se enamoró de Josefa y pidió permiso para visitarla. Fue una relación rápida y aparentemente apasionada: se hicieron novios y el 23 de enero de 1791 se casaron en el Sagrario Metropolitano de la Ciudad de México. Josefa tendría 23 años.

La posición política: no rendirse 

Este fue el inició de Josefa en la política, pero no te vayas con la finta, su matrimonio y el puesto de su esposo no determinaron sus acciones ni cimentaron su identidad, pues Doña Josefa, como se le empezó a llamar, era criolla y se identificaba con el abuso que sufría esta parte de la sociedad a manos de los españoles, los gachupines, los usurpadores. Los criollos era considerados ciudadanos de segunda clase y eran relegados a puestos de segundo nivel en el virreinato.

En 1802 Miguel Domínguez, esposo de Doña Josefa, fue promovido por Félix Berenguer de Marquina, virrey de Nueva España, al cargo de Corregidor de la ciudad de Santiago de Querétaro a donde se trasladó la pareja.

 

 

El descontento entre los criollos aumentó con el tiempo, lo que hizo que organizaran “veladas literarias” donde se hablaban sobre ideas de libertad y se fraguaba lentamente un sueño de independencia. Josefa se integró con genuino interés a estas veladas donde se reunían abogados, militares, comerciantes, académicos y demás pensadores para discutir el descontento contra la Nueva España.

Lo que comenzó como charlas acaloradas alcanzó un nivel de organización que se consolidó en un plan para levantarse en armas el primero de octubre de 1810. Pero como no todo sale como lo planeamos, el 13 de septiembre fueron descubiertos por un infiltrado que informó a las autoridades y al virrey sobre una conspiración en Querétaro.

Por órdenes virreinales Miguel Domínguez fue obligado a realizar un cateo en diferentes hogares para descubrir a los conspiradores, pero la historia cuenta que para evitar que su esposa alertara a los demás implicados en la conspiración la encerró en un cuarto bajo llave, pero ella pudo avisarles a los caudillos que habían sido descubiertos con los golpes de su tacón –de ahí que los tacones de Doña Josefa sean famosos–.

De esta manera Miguel Hidalgo, Juan Aldama e Ignacio Aldama fueron notificados por Ignacio Pérez que escuchó el llamado de Josefa, lo que desencadenó que Hidalgo, párroco del pueblo de Dolores, Guanajuato, convocara al pueblo para levantarse en armas la madrugada del 16 de septiembre de 1810, fecha que se ha asignado como inicio de la guerra por la Independencia de México.

Cuando fueron descubiertos, los Domínguez permanecieron en la corregiduría hasta el 14 de diciembre de 1813, pero fueron acusados de conspiradores y fueron recluidos en los conventos de la Cruz y Santa Clara, en donde estuvieron en calidad de esclavos los primeros días del conflicto.

Sin embargo, por su condición de salud (además de que Josefa estaba embarazada), fue trasladada al convento Santa Catalina en donde permaneció hasta 1817, cuando Miguel Domínguez pidió a Juan Luis de Apodaca que los liberaran pues ya su tiempo como caudillos había terminado.

Pero no creas que Josefa dio el aviso y ya porque durante muchos años estuvo activa en la lucha, mandando recados o dinero cuando podía para seguir apoyando la causa. Incluso después de ser liberada en 1817 su casa volvió a fungir como punto de reunión para los republicanos.

La última época de su vida la pasó en México en la casa número 2 de la calle de Indios Triste. Ahí murió en abril de 1829 y su cuerpo fue trasladado al convento de Santa Catalina. Un año después murió Miguel Domínguez.

Es indudable que a pesar de que todavía existen muchos espacios en negro de la biografía de Doña Josefa Ortiz de Domínguez, fue una mujer destacable durante su tiempo y muchos años después, reconocida como la madre de la Independencia, la persona sin la cual probablemente la lucha por la liberación hubiera sido tajantemente distinta e, incluso, tal vez hubiera fracasado.

 

Este artículo fue publicado originalmente por Cultura Colectiva

Print Friendly, PDF & Email