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México y Brasil, países con más feminicidios en América Latina


Mientras el presidente se niega aceptar los aumentos de feminicidio en el país, México junto a Brasil siguen siendo los países con más feminicidios en América Latina y las dos regiones en la que la ausencia de Justicia es el común denominador

México / Daniela Blandón Ramírez  (France 24).- En 2018, al menos 3.529 mujeres fueron asesinadas por razón de su género. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal), Brasil y México presentan el mayor número de casos en una región en la que la ausencia de Justicia es el común denominador en un desangre que no para.

“Hoy fue mi hija, mañana puede ser la de ustedes”, fue la primera reacción que tuvo en medios locales María Magdalena Antón Fernández, cuando tuvo noticia de su hija Fátima, de siete años, cuyo cuerpo sin vida y con signos de tortura y agresión sexual apareció el 17 de febrero en una bolsa de basura al sur de Ciudad de México.

Sus palabras no están lejos de la realidad en un país acostumbrado a ver la barbarie de cerca y en el que cada día se cometen, en promedio, tres feminicidios.

En las últimas semanas, miles de mujeres han salido a las calles de Ciudad de México para condenar este fenómeno con no solo el feminicidio de Fátima de trasfondo, sino el de Ingrid Escamilla y de muchas otras, tantas, más.

Llamar y tipificar como feminicidios estos casos, y exigir Justicia por ellos, llegó en 2009 luego de un proceso que sentó un precedente regional: por primera vez el término ‘feminicidio’ en América Latina llegó a oídos de los tribunales internacionales. Y no sería la última.

En 2001, ocho mujeres fueron secuestradas, violadas, asesinadas y abandonadas en un campo algodonero, en el estado de Ciudad Juárez. “Cuando las madres pusieron la denuncia de la desaparición de sus hijas en la policía les decían que estaban con el novio (…) Finalmente este caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos que dice: aquí hay una violencia basada en género”, explica a France 24 María Fernanda Vargas, abogada de la Corporación Humanas Colombia.

La diferencia entre el muy conocido caso del campo algodonero y los escalofriantes y constantes crímenes que azotan al país azteca en la coyuntura, es que en 2001 el feminicidio ni siquiera era delito a la luz del código penal de los países. En cambio, hoy, todas las naciones de la región –excepto Cuba y Haití- tienen aprobadas leyes que penalizan esta práctica, de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU).

México y Brasil son los países que registran más casos de feminicidio al año en la región, mientras que la tasa más alta por cada 100.000 habitantes la tiene el denominado Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Honduras y Guatemala), además de Bolivia.

Un crimen de odio por el hecho de ser mujer

Luz Estrada, coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio de México, afirma a France 24 que “el odio, la discriminación y la violencia tienen su expresión por medio de las formas brutales en las que los cuerpos de las niñas, adolescentes y mujeres adultas son sometidos y de esta forma se evidencia el desprecio hacia ellas”.

Con una tasa de 1,6 por cada 100.000 habitantes, América Latina es la segunda región más letal para las mujeres después de África, según un informe publicado por Naciones Unidas en 2018. El mismo reporte revela que 137 mujeres son asesinadas cada día en el mundo por un miembro de su familia. Y que dos de cada tres asesinatos de mujeres son cometidos por las parejas o familiares.

En resumen: el hogar es el sitio predilecto para los feminicidas.

El feminicidio en el mundo y en América Latina.© Naciones Unidas – Semáforo Delictivo / France 24

 

Los países en los que ser mujer es más peligroso

Para hablar de feminicidio (algunos lo llaman femicidio) es clave entender que, una cosa es que asesinen a una mujer, y otra que lo hagan por el hecho de lo sea. Y que sus características dependen del país en el que nos ubiquemos. Algunos, por ejemplo, solo lo consideran así cuando es cometido por su pareja o expareja sentimental.

La coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio de México señala que este delito “puede ser cometido por familiares o desconocidos de manera indistinta, por lo que dejar de lado aquellos feminicidios cometidos por personas sin ningún vínculo sentimental con la víctima, excluye de tener acceso a la Justicia a un gran número de casos de mujeres asesinadas por razones de género”.

Si de número de casos se trata, Brasil y México llevan la delantera regional, de acuerdo con estadísticas de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal). No obstante, El Salvador, Honduras, Bolivia y Guatemala se llevan los deshonrosos primeros puestos en el ranking de las tasas más altas por cada 100.000 habitantes.

El feminicidio en América Latina (2018)© France 24

De acuerdo con el Observatorio de Igualdad de Género de esa organización, en 2018 fueron asesinadas más de 3.500 mujeres en la región bajo la modalidad de feminicidio. Un promedio simple arroja que este fenómeno ocurre diez veces al día, es decir, uno cada poco más de dos horas.

Un delito “nuevo” que cada vez deja más y más víctimas

Del feminicidio se habla desde el siglo XIX, pero fue apenas hasta el siglo XXI que el término comenzó a acuñarse en los sistemas penales de la región, más aún cuando la saña y la crueldad se convirtieron en el común denominador de esta clase de casos.

“Tenemos por ejemplo el ‘over kill’, es decir, que lo que busca es generar el mayor daño posible antes, durante y después de la muerte. La existencia de la sevicia por lo general nos permite identificar si estamos al frente de un feminicidio o no”, afirma la vocera de Humanas Colombia.

Para la ley, si cometer un homicidio es delito, hacerlo contra una mujer es más grave. Y lo es más aún si es perpetrado por razón de género. En ese caso, las concesiones de la Justicia son casi nulas para el victimario.

Así como las condiciones para determinar que un homicidio es feminicidio, o no (según el país), también determina la pena para el perpetrador. Argentina y Chile, por ejemplo, contemplan la cadena perpetua, mientras que en las otras naciones se establecen penas que van entre 10 y 60 años. Según la ONU, 13 países de la región han aprobado leyes integrales y 18 más han penalizado el feminicidio entre 2006 y 2018.

Para Santiago Roel, director de Semáforo Delictivo de México, “es muy difícil a veces para las autoridades determinar si un crimen es un feminicidio o un homicidio en el que la víctima es mujer. En un país como México, muchos de estos homicidios podrían confundirse con feminicidio y no lo son, tienen otras causas, por ejemplo, la mujer estaba vendiendo drogas para un grupo rival”.

Un manifestante sostiene una pancarta que dice “Ingrid Escamilla. El amor romántico mata”, en una protesta contra la violencia de género en el centro de la Ciudad de México, México, 14 de febrero de 2020.© Andres Martinez Casares / Reuters

Pero más allá de penalizarlo o no, uno de los grandes problemas es la impunidad. En su más reciente informe sobre violencia y discriminación contra mujeres, niñas y adolescentes, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos advierte que esta clase de asesinatos por lo general ocurre en un contexto de limitado acceso a la Justicia.

El Estado, uno de los principales responsables por no proteger a las mujeres

 

 

Santiago Roel considera que el feminicidio se puede prevenir con alertas tempranas sobre abuso sexual o violencia intrafamiliar. Uno de los principales factores de riesgo es el exceso de confianza, pues la mayor parte de las violaciones se comete en casa y los principales violadores son parientes o desconocidos.

Según la iniciativa Spotlight, un programa conjunto de la ONU y la Unión Europea orientado a eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas, una de cada tres mujeres mayores de 15 años ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida.

“La víctima seguramente sufrió violencia emocional, física, patrimonial o económica o sexual y si no se resolvió eso de alguna manera por la vía del entendimiento de la terapia oportuna o de un divorcio oportuno, o la mujer no buscó refugio o el Estado no se lo prestó, todo eso puede terminar en un feminicidio”, dijo Roel a France 24.

En efecto, el Estado es considerado como uno de los principales responsables de este fenómeno que golpea a la región. “Los lugares donde hay pobreza son lugares que han sido abandonados por el Estado y ese abandono institucional pone a las mujeres en mayor riesgo”, concluye la corporación Humanas Colombia.

Como lo resume la Organización de Estados Americanos (OEA):

“Los altos índices de violencia contra ellas, su limitado o nulo acceso a la Justicia, la impunidad y la persistencia de patrones socioculturales discriminatorios, entre otras causas, inciden en el aumento del número de muertes”.

Pero las estadísticas se quedan cortas. Muchos casos no son denunciados o son confundidos con homicidios tradicionales. Y el desangre no para.

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