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Cierran refugio para víctimas de violencia en Veracruz


Veracruz / Ana Alicia Osorio (Testigo Púrpura).- El refugio para mujeres víctimas de la violencia que se encontraba en Orizaba cerró sus puertas, pues no cuenta con recursos.

María de la Cruz Jaimes García, integrante del colectivo feminista Cihuatlahtohlli que operaba el refugio, señaló que ya no reciben a más mujeres puesto que no tienen el dinero que implica brindar un espacio, alimento y asesorías a quienes lo necesitan.

Ziwacaitzintli (casita de mujeres) era un refugio que estaba trabajando desde hace 15 años y según el colectivo albergó a 840 mujeres y brindó asesorías a más de 3 mil 400. Ahora ese espacio para preservar la vida de quienes sufren violencia dejó de estar disponible.

Los refugios para mujeres víctimas de violencia se encuentran contemplados en la Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que señala que los gobiernos de todos los niveles deben contar con estos espacios para salvaguardar la vida de las sobrevivientes.

En el estado de Veracruz solamente existían tres refugios: dos operados por la sociedad civil y uno por el Gobierno del Estado. Ahora quedan solo dos.

Ziwacaitzintli (ubicado en Orizaba, un municipio con Alerta de Violencia de Género) recibía a mujeres enviadas por los gobiernos para preservar su vida, especialmente de la zona serrana de Zongolica.

Pese a ello, este año el colectivo Cihuatlahtolli dejó de recibir los fondos federales que se les entregaban en especie para apoyar la manutención del sitio y tenía que operar con su propio dinero.

“Teníamos un apoyo que aunque no era un apoyo como lo recibían otros refugios nosotras trabajábamos seis meses con el PAIMEF y el PAIMEF nos daba por seis meses alimentos, artículos de limpieza e higiene personal, entonces aunque no nos lo daban juntos, aunque nos daban a veces sin darnos nada (…) eso nos ayudaba mucho”, dijo Jaimes García.

La operación cuesta entre 350 y 500 pesos diarios, según la integrante del colectivo, a lo que se suma los apoyos que les brindaban. Por eso se volvió imposible mantenerlo sin recursos gubernamentales.

Para evitar el cierre del espacio, el colectivo organizó una campaña de recolección de fondos y algunas personas solidarias hicieron rifas pero fue imposible juntar el dinero que necesitaban.

Jaimes García informó que en el refugio aun se mantienen tres mujeres que necesitan un espacio seguro, por lo que siguen en el sitio hasta que sea posible que se reintegren a sus viviendas; sin embargo ya no recibirán nuevas.

Además, dijo que las actividades de educación y asesorías seguirán brindándolas en la zona (como un centro de atención externa) ya que es un sitio con altos índices de violencia contra las mujeres y que no es atendido por parte de las autoridades.

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