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Por la cuarta: Efectos del Covid 19 por Enriqueta Burelo Melgar

Enriqueta Burelo Melgar Programa de la Mujer, Consejo Estatal de Población 1984, Fundadora del Departamento de Género, UNACH y fue Secretaria Municipal de la Mujer, Tuxtla Gutiérrez (2015-2018). Se ha desempeñado como articulista y conductora de televisión. Colaboró en el libro Desde mi Piel, un retrato de 20 políticas chiapanecas en el 2015.

Por la Cuarta | Enriqueta Burelo Melgar

A 52 días de encierro uno ya puede presumir que sabe de aislamiento, porque cuarentena ya la pase a todo lujo en casa de mi mamá cuando nació mi hija, solo me tocaba darle el pecho (para no decir mamar que tiene muchas connotaciones) y a dormir con ella. Salí precisamente a los 40 días cuando llevé a mi hija a presentar a la Virgen a la Iglesia de Guadalupe, soy feminista guadalupana, como diría Diego Rivera, en México, uno puede ser marxista pero no dejaras de ser guadalupano.

Hoy ya tengo 13 días de ventaja, pero las diferencias son muchas, esta fue casi obligatoria, ante la amenaza de un virus letal y que además amenazaba a las de mi generación, o sea a las de la 4T, si bien no tengo hipertensión, ni diabetes, soy galana como dicen en Chiapas y  eso es un síntoma de vulnerabilidad, y eso me pegó al principio, ya que me sentía viviendo mi segunda juventud, y como diría José Alfredo Jiménez: Pero voy a sacar juventud de mi pasado y le dije al COVID y a López Gattell: te voy a enseñar a querer, como nunca has querido…

Me compré mi frasco de vitamina C con equinacea de la cual solo he tomado dos pastillas, ya me había tomado un frasquito de Redoxon, según yo para prepararme para el COVID, como si fuera un resfriado común, haciendo coraje en las mañaneras, que si sales que si no sales, que el COVID está a la vuelta de tu casa, la desinformación en todo su esplendor, miles de recetas por si te da COVID, pero ninguna receta milagrosa para adelgazar.

Al principio me pegó duro el negocio del aislamiento, ya me sentía de las empresarias en la lista de Forbes, y zaz, el aislamiento, le pega a mis sueños guajiros, las primeras semanas asistía al estudio del periódico donde se transmitía el programa donde participo, nos fuimos quedando dos arriesgados, y llego un momento que nos adecuamos a la nuevas tecnologías y zoom by zoom,  eso es terapia para mi todos los días a las 20.00 horas sentadida frente a la compu, el otro día ni me cambie, estaba usando una bata de buen ver, nada más me peine y unos aretes, escribir, grabar videos, maratonear,  me remuerde la conciencia levantarme a las 11:00 pero afortunadamente sólo tengo chucho que me ladra. Leer, estudiar sobre seguros, hasta  grabe audios para un programa de radio en la CDMX para un programa “SOROR” de esos que se trasmiten por plataformas. Bueno, me estoy reinventando.

En ocasiones he rezado desde lo más profundo del corazón y díganme ¿quién no?, por mi hija, los amigos y las amigas, la familia, a punto de hacer el testamento pero no es septiembre, cuando es más barato; sentí taquicardia, me faltaba el aire, no quería ni toser, me daba pánico pescar una gripa, como geminis, mi debilidad son los problemas respiratorios y no quería que el COVID se enterara, con eso de que son virus inteligentes, siente uno pasos en la azotea…

Y luego los kilos, soy muy floja para hacer ejercicio, lo mío son las células grises, como diría Hercule Poirot, el gran detective belga, “que ellas se ejerciten”, así que decidí tomar unas pastillas zukanol, que alguna vez intente tomar, a insistencia de una tía, que ya me ha querido mandar hacer de esas operaciones milagrosas que pierdes todos los kilos juntos, y quedas como varita de nardo, pero me da miedito y hace falta paga, así que compre el zukanol, las tomé el primer mes, no supe si baje o no, ya que no tenía bascula a la mano, pero me la pasé en el baño, tomé más agua que nunca en mi vida y no sé si por efecto del Coronavirus o de las pastillas, le dejé de encontrar gusto a la Coca Cola, un beneficio colateral, hoy debido a un obsequio cambie al chupa panza, ya les contaré.

En este segundo mes al principio me sentía como un encierro, pero en esa costumbre taurina que consiste en correr delante de una manada no muy numerosa de toros o novillos y aquí quienes nos persiguen son los coronavirus que saltan por todos lados, poco a poco aprendí a gestionar la pandemia, ya salgo a caminar por las noches en mi colonia que son calles seguras, ya no me da remordimiento levantarme a las 11:00 ya volveré a la nueva normalidad, si preocupa e inquieta las charlas en los chat, conocidos infectados, de algunas muertes de primos, tíos, de papas que se niegan a cuidarse y están atendiendo sus negocios tan campantes, pasas por el centro y ves el mercado lleno y hasta una manifestación en el palacio, creo que han leído mucho y mal sobre el contagio del rebaño, y no quiero decirles rebaño de ovejas, porque esas pertenecen a los partidos políticos.

Unos sueños tan raros, el otro día soñé que era novia de un amigo que es homosexual, no sé si es una premonición que quiere que lo vuelva al camino de la heterosexualidad o cual será el propósito de este sueño covidiano, ya me quedé intrigada.

Las cosas domesticas nunca han sido mías, solo he limpiado mis dos libreros, mis discos están esperando, ya tienen casi dos meses, ya les llegara su turno, cuando mi ánimo esté para eso, cuando mis guías espirituales me digan: hoy es el día perfecto para limpiar los discos, los astros están conectados con los Beatles.

Que nos queda: Tirar la toalla, pero al lavadero o a la lavadora, olvidemos un poco si somos del grupo vulnerable, olvidemos los años y los kilos, no las risas, ni abrazos dados, y los que vamos a dar, hay que reinventarnos cada día, como los girasoles buscando el sol o como JLo con Alex Rodríguez, que me lo preste, un día para jugar al béisbol y que me meta home run con casa llena…

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